Inicio / Romántica / Un amor a la moda / Cap. 4 Un triste reecuentro
Cap. 4 Un triste reecuentro

Para Farid la derrota había tocado a su puerta y ahora sentía muchas batallas perdidas; sin embargo, lo que más le dolía era que su hijo no estuviera allí junto a él.

Cuando salió a un evento de modas en los que fue invitado se topó con Kara y Beto que estaban siendo entrevistados.

—Miren, mi ex.

Todos rieron y Kara le dijo a Beto.

—No hagas una escena.

—Ahora es cuando.

Se acercó donde Farid:

—¿Y tu hijo?

—Beto…

—¿Dónde se esconde el príncipe mariquita ese?

—Ya basta Beto, esto debe acabarse.

—Tu hijo me trató como un trapo y quieres que acabe, acabará cuando yo diga.

—¿Qué es lo que quieres?

—Ver a tu hijo pisado bajo mis tacones como la basura que es.

Farid se cogió el pecho y se excusó y Beto le gritó:

—¡Huye rata, eso eres una rata gorda y repugnante que te lucraste de mí, rata!

Farid salió fuera del evento y en pleno estacionamiento caía desplomado.

Ivet estaba angustiada en el hospital, sentía el piso hundirse bajo sus tacones y no tenía idea de qué podía hacer, el doctor, amigo de la familia, salió con rostro de pesar.

—¿Mi esposo?

Tomó sus manos y las apretó fuerte:

—Ivet hicimos cuánto pudimos.

Ella sintió que sus piernas no la sostenían y él la ayudó a no caer:

—Debes de ser fuerte, Farid ya no está entre nosotros.

Su mundo se quebró en mil pedazos.

Cuando Khan recibió la noticia regresaba de un café concierto con su tía Cayetana.

—¿Ves?, la vida bohemia puede cambiar las cosas.

—Tengo que darte la razón, me siento mejor…—su móvil sonó y vio el número de su madre—tal vez mi humor cambie.

Tomó la llamada:

—Mamá…—solo escuchó sollozos—¿mamá?

Cayetana se inquietó y entonces vio que su sobrino ponía rostro de horror, la palidez de un cirio lo dominó.

—¿Cuándo?… sí, sí, iremos para allá.

Cerró la llamada y se acercó a una pared a golpearla repetidas veces, Cayetana lo veía con horror.

—Hijo, por el amor de Dios detente.

—Mi padre… m*****a sea—golpeaba la pared—¡m*****a sea!, ¡m*****a sea!

Sollozaba aferrándose a la pared, entonces Cayetana comprendió que algo malo había pasado.

La noticia fue de dominio público, Farid Hamdi había muerto y la moda estaba de luto.

Kara lloraba abrazada de su madre y Beto se paseaba por la sala, se sentía culpable de todo lo pasado porque momentos antes él había hecho su escena desagradable.

—¿Qué considerará Khan?

Beto dijo en tono despótico:

—Dudo que ese saco de testosterona piense en algo que no sea en golpear cosas.

—Mi tío muerto…—sollozó.

—Querida no tenías nexo con ellos, solo un compromiso de amistad.

Él no entendía que siempre vio a Farid Hamdi en su vida, ¿cuántas comidas en su casa o en la de ella? Cientos, viajes incluso familiares, su humor tan árabe y su estilo tan crítico, lo amaba como su segundo padre.

—¿Y si yo fui responsable de su muerte?

Beto se abanicó, si ella era responsable él era el segundo al mando, ¡qué horror!

—No reflexiones en eso—la acarició—descansa, te cuidaré.

Ella apenas si podía cerrar sus ojos porque un sentimiento de culpa la embargaba.

La noticia era viral y salía en redes y en revistas de modas, Fedora llegó al negocio y agitado le comentó:

—Vine porque… Mi Dios—sacó de su bolso una revista y le mostró—mira querida, dime si no es él… ¡El príncipe!

Ella miró la gran foto de la revista de moda y lo reconoció, era el hombre que la había ayudado:

—¡Es él!

Fedora entonces le contó:

—Es famoso, al menos para el mundo de la moda, es hijo del fallecido zar de la moda de Ciudad Capital, Farid Hamdi, se llama Khan.

Entonces Fedora dijo de forma evocadora:

—Khan, apuesto, divino Khan.

Ella estaba sorprendida leyendo todo sobre el velorio y entierro del señor Hamdi.

—¡Es un Hamdi!

—Eso dice, su padre murió hace poco, es tan triste.

—No puedo creerlo.

—Hoy se celebra en honor a él una ceremonia en la catedral.

Sin pensar le dijo a su amigo:

—Debo de ir…

—Sabía qué dirías eso.

—Tal vez ni me recuerde, pero se lo debo.

—Iremos juntas.

Ella usó un vestido negro muy formal y un sombrero con velo discreto incluido que cubría el rostro cuando Fedora llegó con un sombrero de ala ancha y guantes largos, toda de negro. Salieron rumbo a donde se celebraba la misa y vieron a mucha gente elegante y algunos de la farándula.

Kara había asistido con su familia, a pesar de todo eran amigos de años y su padre decidió que guardarían la distancia. La joven durante la ceremonia no le quitó la vista de encima a Khan, su tic nervioso en su pierna hacía evidente que estaba ansiosa.

Valka veía de lejos a Khan e intentaban llegar lo más cerca posible, se abrieron paso y vieron a los Hamdi adelante, Khan con lentes oscuros sosteniendo la mano de la viuda. Valka comentó:

—Es una pena, se ve afectado.

Fedora susurró:

—Un apuesto y valiente muchacho para consolar.

Cuando el servicio terminó, todos se levantaron y comenzaron a darle el pésame a la familia, estrechaban la mano de Khan y abrazaban a su madre que usaba una mantilla en su cabeza.

Abrirse paso fue complicado; sin embargo, llegó cerca del joven al mismo momento que Kara Razar iba también y justo cuando esta pensó en abrazarlo, una mujer se le adelantó y le dio un fuerte abrazo que sorprendió a la joven y al mismo Khan.

—Lo siento tanto—le dijo Valka—en verdad lo siento por ti.

Khan se quedó cortado por recibir el abrazo fuerte de esa hermosa desconocida, porque lo era, es más, su rostro se le hizo familiar y parecía entender su dolor, entonces terminó correspondiéndole con fuerza, fueron unos segundos que estuvieron abrazados, pero para Valka eran minutos.

Kara se quedó impresionada por ese gesto, no conocía a esa mujer, tampoco podía acercarse, pues la gente se agolpaba alrededor de los Hamdi.

Fedora solo alcanzó tocar su mano y darle un discreto apretón. Valka le sonrió tristemente y él hizo otro tanto y ella lo dejó ir, entonces más personas lo saludaban y expresaban su pesar, pero el de cuando en cuando miraba a la joven desconocida que se perdía entre la multitud.

Kara vio a la joven con desdén, no la conocía y no veía su rostro, Beto se le acercó en esos momentos:

—Cariño, vamos, ya no hay nada que hacer.

—¿Conoces a esa mujer?

Él miró a Valka subirse a un auto no tan elegante:

—No sé, se ve que es corriente.

Ella la vio irse hasta el final y luego se unió a sus padres para irse juntos.

Valka se sintió más aliviada de poder darle ánimo al joven que le rescató en una etapa de su vida que fue oscura.

Khan llegó con su madre y tía cansadas, muy cansado.

—Gracias a Dios terminó.

Su madre le dijo entonces:

—Ahora recién empieza… Estamos casi en la ruina—vio su sorpresa—no tenemos diseñador y nadie quiere trabajar con nosotros debido a Beto.

Cayetana estaba triste y preocupada por el legado familiar:

—Todo se pudrió…—sollozaba Ivet.

Khan comenzó a caminar por la sala y le preguntó:

—¿Tan mal estamos?

—Sí, muy mal, eso afectó a tu padre.

Cayetana entonces le dijo a su cuñada:

—Debes descansar, después veremos todo.

La llevó a su habitación y Khan llamó a Enner:

—Enner, ¿puedes venir?

—Claro, dame unos minutos.

Estaba jodido y tenía que hallar la forma de salir de esa m****a, cuando su amigo llegó lo abrazó:

—Lo siento tanto, en verdad todo esto ha sido tan devastador.

Tomaron asiento y Enner vio a su amigo más repuesto de lo de Kara.

—El viaje te sentó.

—¿Sabes que estamos casi en la ruina?

Él asintió y comentó:

—No tienen diseñador, no tienen con qué trabajar.

—Es cierto, no pensé que un error mío orillara a mi familia a esto.

Enner se cruzó de piernas y le comentó:

—No solo es tu culpa, la última colección de Beto no fue la esperada, se cree el muy divo, pero ha perdido el brillo.

—Trabaja con Kara, pusieron una empresa de moda llamada Elite Razar.

Enner tuvo que reconocer y le comentó:

—Tengo que decir que es un gran proyecto y que tiene a todos a la expectativa.

Khan se levantó:

—Debo de sacar a la empresa adelante, no sé cómo…—miró a su amigo—voy a necesitar tu ayuda.

Enner sonrió y le anunció:

—Cuenta conmigo para lo que sea, primero debes encontrar diseñador

—Bien…

Llamó a la secretaria de la empresa:

—Julieta, necesito que comiences a buscar un diseñador para la empresa.

La voz de la secretaria resonó:

—Querido, eso he estado haciendo desde que me lo pidió tu padre, pero nadie quiere trabajar para Hamdi.

Eso molestó a Khan que le dijo:

—Debes hacer algo, pon un anuncio.

—¿Anuncio?

—En las páginas amarillas, pero consígueme un diseñador.

Cerró molesto y miró a Enner:

—No hay diseñador que desee trabajar con Hamdi.

—Entiendo, debes aprovechar que entramos en primavera y conseguir una colección lo más antes posible.

Entonces Khan comentó preocupado:

—No tengo suficiente capital.

Enner le dijo entonces:

—Tú sabes que puedes confiar en mí y que cuentas conmigo para lo que sea, mi padre me dio mi herencia y estaba pensando en cómo gastarla con unas putas modelos, pero ya que mi amigo me necesita, podría hacer algo útil con ese dinero.

Khan lo agarró y besó en ambas mejillas:

—Te amo.

—No te hagas el gay conmigo—se rio.

Khan dijo seguro:

—Vamos a sacar a Hamdi del hoyo y con tu dinero y con buenas ideas podremos hacerlo.

Fedora estaba preparando su show en un cabaret, tenía una rutina de baile con coreografía, cuando una chica comentó:

—Dicen que Hamdi busca diseñador.

—Me encantaba su moda—comentó la otra—solo que no estaba en mi presupuesto.

—Es cierto y Beto Cárdenas se fue…

Fedora les preguntó:

—Oigan gárgolas—las vio molesta—¿qué es lo que dicen?

—Salió un anuncio de Hamdi pidiendo diseñador, lo vi porque estaba buscando trabajo extra para mí…

—¿Diseñador?

—Así dice el gran anuncio—le dio el diario del día—búscalo.

Él lo hizo y leyó, sus ojos se abrieron y pensó: Valka tiene que aplicar, ella debe ser la nueva diseñadora de Hamdi.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo