Omnisciente.
El resonar de unas botas despertó a la mujer en su celda, su melena negra cayó a cada lado de su rostro y sus ojos morados fueron a la entrada del lugar. Poco a poco su figura se fue haciendo más visible ante sus ojos, la penumbra estaba presente, pero aun así pudo ver y distinguir al individuo en la habitación.—Tiempo sin verte Agnes. —Aquella sonrisa macabra erizo su piel.—¿Qué haces aquí? ¿¡¡Por qué no me dejas en paz!!? —desesperada Agnes retrocedió.—¿Irme? ¿Cómo podría irme si esto apenas comienza? —Luego de aquellas palabras el intruso soltó una carcajada.—¿Qué piensas hacer? ¿Hasta dónde consideras llegar para destruirme? ¿¡Por qué los Dioses no me dejan hacer lo que quiero!? —las preguntas le parecieron patéticas a aquella criatura.—¿Qué pienso hacer…? Destruirte y todo aquello que has construido ¿Hasta dónde considero llegar…? Yo ya no tengo que hacer nada, tu sola ya has cavado tu tumba y respecto a la última, pues… eso tú ya lo sabes, saber mejor que nadie que Caos está aquí y nadie podrá detenerlo hasta que él sea el vencedor. Yo soy su cómplice, por tanto, quien acomoda las piezas para que su camino esté limpio.—Años atrás me hiciste un juramento, tú me dijiste qué… No, no, no, no puedes ¿Vas a…?—¡Exacto! Yo no hago promesas en vano... ¿Estás preparada para ver a tu nieta? Porque si no es así atente a las consecuencias. No creo que te tenga en su devoción luego de lo que le hiciste.—¡No, espera! ¡No puedes! —los gritos de Agnes no le pudieron importar menos aquel que la veía.—Es ahora de que coseches lo que sembraste Soberana. —Y con eso una carcajada cruel sonó, dejando a Agnes perturbada en su lugar —. El tiempo ha comenzado a correr y el karma hará de las suyas contigo y todo aquel que se ha creído alguna vez superior, aquellos que están por encima de todos nosotros. Con aquello la sombra de aquel ser desapareció como una fiel sentencia para Agnes. Su cuerpo temblaba incontrolable sabía lo que se avecinaba, el pronóstico para su futuro era catastrófico.A su parecer solo había una manera de evitar aquel desastre. Dentro de sus más oscuros pensamientos guardo aquel plan para ejecutarlo en el momento preciso.«Es la única forma» pensó.Su plan comenzaría algo sin igual para todo Veranes, pero a ella no podía importarle menos si eso le cedería su libertad. Agnes no estaba preparanda para pagar por sus pecados, aún tenía poder sobre el juego.Agnes. A lo largo de mi vida he perdido a personas importantes; mi madre, mi esposo, mi hija, mis amantes... Muchos que lamentablemente no pude salvar a tiempo o siquiera conocer. El punto es que soy la persona que soy porque soy alguien carente de sentimientos, cuando me enteré de que la soberana no era mi madre enloquecí con todo a mi paso. Justo cuando tenía siete me lo confesaron, me contaron quién era mi verdadera mamá y como el bastardo se largó dejándola en su peor momento. La rabia que sentí en ese momento no era para nada normal, una necesidad loca de sangre me abarcó de una manera aterradora. ¿Quién diría que confesarle eso a una niña de siete haría que ella cometiera su primer asesinato a sangre fría? Porque estoy segura de que eso no era lo que pensaba que haría mi soberana al decirme la verdad de mi origen. Estaba furiosa y más que eso dolida, ¿cómo él en ese momento la dejó? Solamente podía considerar que si él no se hubiera ido tan vez, solo tal vez ella no hubiera f
Antes de que la guerra dorada comenzará, todo era muy tranquilo en Veranes, incluso aquella noche cuando el reloj marcó las doce y un llanto de bebé resonó en una pequeña casa en el lugar donde habitaban las brujas. La noche era helada, tan oscura como nunca antes había estado y tan nublada por las espesas nubes grises, las cuales bajaron de los cielos sólo a presenciar lo que años después sería un problema para Veranes. Desgraciadamente esa noche mientras una vida surgía otra caía, la mujer no soportó el parto por más que sus compañeras las ayudarán tanto con magia como de la manera tradicional. Sus intentos fueron en vano, puesto que su compañera pronto se fue al salir el primer llanto de la bebé. La mujer como toda bruja fue consagrada para su descanso eterno, y sin más remedio sus compañeras criaron a la bebé para honrar la memoria de la que una vez fue su amiga y hermana. O al menos lo intentaron por un tiempo hasta que se rindieron. Para las brujas no era fácil, puesto que ni
Omnisciente. Crecer en la guerra en medio del caos mientras cada día contemplas cuerpos sin vida y un sin fin de tragedias te hace ser fuerte de corazón, carácter y sobre todo calculador.Así como el consejo peleaba por dividir su parte de Veranes en un reino independiente, mis padres hacían lo mismo con nuestra parte, no fue porque quisieran sino porque ellos querían todo el terreno posible y nosotros estábamos en su radar.Se podría decir que peleamos por honor o avaricia, sin embargo, creas cualquiera de las dos de igual forma, participamos y vencimos porque a diferencia de lo que diga el consejo, este logró únicamente hacer un trato con Helido y una enemistad eterna contra Urabia.A pesar de lo que digan los libros y personas, la guerra no comenzó por Agnes, ella no fue la rebelde principal, sino los humanos. Más exactamente el primer Bathory, el bastardo de Blagden fue más ambicioso que cualquiera en esos tiempos.Era un líder nato, eso no se podía negar, sin embargo, querer gobe
Aidan Desmond. Las hermanas del destino.Había llegado a un punto donde me cuestionaba muchas cosas sobre el futuro, sobre mi destino. Y para resolver esa duda no me queda otra cosa más que recurrir a las Moiras, a las mismísimas deidades más temidas por los hombres, criaturas e incluso Dioses. Para hacer aquello tuve que sacrificar mucho, puesto que aquello no era permitido y al ser parte del cosmos era casi imposible hablar con ellas, sin embargo, al parecer ellas tenían la misma urgencia de hablar conmigo. Me encontraba ansioso por lo que fueran a decir y no quería que nadie nos interrumpiera, por lo que me había encerrado en lo más recóndito del palacio con solo la iluminación de la chimenea y un círculo de velas encendidas.Sentado en la silla, esperé durante un par de horas su llegada. Tenía miles de preguntas, pero las más importantes por supuesto era las que iba a hacer, después de todo ellas eran diosas que no se podían tomar a la ligera como simples mortales. Debía ser p
Dos siglos después. ¿Quiénes son los Bathory? ¿Qué hicieron realmente en medio de la guerra Dorada para ser parte del consejo, no siendo más que simples mortales? Esa clase de preguntas se hacían una que otra criatura que admiraba o aborrecía al consejo. Y es que si veíamos a profundidad a cada Bathory que tuvo la dicha de ser rey, no íbamos a encontrar más que avaricia, crueldad y perpetua putrefacción. Porque sí, cada uno de ellos representó con perfección esas palabras. Pese a ser mortales y no tener ni la cuarta parte de fuerza que sus enemigos no los limitó a ser los titiriteros del acto. Desde el comienzo hasta el final consiguieron ser más poderosos que cualquier otro en Nirvana al usar la lujuria que desprendían a su favor. Sin embargo, su función se dio por terminada una vez llegó Aarón Bathory a la vida de Agnes. Aunque para entender esa parte hay que saber que para Blagden fue muy fácil seducir y engañar la cabeza del grupo. Durante largos años los Bathory tuvieron el
-¿Crees que nos castiguen por esto? -Cuestionó Froilan a Kairon limpiando la sangre que quedó en la alfombra. -No lo sé, pero puedo decirte que no me arrepiento en lo absoluto. -Eso lo sé, sé que lo merecía. Él nos arrebató a nuestra madre -acotó el mayor exprimiendo la toalla llena de agua y sangre fresca. -¡Su majestad! Adelis está aquí y lo necesita -la voz de Davinia, una de las criadas más cercana a la familia; tenso a los hermanos. -¡Dile que espere! -pidió él mayor limpiando rápidamente la sangre en la alfombra. Sin perder tiempo busco con la mirada a todos lados pensado donde podía esconder toda la evidencia incriminatoria, pero sin darle tiempo a nada la puerta fue abierta de golpe. La figura exuberante de Adelis no tardó en aparecer, su mirada felina se clavó en los hermanos escaneandolos con suma cautela. -¿Dónde está su padre? -preguntó dando una mirada furtiva a las manos de Froilan. -No lo sé -se encogió de hombros restándole importancia a su presencia, él joven sin
-No la soporto, ¿¡Como carajos te terminaste cansando con ella!? -el grito de Kai hizo sobresaltar a Elizabeth en cuanto esté al entrar golpeó la puerta de la habitación. -¿¡Te puedes callar!? -Bramó el rey tomando una muñeca en sus manos para lanzarla justo a su cara. -¿No ves que la asustas? -Kai en ese momento notó a su sobrina en el suelo destrozando las muñecas en lugar de jugar con ellas. -¿Qué haces? -arrugó el entrecejo intercambiando la mirada entre ella y su hermano. -Intentó que juege pero al parecer le entretiene más arrancarles las cabezas, que jugar con ellas -comentó el rey viendo el desastre que hizo su pequeña. -Es pequeña, aún no tiene idea ni de su existencia. No creo que ese deba ser el mayor de tus problemas por ahora, de hecho hay asuntos que sí necesitan de toda tu atención -reprochó Kai. -¿Podrías dejar de ser tan maldito y saludar por lo menos a tu sobrina? -preguntó enojado Froilan desviando sus acusaciones. -¿Pará qué la voy a saludar si ni me presta at
Adeliza sabía bien las consecuencias de sus acciones de destruir por completo un matrimonio y peor aún a todo una familia, que antes de su llegada a la vida de Aarón era perfecta. Y fue precisamente el hecho de que fuera perfecta la que la llevó a aceptar sin rechistar aquel trato que le ofreció su líder.Tal vez para muchos era muy cruel de su parte, pero como todos ella quería poder, y una familia que fuera parte de aquellos que controlaban cada aspecto de su vida. El mayor pecado que albergaba en cada Nirvanences sin dudas era la avaricia; la ambición de tener poder para destruir o ser parte de aquellos que para muchos eran considerados dioses. Ella no era diferente, había una codicia insaciable en su ser que la llevó a su porción esperando pacientemente la hora de su reinado.En su cabeza, luego de la muerte de la reina, realmente pensó que la corona se le concedería. Sin embargo, no podía estar más equivocada, los hermanos no estaban dispuestos a cederle el cargo que una vez fue