Inicio / Romántica / Un amor a la moda / Cap. 2 El día en que te conocí
Cap. 2 El día en que te conocí

—¡Ya basta!

Se plantó frente al tipo, no le importó que su auto estuviera en media calle impidiendo el paso de otros vehículos.

—Piérdete, este no es asunto tuyo—dijo entre dientes el tipo.

Valka suplicó:

—¡Ayúdeme, por favor!

Entonces le dijo al sujeto:

—Ya déjala en paz.

—No me das órdenes aquí—tiró a la joven al piso—toma tu ramera, pendejo.

El sujeto solo alcanzó ver el puño estrellándose contra su rostro y cayó al suelo soñado, algunos que lo vieron se alarmaron.

Khan entonces le tendió la mano a la joven que lo miraba sorprendida, Valka nunca vio a nadie golpear de esa forma y ella se la tomó:

—Siento que pasaras por eso.

Ella asintió y de repente unos sujetos se fueron contra él que empujó a la joven y recibió el golpe de uno de ellos; Khan se recompuso y cuando le lanzaron otro golpe lo bloqueó y devolvió el ataque al sujeto que no se esperó que el joven sepa defensa personal, pero eran dos y el otro también se le fue encima y justo cuando iban a vencerlo…

—¡Basta ya!

Una mujer los separó.

—Dos contra uno, eso no se vale.

La mujer, bueno, no era una mujer, más bien era un alto travestí que envió a uno de los atacantes al piso.

—Oye m*****a, no te metas.

—¿Quieres que saque al hombre que hay en mí?

El otro sujeto retrocedió porque el tipo era muy alto y aunque vestido de mujer era de temer.

Khan estaba sorprendido y la joven fue a él:

—¿Estás bien?

—Sí… sí.

—Gracias, gracias por ayudarme.

—Lindo—dijo el sujeto—no hay perdón que deseen dañar a alguien tan valiente y bello como vos.

Khan miró a la joven que era bella, sin duda, aunque no vestía nada delator, si estaba allí debía ser del medio.

—Ok… todo bien, ¿verdad?

Le preguntó a la joven que al ver su rostro quedó sorprendida de ver lo apuesto que era, asintió nerviosa y él le dijo en tono recomendador:

—No dejes que te traten así, el que seas una chica de la vida no le da derecho a eso.

Entonces se retiró, cuando Valka se dio cuenta de lo que él había asumido de ella, intentó explicarle, pero lo vio subirse en su auto e irse. Su otro ayudador entonces la sacó de sus cavilaciones:

—Todo un príncipe azul—comentó el sujeto.

Ella lo miró sorprendida y él se presentó:

—Fedora.

—Valka.

—¿Eres nueva por aquí? Conozco a cada chica de aquí hasta al final… pero a ti— analizó su cabello bonito—nunca te he visto.

—Es que no soy de por aquí…

—¿No eres…?, ya sabes…

—No, no soy.

Menudo lío y la llevó a tomar algo, entonces acomodó su traje que era de brillos y se tiró el cabello hacia atrás y pidió dos cafés.

—Quería salir y tomarme un café, pero pasó esto…

—Estos sitios para una mujer sola, sin nada que ver con esto es peligroso, es como una oveja en medio de lobos.

—Ahora me di cuenta.

—La mayoría piensa que invades territorio—la vio intrigada—cada manzana es controlada por un gañán.

Acomodó su cabello largo y pintado de rojo.

—Las chicas se deben a ellos, si hay otra mujer que les desea quitar el sustento deben correrla.

Ella ignoraba todo eso, pensó en el joven apuesto que la había salvado y en la idea que se llevó de su imagen, Fedora como si leyera su mente le dijo:

—Esos especímenes no suelen venir dos veces a salvar chicas por estos lares.

—Es que él creyó que…—miró el café negro como su vida, ahora—ya no importa.

—Deja el agua correr, si el río cambia de dirección lo volverás a ver—miró la taza y le comentó—sé leer el destino.

Eso sorprendió a Valka.

—¿En serio?

—Sí…—tomó su taza y vio—aquí está, claro como el cielo despejado… Veo un bebe en tu camino y veo… Dios, veo lentejuelas y éxito…

Valka estaba asombrada con lo que decía y el sujeto sonrió y comentó:

—Veo… a un apuesto príncipe en tu camino.

Preguntó por el apuesto príncipe:

—¿Lo viste a él?

