La música del bar se filtraba entre risas y conversaciones animadas, creando el ambiente perfecto para una charla entre viejos amigos. Damián y Alexandro se sentaron en un rincón apartado, rodeados de luces tenues y el murmullo de fondo.Aunque la atmósfera era relajada, la tensión en el aire no podía disimularse.Alexandro tomó un sorbo de su trago sin apartar la vista de la barra. Su expresión era inescrutable, pero Damián, siempre perceptivo, lo observaba con una sonrisa juguetona.—Tienes cara de no haber dormido en toda la semana, amigo —dijo Damián con una risita mientras giraba su copa entre los dedos.Alexandro resopló, apoyando un codo en la mesa.—No es solo eso —respondió sin demasiado entusiasmo.Damián arqueó una ceja, adivinando la causa de su malhumor.—¿No me digas que es por Vanessa?Alexandro lo miró fijo antes de soltar una risa seca.—¿Tú crees que soy idiota? Es obvio que te has dado cuenta. Pero no es solo eso. Es... complicado.Damián sonrió con picardía.—Compl
El sofá estaba demasiado cómodo para que cualquiera de los dos se despertara rápidamente. Nico estaba acurrucado en los pies del sofá, como si tuviera la misma misión que ellos: mantenerse en su propio pequeño rincón.Vanessa despertó primero, aunque aún estaba medio dormida. Abrió los ojos lentamente, sintiendo una calidez inesperada a su lado. Al mover un poco la cabeza, se dio cuenta de que Alexandro estaba justo allí, abrazándola. La cercanía, el calor de su cuerpo, la hizo sentir algo dentro que no sabía cómo describir.Con cuidado, se deslizó fuera del sofá, intentando no despertarlo. Se dirigió a su habitación para darse una ducha rápida y vestirse. Cuando bajó las escaleras con el cabello húmedo y su bata de baño , un aroma delicioso la envolvió.Entró a la cocina y se detuvo en seco.Alexandro estaba allí, sirviendo café con una expresión relajada, vestido únicamente con una bata de baño entreabierta que dejaba ver parte de su torso.Vanessa tragó saliva y desvió la mirada rá
En la oficina, la pasarela para el desfile de los pasantes estaba en proceso de montaje, los modelos llegaban para pruebas de vestuario, y los diseñadores corrían de un lado a otro, ajustando telas y ultimando detalles. Vanessa, Mariana y Sofía estaban en la cafetería de la empresa, disfrutando un café mientras intentaban no dejarse llevar por el estrés del evento. —A ver, Vane —comenzó Sofía, apoyando los codos en la mesa y mirándola con picardía—, ya nos diste un adelanto por mensajes esta mañana, pero quiero detalles. ¿Cómo es eso de que te despertaste abrazada a Alexandro? Mariana, con una sonrisa traviesa, se inclinó hacia adelante. —Sí, sí, sí. Y más importante... ¿Hubo besos? Vanessa tomó un sorbo de su café, como si eso le diera tiempo para pensar su respuesta. —Pues… —intentó sonar indiferente, pero el rubor en sus mejillas la delató—. Nos quedamos dormidos hablando en el sillón. Y sí, nos despertamos abrazados… con Nico a nuestros pies. Sofía ahogó un gritito em
En Montenegro Luxe los Modelos, diseñadores y pasantes iban de un lado a otro ultimando detalles para el desfile de la noche. Vanessa supervisaba su equipo con energía, asegurándose de que cada pieza estuviera en su punto. Sofía y Mariana la ayudaban, revisando ajustes en los vestidos y dando órdenes. —¡Que no se les olvide el cambio de luces en la última salida! —exclamó Vanessa, revisando su tablet—. Y Mariana, ¿puedes verificar que los zapatos de la modelo principal sean los correctos? No quiero accidentes en la pasarela. —Voy, jefa —respondió Mariana con una sonrisa burlona antes de desaparecer entre el equipo. Sofía se acercó a Vanessa con una taza de café en la mano. —Bueno, ¿y el jefe? —preguntó con picardía—. Porque sabemos que le encanta tener el control, pero hoy ha estado bastante calladito. Vanessa resopló, dándole un sorbo a su café. —No tengo idea. Lo que Vanessa no sabía era que Alexandro estaba en su oficina, con Damián, completamente sumido en un dilema emocio
La celebración tras el desfile había sido un caos alegre, con risas, aplausos y conversaciones sobre los éxitos de la noche. Vanessa estaba agotada, pero feliz. Se había dado cuenta de que todo el esfuerzo valió la pena cuando vio las sonrisas de los asistentes y los comentarios positivos sobre su trabajo. Mientras estaba en el vestuario, revisando algunos detalles finales, su teléfono vibró sobre la mesa. Era un mensaje de Mariana: "¡Lo hiciste increíble! Ya te estamos esperando para la fiesta. ¡Nos vemos pronto!" Vanessa sonrió, pero antes de responder, su mirada se desvió hacia el ramo de flores que descansaba sobre la mesa. Era un arreglo impresionante de rosas rojas, lirios blancos y algo de verde ornamental. No era algo que esperara recibir esa noche. Se acercó, curiosa, y vio que venía con una tarjeta. La tomó y leyó la nota en letra cursiva: “Vanessa, mi más sincera admiración por tu talento y trabajo. Sería un honor poder conversar más sobre el futuro de la moda. Acepta
El ambiente en el bar estaba en su punto más alto. La música vibraba, las risas resonaban y Vanessa, con unas copas de más, estaba más desinhibida que nunca.—Sabes, Montenegro —dijo de repente, inclinándose hacia Alex y señalándolo con el dedo—. Eres… ridículamente sexy.Alexandro arqueó una ceja, divertido.—¿Ah, sí?Vanessa asintió con vehemencia, bebiendo otro trago.—Mmm sí… pero también eres un mandón… un gruñón… ¡y un celoso de mierda!Sofía y Mariana estallaron en carcajadas, mientras Damián y Pablo apenas contenían la suya.—Dios, amo cuando se emborracha —susurró Mariana a Sofía.—¡No estoy borracha! —reclamó Vanessa, pero en cuanto se movió, terminó cayendo directamente contra el pecho de Alexandro.Él la sostuvo con facilidad, sus manos firmes en su cintura.—Sí, claro, nena —murmuró con una sonrisa divertida—. Se nota.Vanessa lo miró fijamente, sus ojos brillando por el alcohol y algo más. Luego, sin previo aviso, se inclinó y le estampó un beso en los labios, uno espont
El sol se filtraba tímidamente por las cortinas de la habitación, iluminando el rostro de Vanessa, quien apenas comenzó a despertar con una punzada de dolor en la cabeza. Soltó un quejido y se removió entre las sábanas, pero algo en la mesita de noche llamó su atención.Parpadeó varias veces y sonrió al ver lo que Alexandro había dejado para ella: una pastilla para el dolor de cabeza, un vaso de agua, una rosa y una nota doblada con su letra elegante.Tomó la nota con curiosidad y la abrió."Buenos días, mi pequeña vampiresa. Espero que esto ayude con tu ‘no me embriagué tanto, Alex’. Ayer casi me dejas marcado de por vida. Por cierto, me debes un beso… pero sin mordidas esta vez.PD: Te veías hermosa durmiendo. Aunque Nico roncó más que tú.”**Vanessa se tapó el rostro con la nota, sintiendo cómo sus mejillas se encendían. Recordaba a medias la noche anterior, pero sí tenía un vago recuerdo de haberle mordido el cuello a Alexandro. —Ay, Dios… —murmuró, riendo entre dientes.Se sentó
El sonido de sus tacones resonó con elegancia en los pasillos de Montenegro Luxe, marcando su presencia con cada paso. Vanessa entró a la empresa sosteniendo su café con firmeza, mientras unas enormes gafas de sol ocultaban la ligera resaca que todavía sentía. La noche anterior había sido intensa, y aunque había dormido algunas horas, aún quedaban rastros del cansancio en su cuerpo. Sabía que el caos la esperaba apenas cruzara la puerta, y, como era de esperarse, no se equivocó.—¡Llegó la estrella de la noche! —exclamó Sofía con una sonrisa burlona en cuanto la vio.—Y la que se robó el show con cierto CEO —añadió Mariana, cruzando los brazos con una mirada pícara.Vanessa puso los ojos en blanco con dramatismo, intentando caminar directo a su oficina, pero sus amigas, anticipando su escape, bloquearon su paso con una sincronización impecable.—Ni lo pienses, Vane. Habla ahora o te sacamos la verdad a la fuerza —dijo Sofía, mirándola con diversión y cruzándose de brazos.Vanessa susp