—Te puedo confesar algo... —comenta sin filtros.
—Adelante.
—¡Cuando te conocí me parecía haberte visto antes!
—¿En serio?
—Sí, la verdad no sé en dónde pero tu rostro se me hizo muy familiar!
—Eso me dicen todas, tranquila. —ruedo mis ojos en blanco y suelto una carcajada.
—¡Qué osado! —lo digo en tono divertido, mientras arqueo mi ceja, ambos reímos.
Minutos después, solo escuchamos música, dejamos de hablar por un momento, observo la ciudad nocturna, luces, edificios...
—Estamos a punto de llegar Srta. San... —detiene lo que dice, y suelta una pregunta.
—¿Sabeis el origen de tu nombre, Sanaya? —me descoloca por un momento pero respondo que sí, le explico que es de La India.
—Bueno eso me decían mis padres. —Él asiente como diciendo “interesante”
—¿Y has visitado La India? —le he dicho que no, pero que me encantaría conocer el famoso Tag Mah hal, y quizá algo de Nueva De
—Adelante. —¡Cuando te conocí me parecía haberte visto antes! —¿En serio? —Sí, la verdad no sé en dónde pero tu rostro se me hizo muy familiar! —Eso me dicen todas, tranquila. —ruedo mis ojos en blanco y suelto una carcajada. —¡Qué osado! —lo digo en tono divertido, mientras arqueo mi ceja, ambos reímos. Minutos después, solo escuchamos música, dejamos de hablar por un momento, observo la ciudad nocturna, luces, edificios... —Estamos a punto de llegar Srta. San... —detiene lo que dice, y suelta una pregunta. —¿Sabeis el origen de tu nombre, Sanaya? —me descoloca por un momento pero respondo que sí, le explico que es de La India. —Bueno eso me decían mis padres. —Él asiente como diciendo “interesante” —¿Y has visitado La India? —le he dicho que no, pero que me encantaría conocer el famoso Tag Mah hal, y quizá algo de Nueva Delhi. —Vaya conoces bastante de cultura y geografía. —Me especialicé en comercio exterior, en esa carrera me obligué a aprender más de culturas, para fam
—Sí Alenka, pero ya nos vamos. Dave espeta con dureza, quita la alarma de su auto, me abre la puerta y me subo rápido sin entender qué pasa, cuando está a punto de cerrarla, ella lo alcanza del brazo pero él tira de su agarre a toda prisa, rodeando el auto para subirse, ella le dice algo en inglés y esta vez creo que he entendido, y no es nada agradable. Nos marchamos de allí, la tipa se queda irritada en toda la entrada del resort. Minutos después, no hablamos nada, todo es silencio, se nota su incomodidad, aún tiene la mandíbula tensa. —¡Puedes dejarme aquí por favor! —suelto eso con total seriedad, él abre sus ojos como plato al escuchar eso. —¡Qué! No Sanaya cómo crees! Es de madrugada y... —¿Era una invitación real o querías demostrarle algo a aquella mujer? —detiene el auto antes de doblar una esquina. Se gira hacia mí. —Claro que no, te invité porque quería conocerte y también porque... —no termina la frase, veo que se tensa pero de inmediato suelta un respiro, trata de d
A la mañana siguiente, suena el móvil, lo tanteo algo adormilada, veo que son las 09h00.—¡Oh por Dios! —mis ojos se abren con sorpresa al recordar que hoy tengo la cita con Mr.Watson.—Ay Sanaya, solo a ti se te ocurre irte de fiesta un día antes de semejante reunión—. Me levanto de un salto de la cama, me alisto de inmediato, rebusco en mi cajón los papeles mientras que con la otra me acomodo un arete.Hago una llamada pidiendo un taxi del hotel para que me lleve a la dirección que me ha enviado la asistente de Mr. Watson. Escucho mi celular, y es Chris. —¡Hola! —lo pongo en altavoz mientras me maquillo, repaso corrector de ojeras para que no se me note la cruda.—Sanaya, mi abuelo me acaba de llamar, entiendo que llevamos casi 12 horas de diferencia pero, él está atento a esa firma, yo sigo en Panamá. ¿Cómo vas por all&aacu
Trato de explicarles que si puede ser antes, mucho mejor porque debo regresarme por la licencia de viaje, pero éste me ha dejado claro que es inadmisible ceder, lanza una mirada de quemimportismo.—Mira Saniya o como te llames, fui claro con Christopher Sander, y le dije que me tomaría el tiempo para revisar cada detalle de lo que implicara construir un hotel aquí en Dubai con su marca. Tu estadía no es de mi interés, he dicho que en tres días te daré mi respuesta, y así será.Winter me guiña un ojo sin que Watson lo vea. Lo que me faltaba.Lo ignoro —Contrólate Sanaya de esto depende tu trabajo y la vida de la cadena hotelera de tu jefe—. Me abofeteo mentalmente una vez más.Su explicación me ha dejado más que claro que, debo resignarme y esperar el tiempo que me ha ordenado aunque coincida con mi viaje de regreso.Dibujo una sonrisa
Flashback *Día en que salió con Dave por la noche antes de la reunión con Watson* La mañana es soleada, parece que he venido en pleno verano; me animo a ir temprano a la cafetería de la planta baja del hotel. No quiero quedarme sin puesto otra vez. *** Alcanzo un puesto libre menos mal, elijo la mesita que está cerca de un hermoso acuario del lugar, hago mi pedido. No he vuelto a ver a aquel español, qué será, andaba de pasada! —Me pregunto rápidamente, la voz del mesero me aterriza, avisando que mi orden está servida. Le agradezco. Luego de un buen rato de perderme en el instrumental relajante árabe que se escucha en el lugar, y de haber degustado el desayuno, me levanto de mi silla y me dirijo a mi habitación. Esto es tan rutinario, empiezo a buscar mi celular cerca de mí, no lo encuentro, mi corazón se acelera frenéticamente. Qué horrible es no encontrar tu móvil cuando te juras haberlo sacado. Tantas ideas terribles se vienen a mi cabeza. Camino a mi habitación apresuradament
Hoy no ha sido un buen día, ese Watson me ha jodido con su respuesta, en fin suelto un suspiro, y decido dejar en visto el mensaje de Dave, no reproduzco el audio que me ha dejado en la mensajería... —Qué importancia tiene, qué resuelva sus asuntos con la peliroja y no me involucre, así estará bien. —me convenzo. Decido salir de mi habitación, necesito tomar algo de aire, me he puesto un blusón gris, un jean negro y un sueter de algodón bastante holgado, tomo mi celular y lo guardo en el bolsillo, ajustándolo a mis auriculares. Voy caminando por el pasillo de mi piso con las manos guardadas en el bolsillo central del abrigo. Bajo al lobby del hotel, parece que en uno de los salones estan ofreciendo un concierto de música arábiga. Decido unirme a los invitados, me retiro los auriculares y los guardo, entro, parece que no hay restricciones para nadie. Me siento en una de las sillas amobladas, estan organizadas en forma de U. Estoy en la última fila. Se ven dubaitíes en
A la mañana siguiente. Me levanto con ánimos de hacer algo de deporte, la ansiedad de tomar la firma me tiene un poco tensa. Decido alistarme para ir al gym del piso 9 del hotel, me hago una coleta en lo alto, me pongo una blusa sport escotada de hombros y un short gris con azul oscuro, coloco mi infaltable muñequera y mis zapatos deportivos, me miro al espejo por unos segundos. ―¿De verdad quieres hacer ejercicios o...? ―Pienso, me decido ir por mi mochila y mi termo de agua. Me quedo un momento en blanco, como si fuese otra la razón para ir allí pero trato de concentrarme y me dirijo al lugar de una buena vez. *** Hay una enorme sala de equipos, caminadoras, bicicletas estáticas, máquinas para trabajar espalda y brazos. Hoy haré un poco de cardio para calentar y me animo a trabajar el músculo de las piernas. Ubico mi mochila en uno de los casilleros. Coloco mis auriculares y reproduzco un playlist que he encontrado en Spotify para acompañar mi entrenamiento. Hago una repasada rá
―De hecho estuve casi una semana, además no había boletos para regresarme luego, y esperarnos un mes más pues definitivamente era contraproducente con el tiempo. —Oh entiendo, una semana igual resulta poco con lo que tiene que ofrecer Dubai aquí, pero según veo te ha gustado su vestimenta. —ella mira mi falda, yo también y sonrío asintiendo. Minutos después, la plática se ha vuelto bastante agradable. —Disculpe la pregunta Sra.Collins, ¿usted de dónde es? ―Soy muy curiosa con esto de las culturas y no quería quedarme con las dudas. —Soy de Australia, pero viví la mayor parte de mi vida en Cuenca una ciudad que queda en Ecuador en Suramérica, por eso entiendo el español perfectamente. —¿Es en serio? yo vengo del mismo país, pero de la ciudad de Guayaquil. —Sus ojos se abren con sorpresa. —Mira qué pequeño es el mundo. —hace un gesto aduciendo a una coincidencia. —Wow, o sea que casi toda su vida vivió en Ecuador. —Casi, pero no Sanaya, viví allí hasta los 29 años luego me casé y