Cap. 1 Problemas

La familia Hamdi leía los titulares de los diarios y revistas digitales, en todos los hacían pedazos, en uno decía: Lo dejaron vestido y alborotado; La decadencia Hamdi: ¡diseñador es agredido en público!!

 Ivet comenzó a llorar desconsoladamente, su esposo estalló:

—¡Ya para de llorar!

—Es que todo se pudrió… ¿Qué vamos a hacer? Se supone que Kara y Khan unirían sus destinos y que el dinero de los Razar nos ayudaría a estabilizarnos.

—Ese idiota de Khan, no puede ni con una mujer.

—Tenemos que callar esto, lanzar una nueva línea de ropa, algo que distraiga a todos de lo pasado.

Ahora Farid tenía que pensar en algo grande y recordó que no tenía diseñador.

Khan estaba mirando a la nada, cuando su móvil sonó, era Enner.

—¿Cómo estás?

—Cómo crees… mal, no entiendo, ella y yo siempre tuvimos diferencias, pero lo solucionamos todo en la cama…

—Tal vez no era amor.

—El amor no existe, es una mentira, nadie ama a nadie en este puto mundo, solo gustas de alguien y te sientas con esa persona y te diviertes.

—Khan… Kara y tú se la pasaban peleando, tal vez es mejor que haya terminado.

—No, ella me tiene que dar una explicación—dijo molesto—me tiene qué decir la razón del porqué no quiso… Cuando jodía y rogaba que nos comprometamos.

—Lo siento, ¿quieres salir a algún lado?

—No, no nada… solo quiero quedarme en casa a…—respiró hondo—no quiero que nadie me vea.

Se quedó en tirado en la cama viendo al techo y repasando su historia de amor con Kara: se conocían de niños, dos fortunas poderosas, dos familias unidas con ese lazo de amistad, años creciendo juntos y de repente… Una mirada y descubren que son el uno para el otro, años de novios eternos, peleas, reconciliaciones, más peleas, más sexo después de las peleas... ¿En qué punto se volvieron enemigos? Tal vez entre pelea y pelea, cada riña iba mermando algo.

Tal vez no lo quiso ver, estaba tan acostumbrado a ella y solo pensó que siempre estaría para él y ahora ella ya no iba a volver.

Alguien le envió una foto, cuando tomó su móvil vio a Kara con un chico en Laguna, un club a tres horas de allí, se la veía muy cariñosa con él, frunció el ceño, ella tenía que darle unas cuantas explicaciones y se cambió para ir a encararla.

Todavía guardaba la esperanza de que su novio apareciera, lo llamó varias veces y salió que el número estaba fuera de servicio, estaba sola en todo aquello.

Fey era más optimista, decía que ella se podía ganar la vida cosiendo, terminaba de coser con retazos de vestidos un nuevo modelo para la tarde tenía un bello vestido de corte coqueto y elegante.

—Mira, ¿te gusta?

—Está chulo, ¿tú hiciste eso?

—Sí, con los vestidos que desechabas.

Entonces ella sacó su móvil y le tomó una foto y lo colgó en su sitio diciendo: SE VENDE. De repente alguien le escribió diciendo: yo lo quiero y luego otra y otra…

Miró a Valka sorprendida y exclamó:

—¡Ya sé cómo te puedes ganar la vida!

Su amiga la miró sorprendida y supo que ella tenía talento, talento para diseñar ropas sexis y coquetas.

Su amiga invirtió en una máquina de coser y llegó con ella por la tarde:

—Mira esto—le mostró—es de segunda, pero está en buen estado.

Ella la revisó y en verdad lo estaba, entonces le preguntó:

—¿Y qué puedo hacer?

—Si hiciste ese vestido que se vendió bien, puedes hacer más cosas, ¿qué necesitas?

—Hilos, telas, botones, esas cosas.

Ella asintió y salieron a comprar a los almacenes varias cosas, cuando veía una tela su mente mostraba una prenda con esa tela, seleccionó encaje, telas de densidades diferente, hilos y algunos botones, cierres.

Entonces comenzó su trabajo, tomó como patrón las medidas de Fey.

—Voy a hacer un vestido, coqueto con esta tela negra…

—Hazlo alto, a mí me gustan así.

Comenzó a dibujar el vestido y a su amiga le gustó porque era muy atrevido.

—Continua, tengo que trabajar o me cobrarán multa.

Valka la miró y le preguntó:

—¿Quién te cobrará multa?

—El jefe de zona.

Entonces le explicó:

—Para poder ganarte la vida en la calle hay jefes de zona que manejan a las chicas, les das una comisión por trabajar con ellos.

—No lo sabía.

—Así es la calle.

Valka quedó cortando el vestido mientras su amiga se iba a trabajar, tenía que esmerarse para ayudarla a salir de ese camino.