—Veo algo para ti, es demasiado bueno—le dijo emocionado—sin embargo, también veo manchas oscuras en medio, así que no será fácil.

Valka le confesó entonces:

—Estoy embarazada.

—Vi al bebe… ¿Y el padre?

—No lo sé… se fue, me dejó—era duro de reconocer.

La miró con pena y exclamó:

—Cosita, no llores, el viento siempre da la vuelta y lo que se lleva lo regresa.

—¿Crees que él vuelva?

Fedora fue sincera y entonces le comentó:

—De volver vuelven, pero no de la forma como deseamos.

Eso desilusionó a Valka. Fedora la acompañó a casa y le preguntó:

—¿De qué vives?

—Coso, es decir, mi padre era sastre y mi madre modista, aprendí de ellos lo necesario.

Le mostró su trabajo y él sorprendido de ver los dos vestidos comentó:

—Nena, esto es hermoso, seductor a simple vista, divinos…—miró sorprendido a la joven y comentó—esto es éxito.

Valka no sabía la magnitud de esas palabras y entonces Fedora le indicó:

—Linda, si sabes hacer esto, tendrás muchas clientas—le tomó varias fotos—las mujeres de estos lados siempre desean lucir como princesas seductoras, lujuriosas y tú lo has conseguido…

La colocó en sus redes sociales:

—Te lloverán contratos.

—¿En serio?

—Lo sé, Valka debes pensar en grande, tu destino es el éxito, no te aflijas por las manchas, siempre es necesario algunas en nuestro camino para limpiar y brillar.

La joven sonrió tímidamente, no sabía si era cierto lo que había dicho, pero le dio ánimo, antes de irse prometió volver.

Ya sola recordó al valiente caballero que la salvó del infortunio, sus ojos negros, su fuerza… Nunca había visto a nadie así, pero se fue creyéndola del medio y tal vez nunca lo volvería a ver, así que quedo como una ilusión más en el desierto de su vida.

Le dolía la mano y solo se dio cuenta cuando ya estaba llegando a casa, vio la mansión de sus padres y se quedó en el auto masajeando su mano y su móvil sonó:

—Te voy a demandar bastardo.

La voz del petulante de Beto Cárdenas se escuchó burlona.

Él se miró la mano, comenzó a abrir y cerrarla y salió del auto, cuando llegó a casa su madre lo esperaba:

—Kara nos llamó, nos contó que te portaste horrible.

—Solo le reclamé su estupidez.

Su madre molesta le dijo:

—Nos has puesto en una situación difícil, tenías que pelearte con ella días antes del compromiso.

Fastidiado le respondió a su madre:

—Del cien por ciento de las peleas, el noventa por ciento las hacía ella, peleaba por todo.

Su madre entonces le recalcó:

—Tú no eres un ángel.

—No, no lo soy ni lo seré.

—Ahora nos orillas a hacer algo grandioso para palear esto.

Khan le comentó entonces:

—No es necesario hacer eso.

—Es que no es por ti, es por nuestra imagen.

Khan miró a su madre tan apegada a la norma de la imagen y él, con la suya por los suelos, solo subió las escaleras y se topó con su padre:

—Ya volviste, vaya contigo, ahora te da por sumar escándalos a tu vida.

Su padre era otro que no cejaba.

—Escucha eres un Hamdi y nuestro apellido es sinónimo de éxito, no puede haber un Hamdi sin él.

Puso los ojos en blanco y su padre entrecerró los ojos y le preguntó:

—¿Qué gesto es ese?

—Me voy…

—Tengo mucho que decirte.

Khan respondió entonces:

—Lo siento me voy.

Iba a su cuarto, sacaba una maleta y empacaba sus cosas, cuando su padre entró y vio lo que hacía:

—¿Te vas?

—Sí, me voy, no soporto este lugar.

Su padre se quedó mudo de la impresión, en ese momento cuando lo vio pasar con su maleta frente a él se dio cuenta de que se iba en verdad.

—Escucha, eres mi hijo.

Khan le respondió.

—Siempre seré tu hijo aquí y donde sea, pero ahora necesito tiempo.

Se fue sin mirar atrás.

Valka no durmió bien esa noche, no le contó nada de lo pasado a Fey, no deseaba molestarla, solo pensaba en el joven de ojos negros que la rescató del infortunio cuando eran las nueve de la mañana tocaron a la puerta y al abrir.

—Es aquí lindas, ropa hermosa, diseñada por una hermosa.

Varias mujeres entraron interesadas en los vestidos de Valka.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo