Capítulo 32

Mariana:

Me resisto. Negada al exterior pero dudosa interiormente. Él me observa serio, como si sus palabras fuesen sinceras y merecieran respeto.

—Vamos —insiste. Pero esta vez da un paso al frente. Levanto la mirada y enfrente suyo me siento pequeñita—. Dime una cosa, y sé sincera, ¿te apetecería tomar un baño conmigo si te lo propongo? Sin compromisos, un simple baño.

Abro mi boca para contestar, pero la inseguridad de mis intenciones me hace dudar y la cierro de golpe. Bajo la mirada. Su mano agarra mi barbilla y me obliga a volver a mirarlo, niega con la cabeza y sus azules ojos recoren mis labios.

—Mírame cuando te hablo, ¿Recuerdas?

Asiento y quiero reír. En los momentos más serios no puedo aguantar la risa, supongo que es una especie de arma de defensa que usa mi cerebro para no temblar de pena.

—No, jefe —contesto y alza a la par sus cejas—. Aceptar a eso sería cabar mi propia tumba.

—No te pregunté si aceptarías, mi pregunta es, ¿te apetece?

«¿Me apetece tomar un baño con e
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