Capítulo 31

Mariana:

¿Hace cuánto no reía así? La mirada confusa y penosa de mi jefe me hace respirar profundamente y formularle la explicación de lo que le inquieta.

—"Ño" es una expresión —digo, gesticulando con una de mis manos.

—¿Una expresión? —La interrogante no desaparece de su cara.

—Sí. En Cuba lo usamos para múltiples casos. Si algo es bonito digo: ¡Ño, que lindo!; Si creo que eres una mala persona pienso: Ño, este hombre no es fácil; Si algo me irrita exclamo: ¡Ño, hasta cuándo!; Si me sorprende algo enuncio: ¡Ñoooo!

Sus risas se hacen escuchar y hago lo mismo. Él niega con su cabeza y carraspea con la garganta, fijando sus orves azules en mi rostro.

—Ño, eres preciosa —pronuncia, escondiendo una sonrisa tras su pícara mirada.

—Gracias. Has aprendido a emplearla, por lo que veo.

—Aprendo muy rápido...

—Yo también —contesto, a sabiendas de lo insinuante que pudo haber sonado.

—¿A sí? —musita, acercándose cuidadosamente a mí. No me muevo, sin embargo, busco la manera de cortar el moment
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