Ella comenzó a dibujar el vestido en un cuaderno, recordó las palabras de su madre enseñándole sobre telas: las telas tienen su propio peso, caída y movimiento, por eso cuando escojas una tela siente todo eso.

Tocó la tela que tenía, era negra y elástica, comenzó a cortar con el molde que había hecho, le tomó algunas horas y cuando vio un bello y coqueto vestido negro estaba terminado, ahora qué iba a hacer… Otro vestido, pero este tendría detalles en encaje y usaría crepé.

Cuando llegó al club eran cerca de las seis y apenas se bajó del auto fue hacia el interior del club, buscó aquí y allá, sabía que ella gustaba mucho de la piscina y enfiló hacia allá. Cuando la vio besándose con un tipo que pasaba su mano por su bella figura, no lo pensó fue a ella y la agarró del brazo:

—¡Así que aquí estás!

—Khan… ¿Qué haces aquí?

—Viendo tu estúpido engaño—la sacudió.

Ella lo empujó y le gritó:

—No voy a ser la tabla de salvavidas de los Hamdi.

—¿De qué m****a hablas?

—Desean el dinero de mí para nivelarse y no te daré el maldito gusto, porque nunca me valoraste.

—Me iba a comprometer contigo.

—Después de 10 años de novios, no seré utilizada ni por ti, ni por nadie.

—Ya te utilicé suficiente y supongo que el sujeto este también.

Ella se le fue encima y comenzó a golpearlo junto con su novio de momento, el escándalo atrajo a los de seguridad que intervinieron y lo sacaron a empujones del club, su sangre hervía, deseaba golpear a alguien.

Se subió a su auto y enfiló a la ciudad a toda velocidad, pensando en lo podrido que era su mundo y que no tenía nada en sí que fuera de él.

Valka, estaba cansada y deseó un café y entonces se animó a dar una vuelta y tomar uno en la avenida. Todavía le dolía el trasero de la caída, pensó en ese momento en su padre y su enojo, tenía motivos, pero alejarla no era excusa, ahora ambos estaban solos, se miró el vientre y se lo sobó: no estaba tan sola, pero tampoco sabía cómo podría cuidar de un bebe si ella misma no se sabía cuidar.

Salió a caminar y se dio cuenta de que estaba en zona roja, así le decían a los barrios cercanos a la Calle de las Sirenas, el lugar era muy raro para ella, además era una noche bastante fría, entonces enfiló hacia allá.

Mientras caminaba veía a varias chicas en esquinas, todas esperando clientes con ropas sugerentes, se movían de un lado a otro para calentarse, pues el frío era intenso, algunas la miraban de reojo, no sabían si ella era competencia o solo una transeúnte; en esos sitios se cuidaba el territorio y el puesto, ella pasó de largo y cuando llegó a la avenida los centros nocturnos le dieron la bienvenida con grandes letreros con letras de neón, eran la delicia de los hombres que buscaban una aventura de una noche.

 Ella miró a todos lados y justo cuando iba a cruzar un tipo la atajó:

—¿Buscas trabajo?

Lo miró sorprendida, el tipo entonces le explicó:

—Si buscas trabajo te puedo conseguir uno.

—Lo siento se confunde…

El tipo no cejaba y la acorraló:

—Tienes el físico, el cuerpo para esto, tengo clientes que pagan bien por mozas como tú, te damos buen trato, seguridad y das la comisión.

¡Buen trato y un cuerno!

—¡No me moleste!

El tipo se le rio y le dijo a la joven:

—Piensas que te van a dar más particularmente, ni que seas la Cicciliona.

Eso era el colmo, ella lo empujó y fue caminando hacia la cafetería y el tipo la agarró del brazo y le dijo:

—Escucha perra, no te puedes pavonear aquí en mis terrenos, inquietas a mis clientes.

Ella lo empujó y le dijo:

—¡El perro serás tú!

Ella que se iba a retirar y el sujeto la agarró del cabello.

—Tienes que aprender a obedecer perra a tus amos.

¡Qué dolor! Ella intentó zafarse del tipo y no podía, gritó adolorida.

—¡Déjame!

—¡Ahora chillas, puta de m****a!

—No, suéltame… No…

—¡Cállate puta!

La llevaba tirando de su cabello, el semáforo cayó en rojo y el auto de Khan estaba esperando el cambio cuando vio la escena: una joven era arrastrada de los cabellos por un sujeto. ¡Eso era el colmo de la humillación! Ninguna mujer debía ser tratada como una cosa por muy prostituta que sea, nadie hacía nada, parece que ese trato era común en chicas como ellas, pero él no lo podía permitir, todavía le hervía la sangre por lo pasado con Kara y entonces se bajó del auto decidido a ponerle un alto a eso.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo