Capítulo Treinta y cinco
Unas horas más tarde y después de haberlo hecho cinco o seis veces, Alexander estaba tumbado con Amelia en la cama, acariciándole suavemente la espalda mientras olía su pelo castaño oscuro.

- ¿Ya está satisfecha, señorita Jones? - preguntó burlonamente.

- De momento sí, señor Alderidge. - Contestó ella, levantando la mejilla y besándole los labios.

Alex se rió, se puso de lado y la miró fijamente, admirando la belleza de Amelia.

- Tenía miedo, ¿sabe? - confesó. - De que no funcionara después de tanto tiempo.

Amy sonrió mientras besaba sus labios rosados.

- No sólo funcionó, sino que funcionó demasiado bien, por cierto. - Contestó ella, mordisqueándole el trasero.

- ¿Tienes hambre? - preguntó él.

- Hambre. - contestó Amelia, volviendo los ojos hacia la ventana que había detrás de Alex y dándose cuenta de que ya había amanecido. - Dios mío, ¡ya ha amanecido!

- Entonces supongo que es hora de desayunar. - Contestó en un tono de desenfreno e ironía. - Helen ya debe estar despierta.

- Ten
Natalie Jones

¡Hola, lectores! Pido disculpas por la falta de actualizaciones, el mes pasado estuve extremadamente ocupada y no pude parar en ningún momento para postear. Pero este mes volveré con actualizaciones diarias para ustedes. No olviden calificar los capítulos y comentar, me encantan sus comentarios. <3

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