—Así que ya te enteraste por lo que veo. —Se aproxima Melany con una sonrisa de oreja a oreja, se la ve emocionada.
—Aún no asimilo la noticia Mel. —Reposo mis brazos en el pequeño mesón de granito, mientras resoplo un suspiro...
—Es normal amiga, yo también me sorprendí cuando me dijo que separemos una partida presupuestaria para ese viaje, y todo por la firma de ese inversionista, —comenta, llenando su tasa con agua caliente del dispensador, coloca un té de bolsitas.
—Pensé que la firma era aquí en la ciudad, pero cuando Chris me dijo “viaje a Dubai” te juro que no lo podía creer. —respondo con asombro mientras ella toma una cucharita para revolver su té, parece que es de manzanilla, por el delicioso aroma.
Me hace un gesto como preguntando si deseo té, al que niego amablemente.
Asiente y sonríe.
—Me imagino tu gesto de sorpresa pero tranquila, después de todo lo vale, el tipo esta bañado en dinero según cuentan, así que es tu oportunidad Sanaya, convéncelo de esa firma y tráenos ese contrato millonario, la empresa lo necesita para seguir expandiéndonos. Además he escuchado que Chris está pensando en ascenderte. —Guiña un ojo, me sorprendo al oír eso, pero a la vez me tenso.
—Pero hey, no te estreses antes de tiempo, ya lo irás digiriendo. —lo dice mientras le da un sorbo a su taza con cuidado, soplando un poco para apartar el humo de lo caliente que está.
«Es inevitable no estar nerviosa, por un lado es Dubai, nunca he estado allí, así que una nueva experiencia nunca está de más, pero el hecho de saber que debo regresar con una firma de la que depende el futuro de la compañía no es nada divertido.» Pienso.
—¡Hey Sanaya! —Aterrizo al escuchar los chasquidos de sus dedos cerca de mi rostro.
—¡Disculpa Mel! —Dejo mi vaso de vidrio sobre el mesón. Ni siquiera me di cuenta en qué momento me terminé el agua.
—Todo saldrá bien, te conozco y sé que eres muy capaz en lo que te propones. —Expresa con un tono comprensivo y alentador.
—Gracias por tu voto de confianza, y nada, yo también espero que todo salga bien. —Me llevo las dos manos al rostro, soltando una sonrisa algo nerviosa.
—Ánimo, quien sabe y conozcas al amor de tu vida en Dubai. —comenta mientras me da un golpecito en el hombro que logra sonrojarme un poco, niego divertida. Ella no sabe, mejor dicho nadie en la oficina sabe que empecé a salir con el jefe de marketing, Henry. Espero comentárselo más adelante, cuando me sienta lista.
Nos retiramos de la cafetería y cada una se dirige a su puesto de trabajo, ya faltaban dos minutos para la salida, noto que algunos ya se están despidiendo.
—Hasta mañana. —dicen casi al mismo tiempo.
Me asomo por si Chris desea algo más, pero lo escucho hablar por teléfono aún, así que me retiro sin interrumpirlo.
Reviso mi móvil y leo un mensaje de Henry: «Te espero donde siempre.» —sonrío, salgo del edificio Lux, y camino algunas cuadras evitando que alguien me vea subiéndome a su auto. Reconozco su placa y abro la puerta enseguida. Me subo y lo saludo con un beso en la mejilla, mientras coloco mi bolsa sobre mi regazo, él arranca el vehículo.
Me pregunta cómo ha estado mi jornada pero, le hago señas de que no quiero hablar nada del trabajo. Hago una mueca de “por favor hoy no”.
—¡Okay cariño, pero por favor ponte el cinturón! —Me miro y era cierto, no me lo había puesto. Me lo abrocho con algo de dificultad, pone música en el auto, enciende el aire, sus manos siguen en el volante.
Ladeo mi cabeza del cansancio cerca de la ventanilla del auto.
—Hoy ha sido un día agotador. —susurro.
Estudié ingeniería en comercio exterior, y él marketing digital, nos conocimos hace un año, casi al graduarnos de la universidad para ser exactos, tiempo después nos enteramos que trabajábamos en la misma empresa, pero en diferentes pisos, ¡claro!
Apenas llevamos dos meses saliendo como algo más que amigos, pero la verdad no sé por cuánto, admito que Henry sí me gusta, pero parece que él quiere ir un poco más rápido, incluso quiere hablar con mis padres para formalizar la relación, pero siento que es demasiado pronto; en este tiempo he descubierto que sus planes parecen ser la de formar una familia, etc y está bien lo respeto, pero en la mía ni siquiera se asoma esa idea, quiero seguirme realizando de manera personal y profesional, siento que hay un mundo por explorar. Pero bueno, estamos intentándolo. Como dice mi madre: “Se nota que aún no te has enamorado, porque cuando eso sucede, no ves “peros” simplemente quieres incluir a esa persona en todo lo que hagas, en todo...” Supongo que eso lo iré descubriendo con el tiempo. ¡No!
Minutos más tarde, estamos aparcados en su auto fuera de mi departamento, he decidido no comentarle sobre el viaje a Dubai.
«Estoy agotada, mañana con más calma.»
Me despido, bajo de su auto, agito mi mano en el aire mientras se retira, entro enseguida.
***
A la mañana siguiente en la oficina. Compañeros de diferentes áreas me miraban mientras me dirigía al piso 4, era inevitable no notar la forma en que lo hacían, algunos como si hubiesen visto a alguna celebridad, otros con desdén y otros con compasión.
—¿Qué sucede aquí? —me cuestiono, camino discretamente en dirección a Sandy, la recepcionista, quien me recibe con un semblante muy agradable, levanto mis cejas, ella nota mi curiosidad e interviene con cautela.
—Srta.Sanaya el joven Chris acaba de anunciar que usted viajará mañana a Dubai, y pidió apurarnos con los pendientes porque a su regreso arrancaremos con la construcción del nuevo hotel de allá. Parece que en sus manos está el contrato millonario para Lux! —Abro mis ojos sorprendida.
—¡Qué!
—¡Sí! —Escucho su repuesta y afirma contenta con su rostro, arqueo una ceja, la noticia me ha tomado por sorpresa... tanteo mi celular que esta vibrando en la cartera que cargo, lo saco, es un mensaje de Henry. «¿Cuándo pensabas decírmelo?» —no me lo creo, se ha enterado.
—¡Rayos! Hoy pensaba platicárselo pero en el almuerzo...
Me quedo quieta con algo de ansiedad en mi lugar, pero escucho la voz de mi jefe.
—Hola Sanaya, por favor comunícate con el departamento de compras, para que gestione tu boleto de viaje “como para ayer”. —Ordena con un tono de seriedad, su mirada sigue fija en unos papeles que carga en mano, parece fatigado.
—Buenos días Chris, enseguida. —asiento y me pongo en marcha, me dirijo a mi puesto, enciendo el computador, reviso mi agenda, me comunico con compras...
Horas después
La jornada de trabajo transcurre de una manera tan agobiante, papeles por aquí y por todos lados, la firma de Mr.Watson, la salvación de esta cadena hotelera, y Henry como si fuera poco.
Ya son casi las 16h00, veo como todos se retiran, me quedo un momento más frente al computador revisando un estado de cuenta personal en mi correo, escucho a Chris llamarme, me acerco a su oficina pero antes de entrar tomo un respiro profundo para no explotar de la presión laboral y emocional que cargo ahora.
Abro la puerta, lo encuentro agitando un boleto en su mano, al parecer es el de Dubai. Niego algo nerviosa, él sonríe parece que está mejor de ánimos. Me encantaría que él se encargara de este trámite, pero recuerdo que él viajará a Panamá, para una reunión importante de accionistas de la filial hotelera de allá.
Luego de algunos minutos, me ha entregado el boleto y me ha dado las indicaciones para la negociación con Mr.Watson, además de pedirme que esté en contacto con él en lo que dure mi estancia en Dubai. Veo cómo se levanta de un solo movimiento, y se aproxima a darme un abrazo que no esperé.
—Tú puedes hacerlo Sanaya, confiamos en ti. —Admito que eso me ha animado un poco, acomodo un mechón de cabello detrás de mi oreja, bajo mi mirada un momento, ajusto mis lentes, sonrío.
—Gracias Chris. Me aseguraré de que todo salga bien.
—Así será ¡Que tengas buen viaje! —lo dice caminando a su asiento; percibo que su mirada está puesta en la pantalla de su monitor.
—¡Gracias Chris, que te vaya bien en Panamá! —replico, él levanta su mirada hacia mí, y se le dibuja una sonrisa y agradece asintiendo.
Abro la puerta de vicepresidencia, y para mi sorpresa, me encuentro al abuelo de Chris casi frente a frente, retrocedo unos pasos, me coloco de costado para darle acceso al despacho.
—Buenas tardes Sr.Sander. —Saludo con una sonrisa agradable, él corresponde de una manera afable y una mirada cálida.
—¡Con su permiso! —indico, parece que tendrán una reunión familiar, me retiro con prudencia. El señor Sander es el presidente de la compañía, acostumbra a inspeccionar lo que hace su nieto desde que está a cargo de la administración de Lux, pero él prefiere llamarle “visitas familiares”.
Me dirijo a mi puesto, me cala el cansancio, me retiro los lentes, los acomodo en su estuche y los guardo en mi bolsa, me dejo caer en mi silla operativa de rueditas por unos segundos, luego me giro de un lado a otro en lo que rebusco en los cajones de mi escritorio, repasando en mi mente qué más me puede hacer falta en el viaje, tengo en mis manos el boleto a Dubai y no me lo creo, lo guardo en la carpeta que contiene el contrato de Mr. Watson y demás. Me levanto de mi silla, suspiro fatigada masajeándome la sien con una mano.
—Creo que eso es todo. —Escucho unos tacones aproximarse a mi puesto.
—¿Sanaya lista para mañana? —Es Melany la jefa de presupuesto con la que me llevo bastante bien aquí.
—Sí Mel, supongo que sí. —acerco la carpeta de Watson a mi pecho, aprieto mis labios haciendo una mueca de preocupación y la miro fijamente.
—Quita esa cara mujer, disfruta el viaje mírale el lado bueno, conocerás otra cultura, otro ambiente, y chicos —Se lleva una mano a la boca con risa contenida, me guiña el ojo.
—Aprovecha que estás soltera, yo ya no puedo hacer más. —Suelta una sonrisa mostrándome su anillo de compromiso. —Niego divertida.
—Por cierto lo de tus viáticos ya está resuelto, solo necesitas indicar que eres de Lux y mostrar ésta credencial corporativa, los encargados del hospedaje ya saben lo que tienen que hacer.
—Muchas gracias Mel, qué haría sin tu ayuda. —Tomo la tarjeta que me acaba de entregar.
—Descuida Sanaya, disfruta esa experiencia, demuéstrales a todos que puedes hacerlo bien y sin tener tantos años aquí como se creen las otras. —Me deja unas palmadas en la espalda dándome ánimo.
Minutos más tarde, seguimos conversando, caminamos en dirección al ascensor para bajar al lobby, las puertas se abren, salimos y se despide no sin antes regalarme un cálido abrazo al que sin duda incumbo.
—Muchas gracias Mel. —Ella asiente y se adelanta pues parece que su esposo la ha venido a recoger en su auto, éste me saluda desde la acera agitando su mano, correspondo.
—¡Que te vaya bien querida! —replica Melany, mientras su esposo le abre la puerta del copiloto, yo camino con cautela al encuentro con Henry, pero para mi sorpresa su auto no está aparcado donde siempre. —¡Será que aún no ha salido! —En mi mente se empiezan a formular tantas suposiciones y nada buenas.
De repente escucho su voz detrás de mí, volteo rápido.
—Sanaya mi auto tuvo un contratiempo y debo recogerlo mañana, tomemos un taxi ¿te parece? —Mira su reloj de mano.
—Claro, es más agradezco que me hayas esperado, tenemos que hablar.
—Sí, tenemos que hablar. —Usa un tono serio que consigue incomodarme, su rostro es algo frío, supongo que aún sigue molesto por haberle ocultado lo de Dubai. —Pienso.
Al rato de haber tomado el taxi en dirección a mi casa, le expliqué a Henry que hoy pretendía decirle lo del viaje por trabajo porque ayer estaba demasiado agotada como para conversar de ello pero que, desafortunadamente no pensé que mi jefe lo anunciaría de manera anticipada. El conductor nos mira negando con la cabeza por el retrovisor, parece que ha escuchado nuestra flamante historia y sonríe como quien dice “Ay estos jóvenes”. Me recuesto en el asiento trasero en el que vamos, tomo de la mano de Henry, pero él sigue mostrándose un poco indiferente. A veces no lo entiendo, pero en fin ya es cuestión de él, yo ya le expliqué lo que sucedió y no fue mi intención que se enterara por otras fuentes. No me gusta estar en malos términos con él y más aún irme de viaje con una disyuntiva de estas. He decidido aceptar la propuesta que me ha venido haciendo desde hace mucho; apenas se termine el tema del contrato, haré oficial la relación con nuestros padres creo que eso lo
Al día siguiente. Son las siete de la mañana. Le he avisado a Chris, mi jefe, que ya pasé por migración, he revisado mi boleto, la visa, pasaporte y demás, bajo las escaleras eléctricas. Estoy a la espera de que anuncien mi vuelo por las pantallas y micrófonos del aeropuerto. —Bueno Sanaya, la historia comienza aquí... todo por Lux. Minutos más tarde escucho “vuelo a Dubai”, primer llamado, de inmediato me dirijo a donde me indican los guías, las puertas que conectan con la autopista se empiezan a abrir dándole toda mi atención al enorme avión plantado allí, admito que he viajado antes, pero saber que es a muchas horas de diferencia, siento un cúmulo de nervios en el estómago como si se tratase de una primera vez. Me coloco en la fila de pasajeros, y escucho detrás de mí a un grupo de jóvenes emocionados por la aventura inexplorada que les esperaría en un nuevo país—. Sonrío, pero quien estaba detrás de
—¿Disculpad, esperas a alguien? —levanto mi mirada, y me desconcierto al coincidir con unos ojos azules intensos que me miran fijo, le adornan sus pestañas rizadas, sus cejas y cabello negro, buen porte y físico... —Me hace señas con la mano como volviéndome a preguntar, y reacciono de inmediato. —¡Eh! No, para nada, adelante. —Él no lo piensa dos veces y acomoda su mochila a un costado de su silla mientras se sienta frente a mí. Parece que el lugar sigue lleno por lo que veo. Trato de regresar mi mirada al móvil pero incluso siento que he olvidado lo que iba a hacer; pareciera que lo hubiera visto antes, su rostro me es familiar; de reojo noto que coloca sus codos sobre la mesa, veo que el mesero se acerca con mi orden. —Jugo de naranja, un sandwuich de jamón y una ensalada de frutas express, como ordenó señorita, buen provecho. —me deja el desayuno sobre la mesa, agradezco y toma el pedido del joven. *** <
Sigo sentada donde me ha dejado Dave. Busco el número de Watson en mi celular, y le marco enseguida, el teléfono suena y suena pero nadie responde. Luego de dos intentos más, me atienden. —¿Buenas tardes con el Sr.Watson? —Sí, el mismo, ¿quién habla? —me identifico como executive officer de Lux, él me reconoce cuando menciono a Christopher Sander, mi jefe. —Oh claro muchacha, tú vienes por la firma, ¡cierto! —le respondo que sí. —Sí Sr.Watson, me gustaría acordar con usted una fecha para reunirnos personalm... —me interrumpe avisando que lo coordine con su asistente, me pasa la llamada. Escucho la voz y es la misma joven que me respondió temprano, —¡Qué modales! —Pienso. —¿Hola? —Sí, sí le escucho Srta, buenas tardes, tome apunte por favor. —Claro, dígame. —pongo el altavoz y abro mis notitas del celular rápidamente sin cerrar la llamada, para registrar lo que me indica. —Mr.Watson tiene es
A la noche del día siguiente... De pronto escucho el móvil, me levanto, —Ash, me quedé dormida en la página 56/80 del libro. Me tanteo la cara por un momento, veo que ya es de noche, el móvil sigue sonando, no veo quien es pero presiono el botón verde para contestar, —Sí, ¡hola!—mi voz es algo ronca por lo somnolienta, entrecierro mis ojos aún. —¡Hola Sanaya, te he despertado, disculpadme! —abro mis ojos de un solo golpe al escuchar esa voz. —¿Dave? —Sí, soy yo. Hay un evento en un resort del que te había comentado no sé si quieras venir, tengo pases gratis. —me sorprendo al escuchar esa invitación, había olvidado que habíamos intercambiado números de celular. Me quedo en silencio por un momento, —Después de todo, debo disfrutar la experiencia en Dubai como dijo Melany. —Pienso, así que decido dar el sí. —Esta bien. —Vale, ¿te parece bien si paso por ti en 20 minutos diago
—Te puedo confesar algo... —comenta sin filtros. —Adelante. —¡Cuando te conocí me parecía haberte visto antes! —¿En serio? —Sí, la verdad no sé en dónde pero tu rostro se me hizo muy familiar! —Eso me dicen todas, tranquila. —ruedo mis ojos en blanco y suelto una carcajada. —¡Qué osado! —lo digo en tono divertido, mientras arqueo mi ceja, ambos reímos. Minutos después, solo escuchamos música, dejamos de hablar por un momento, observo la ciudad nocturna, luces, edificios... —Estamos a punto de llegar Srta. San... —detiene lo que dice, y suelta una pregunta. —¿Sabeis el origen de tu nombre, Sanaya? —me descoloca por un momento pero respondo que sí, le explico que es de La India. —Bueno eso me decían mis padres. —Él asiente como diciendo “interesante” —¿Y has visitado La India? —le he dicho que no, pero que me encantaría conocer el famoso Tag Mah hal, y quizá algo de Nueva De
—Adelante. —¡Cuando te conocí me parecía haberte visto antes! —¿En serio? —Sí, la verdad no sé en dónde pero tu rostro se me hizo muy familiar! —Eso me dicen todas, tranquila. —ruedo mis ojos en blanco y suelto una carcajada. —¡Qué osado! —lo digo en tono divertido, mientras arqueo mi ceja, ambos reímos. Minutos después, solo escuchamos música, dejamos de hablar por un momento, observo la ciudad nocturna, luces, edificios... —Estamos a punto de llegar Srta. San... —detiene lo que dice, y suelta una pregunta. —¿Sabeis el origen de tu nombre, Sanaya? —me descoloca por un momento pero respondo que sí, le explico que es de La India. —Bueno eso me decían mis padres. —Él asiente como diciendo “interesante” —¿Y has visitado La India? —le he dicho que no, pero que me encantaría conocer el famoso Tag Mah hal, y quizá algo de Nueva Delhi. —Vaya conoces bastante de cultura y geografía. —Me especialicé en comercio exterior, en esa carrera me obligué a aprender más de culturas, para fam
—Sí Alenka, pero ya nos vamos. Dave espeta con dureza, quita la alarma de su auto, me abre la puerta y me subo rápido sin entender qué pasa, cuando está a punto de cerrarla, ella lo alcanza del brazo pero él tira de su agarre a toda prisa, rodeando el auto para subirse, ella le dice algo en inglés y esta vez creo que he entendido, y no es nada agradable. Nos marchamos de allí, la tipa se queda irritada en toda la entrada del resort. Minutos después, no hablamos nada, todo es silencio, se nota su incomodidad, aún tiene la mandíbula tensa. —¡Puedes dejarme aquí por favor! —suelto eso con total seriedad, él abre sus ojos como plato al escuchar eso. —¡Qué! No Sanaya cómo crees! Es de madrugada y... —¿Era una invitación real o querías demostrarle algo a aquella mujer? —detiene el auto antes de doblar una esquina. Se gira hacia mí. —Claro que no, te invité porque quería conocerte y también porque... —no termina la frase, veo que se tensa pero de inmediato suelta un respiro, trata de d