Al rato de haber tomado el taxi en dirección a mi casa, le expliqué a Henry que hoy pretendía decirle lo del viaje por trabajo porque ayer estaba demasiado agotada como para conversar de ello pero que, desafortunadamente no pensé que mi jefe lo anunciaría de manera anticipada.
El conductor nos mira negando con la cabeza por el retrovisor, parece que ha escuchado nuestra flamante historia y sonríe como quien dice “Ay estos jóvenes”. Me recuesto en el asiento trasero en el que vamos, tomo de la mano de Henry, pero él sigue mostrándose un poco indiferente. A veces no lo entiendo, pero en fin ya es cuestión de él, yo ya le expliqué lo que sucedió y no fue mi intención que se enterara por otras fuentes. No me gusta estar en malos términos con él y más aún irme de viaje con una disyuntiva de estas.
He decidido aceptar la propuesta que me ha venido haciendo desde hace mucho; apenas se termine el tema del contrato, haré oficial la relación con nuestros padres creo que eso lo mantendrá más relajado. Después de haberlo pensado, es una manera de formalizar, pero le dejo claro que el matrimonio no está en mis planes todavía, al escucharme decirlo él cambia de parecer, su mirada se vuelve a mí, sonríe apretando sus labios con ligereza. Niega y me abraza, recostándome un tanto a su pecho, acaricio su rostro.
—¿Me disculpas? —consulto, éste deja un beso en mi coronilla, dando como respuesta a un sí.
—¡Ay Sanaya! —suelta un respiro y me desea éxitos en el viaje que tendré mañana.
—¿Joven aquí es donde me indicó?—. El chofer avisa y mira a Henry por el retrovisor a la espera de una respuesta.
—Sí es aquí. —interrumpo antes de que él conteste. —Aquí me quedo.
Saco dinero de mi monedero pero Henry niega advirtiendo que él va a pagar, que no me preocupe por eso. Dejo un beso sobre sus labios, despidiéndome, aunque en el fondo me siento incómoda al haber cedido a algo que no quería como lo de formalizar la relación a tan poco tiempo... Sin duda debo aprender a poner mis límites de ahora en adelante. No quiero ahondarme en algo de lo que no tengo cabeza por ahora.
Me bajo del taxi, veo como éste dobla la esquina y entro a mi departamento, lanzo mi cartera al sofá, la carpeta de Watson la dejo sobre el comedor, voy por un vaso de jugo de la refrigeradora, lo sirvo, doy unos sorbos y de a poco empiezo a preparar las maletas, aunque deba estar algunos días allá, siento que extrañaré todo. Aprovecho haciendo una llamada a mis padres avisando la noticia del viaje, luego de eso decido tomar una ducha y me dejo caer en la cama... sí, al fin en mi cómoda y acolchonada cama. Pequeños placeres...
Al día siguiente. Son las siete de la mañana. Le he avisado a Chris, mi jefe, que ya pasé por migración, he revisado mi boleto, la visa, pasaporte y demás, bajo las escaleras eléctricas. Estoy a la espera de que anuncien mi vuelo por las pantallas y micrófonos del aeropuerto. —Bueno Sanaya, la historia comienza aquí... todo por Lux. Minutos más tarde escucho “vuelo a Dubai”, primer llamado, de inmediato me dirijo a donde me indican los guías, las puertas que conectan con la autopista se empiezan a abrir dándole toda mi atención al enorme avión plantado allí, admito que he viajado antes, pero saber que es a muchas horas de diferencia, siento un cúmulo de nervios en el estómago como si se tratase de una primera vez. Me coloco en la fila de pasajeros, y escucho detrás de mí a un grupo de jóvenes emocionados por la aventura inexplorada que les esperaría en un nuevo país—. Sonrío, pero quien estaba detrás de
—¿Disculpad, esperas a alguien? —levanto mi mirada, y me desconcierto al coincidir con unos ojos azules intensos que me miran fijo, le adornan sus pestañas rizadas, sus cejas y cabello negro, buen porte y físico... —Me hace señas con la mano como volviéndome a preguntar, y reacciono de inmediato. —¡Eh! No, para nada, adelante. —Él no lo piensa dos veces y acomoda su mochila a un costado de su silla mientras se sienta frente a mí. Parece que el lugar sigue lleno por lo que veo. Trato de regresar mi mirada al móvil pero incluso siento que he olvidado lo que iba a hacer; pareciera que lo hubiera visto antes, su rostro me es familiar; de reojo noto que coloca sus codos sobre la mesa, veo que el mesero se acerca con mi orden. —Jugo de naranja, un sandwuich de jamón y una ensalada de frutas express, como ordenó señorita, buen provecho. —me deja el desayuno sobre la mesa, agradezco y toma el pedido del joven. *** <
Sigo sentada donde me ha dejado Dave. Busco el número de Watson en mi celular, y le marco enseguida, el teléfono suena y suena pero nadie responde. Luego de dos intentos más, me atienden. —¿Buenas tardes con el Sr.Watson? —Sí, el mismo, ¿quién habla? —me identifico como executive officer de Lux, él me reconoce cuando menciono a Christopher Sander, mi jefe. —Oh claro muchacha, tú vienes por la firma, ¡cierto! —le respondo que sí. —Sí Sr.Watson, me gustaría acordar con usted una fecha para reunirnos personalm... —me interrumpe avisando que lo coordine con su asistente, me pasa la llamada. Escucho la voz y es la misma joven que me respondió temprano, —¡Qué modales! —Pienso. —¿Hola? —Sí, sí le escucho Srta, buenas tardes, tome apunte por favor. —Claro, dígame. —pongo el altavoz y abro mis notitas del celular rápidamente sin cerrar la llamada, para registrar lo que me indica. —Mr.Watson tiene es
A la noche del día siguiente... De pronto escucho el móvil, me levanto, —Ash, me quedé dormida en la página 56/80 del libro. Me tanteo la cara por un momento, veo que ya es de noche, el móvil sigue sonando, no veo quien es pero presiono el botón verde para contestar, —Sí, ¡hola!—mi voz es algo ronca por lo somnolienta, entrecierro mis ojos aún. —¡Hola Sanaya, te he despertado, disculpadme! —abro mis ojos de un solo golpe al escuchar esa voz. —¿Dave? —Sí, soy yo. Hay un evento en un resort del que te había comentado no sé si quieras venir, tengo pases gratis. —me sorprendo al escuchar esa invitación, había olvidado que habíamos intercambiado números de celular. Me quedo en silencio por un momento, —Después de todo, debo disfrutar la experiencia en Dubai como dijo Melany. —Pienso, así que decido dar el sí. —Esta bien. —Vale, ¿te parece bien si paso por ti en 20 minutos diago
—Te puedo confesar algo... —comenta sin filtros. —Adelante. —¡Cuando te conocí me parecía haberte visto antes! —¿En serio? —Sí, la verdad no sé en dónde pero tu rostro se me hizo muy familiar! —Eso me dicen todas, tranquila. —ruedo mis ojos en blanco y suelto una carcajada. —¡Qué osado! —lo digo en tono divertido, mientras arqueo mi ceja, ambos reímos. Minutos después, solo escuchamos música, dejamos de hablar por un momento, observo la ciudad nocturna, luces, edificios... —Estamos a punto de llegar Srta. San... —detiene lo que dice, y suelta una pregunta. —¿Sabeis el origen de tu nombre, Sanaya? —me descoloca por un momento pero respondo que sí, le explico que es de La India. —Bueno eso me decían mis padres. —Él asiente como diciendo “interesante” —¿Y has visitado La India? —le he dicho que no, pero que me encantaría conocer el famoso Tag Mah hal, y quizá algo de Nueva De
—Adelante. —¡Cuando te conocí me parecía haberte visto antes! —¿En serio? —Sí, la verdad no sé en dónde pero tu rostro se me hizo muy familiar! —Eso me dicen todas, tranquila. —ruedo mis ojos en blanco y suelto una carcajada. —¡Qué osado! —lo digo en tono divertido, mientras arqueo mi ceja, ambos reímos. Minutos después, solo escuchamos música, dejamos de hablar por un momento, observo la ciudad nocturna, luces, edificios... —Estamos a punto de llegar Srta. San... —detiene lo que dice, y suelta una pregunta. —¿Sabeis el origen de tu nombre, Sanaya? —me descoloca por un momento pero respondo que sí, le explico que es de La India. —Bueno eso me decían mis padres. —Él asiente como diciendo “interesante” —¿Y has visitado La India? —le he dicho que no, pero que me encantaría conocer el famoso Tag Mah hal, y quizá algo de Nueva Delhi. —Vaya conoces bastante de cultura y geografía. —Me especialicé en comercio exterior, en esa carrera me obligué a aprender más de culturas, para fam
—Sí Alenka, pero ya nos vamos. Dave espeta con dureza, quita la alarma de su auto, me abre la puerta y me subo rápido sin entender qué pasa, cuando está a punto de cerrarla, ella lo alcanza del brazo pero él tira de su agarre a toda prisa, rodeando el auto para subirse, ella le dice algo en inglés y esta vez creo que he entendido, y no es nada agradable. Nos marchamos de allí, la tipa se queda irritada en toda la entrada del resort. Minutos después, no hablamos nada, todo es silencio, se nota su incomodidad, aún tiene la mandíbula tensa. —¡Puedes dejarme aquí por favor! —suelto eso con total seriedad, él abre sus ojos como plato al escuchar eso. —¡Qué! No Sanaya cómo crees! Es de madrugada y... —¿Era una invitación real o querías demostrarle algo a aquella mujer? —detiene el auto antes de doblar una esquina. Se gira hacia mí. —Claro que no, te invité porque quería conocerte y también porque... —no termina la frase, veo que se tensa pero de inmediato suelta un respiro, trata de d
A la mañana siguiente, suena el móvil, lo tanteo algo adormilada, veo que son las 09h00.—¡Oh por Dios! —mis ojos se abren con sorpresa al recordar que hoy tengo la cita con Mr.Watson.—Ay Sanaya, solo a ti se te ocurre irte de fiesta un día antes de semejante reunión—. Me levanto de un salto de la cama, me alisto de inmediato, rebusco en mi cajón los papeles mientras que con la otra me acomodo un arete.Hago una llamada pidiendo un taxi del hotel para que me lleve a la dirección que me ha enviado la asistente de Mr. Watson. Escucho mi celular, y es Chris. —¡Hola! —lo pongo en altavoz mientras me maquillo, repaso corrector de ojeras para que no se me note la cruda.—Sanaya, mi abuelo me acaba de llamar, entiendo que llevamos casi 12 horas de diferencia pero, él está atento a esa firma, yo sigo en Panamá. ¿Cómo vas por all&aacu