Dorian.—Madre, ¿puedes sentirlo? —pregunté, frunciendo el ceño.Ambos estábamos en la cabaña que quedaba cerca del templo, justo en la habitación donde yo tenía todos mis documentos relacionados con Umbra.Alanna estaba en el pueblo, por lo que no tenía de qué preocuparme. Mi madre asintió en respuesta, preocupada.—Tal vez los miembros más fuertes como Jhon también puedan sentirlo, deberíamos hacer una reunión para avisarles a todos —comentó, con una mano en la cintura.Junté ambas manos encima de la mesa, viendo los distintos folletos y dibujos hechos a lápiz de mis antepasados acerca de cómo se veía el artefacto y cómo quedó Umbra después de dejar de ser un druida.Había un poder maligno que emanaba del templo, por eso deduje que era él. Mi madre también podía sentirlo.—Es posible que su liberación se adelante y no sea cuando lo predije. Puede que incluso Umbra aparezca el próximo mes —argumenté, trazando una línea en una hoja con el mapa del templo.—¿Crees que ya haya absorbido
Dorian.Una fuerza invisible me capturó los pies, evitando que pudiera moverme.—Mmh, da igual, este tipo ya no me sirve así que no lo necesito —Lo lanzó hacia mí, y como pude hice que mi cuerpo detuviera el impacto del suyo.—¡Bryan! —exclamé.Palmeé su rostro para asegurarme de que siguiera vivo. Sus ojos estaban vacíos, como si le hubieran quitado el alma y su boca solo pudo soltar un suspiro con dificultad.—Te lo regalo —se burló Umbra, dándose la vuelta—. Aunque, si no le dan los cuidados adecuados, es posible que muera en unos días —Sacudió su mano.—¡Eres un infeliz!—Vaya, nunca me había sentido tan bien al escuchar un insulto hacia mí —expresó—. Nos veremos pronto, alfa, y veremos quién de los dos prevalecerá.Sentí que me clavó sus ojos, si es que tenía. Bryan estaba entre mis brazos, agonizante por todo lo que había pasado en su encierro.El humo empezó a desaparecer, pero mi garganta picaba tanto, que tuve que levantarme para tratar de rascarme con mis manos. Se me estaba
Alanna.—Oye, ¿no crees que has estado actuando extraño? —le pregunté.Decidí encarar a Dorian porque llevaba días evitándome y yendo seguido al pueblo, pidiéndome que no lo siguiera y me quedara en casa.Nosotros empezamos a vivir como antes, en la cabaña cercana al templo.—¿De qué hablas? —cuestionó, confundido.Se sentó en el sofá y encendió la televisión que recién compró para que yo tuviera algo de entretenimiento cuando él se iba.—Dorian, me has dejado sola, ¿se puede saber qué ocultas? —Puse ambas manos en mi cintura luego de apagar el televisor.Estaba teniendo una punzada que me daba cierta inseguridad, porque no podía pensar otra cosa que no fuera el hecho de que tenía a otra mujer.¿Tan rápido se cansó de mí?¿Me estaba engañando?—Princesa, sabes que te amo, ¿verdad? —Se levantó, buscando mi cercanía.—¡No vas a convencerme esta vez! —exclamé, empujándolo con mis manos—. Puede que los días anteriores haya funcionado, pero esta vez es diferente.Siempre me dejaba llevar p
Alanna.Me asomé por la ventana cercana a la puerta y la luna llena iluminaba el bosque con un resplandor plateado, creando sombras danzantes entre los árboles. Yo veía el cielo a través de la ventana de la cabaña, hasta que una silueta familiar me hizo fruncir el ceño.Una figura femenina estaba esperando, su boca entre abierta y su aliento notorio salía de ella por el frío nocturno. Parecía que la angustia la consumía. Las lágrimas se mezclaban con el sudor en su rostro, pero no se detenía.Me preocupé tanto que no dudé en quitar el seguro de la puerta para abrir y recibirla. Me sorprendió su visita inesperada, pero su expresión destruida me tenía consternada.—¡Sofía! ¿Qué pasa? —pregunté, al ver el estado de mi amiga.Sofía se lanzó en mis brazos, sollozando y dejando salir toda su agonía. Tuve que abrazarla con fuerza, tratando de transmitirle calma a como diera lugar.Algo malo le había pasado.Tenía tantas preguntas en mi cabeza del por qué se encontraba en ese estado.—Oh, Ala
Dorian.Después de haber dejado a Alanna sola de nuevo, me dispuse a ir a la cabaña de mi madre en donde se encontraba Bryan y todavía no había despertado.Me pareció tierno que Alanna sintiera celos hacia mí, pero calculaba que Bryan despertaría entre esa noche y al día siguiente, por eso debía contarle todo a ella.—Dorian, llegaste —Mi madre estaba ajetreada—. Él acaba de despertar, pero no quiere hablar conmigo.—¿De verdad? —Me apuré en ir a su habitación—. Necesito verlo y hacerle unas preguntas.—Es posible que no las responda... Se siente amenazado por nosotros.—Tranquila, yo me encargo —Palmeé su hombro—. Ve a descansar, lo necesitas.Ya se le empezaban a notar las ojeras por el esfuerzo que había hecho en sanar a un humano completo. Era más fácil en los hombres lobo ya que teníamos regeneración, pero los humanos no.Por suerte, Bryan estaba mucho mejor a comparación con el primer día que llegó. Una sanadora se encargó de quitarle la barba y pudimos apreciar mejor su rostro.
Alanna.Desperté con una resaca muy fuerte, y recordé que la noche anterior me embriagué con Sofía por su ruptura amorosa.Me giré y ella estaba roncando a mi lado en la cama, con la baba saliendo por su boca. Luego me di cuenta de que Dorian estaba parado en la puerta y con ambas manos en la cintura.Su mirada juzgadora me lo decía todo.—¿Se puede saber qué han hecho? La sala es un desastre —soltó, negando con la cabeza.—Carajo... —Me caí de la cama al moverme, estaba en la orilla—. Dorian, te juro que no fue mi intención. No recuerdo nada.Él se acercó y me ayudó a levantarme.—¡Sofía de la Trinidad! —gritó, y mi amiga se sobresaltó.—¡Ah! —chilló—. ¿Qué sucede? ¿Nos invaden?—¿Por qué bebieron tanto? —cuestionó mi mate, sosteniéndome.—Solo fueron unas cuantas latas, no es para tanto —Sacudió su mano—. ¿Por qué?—Sofía, como eres la responsable de todo esto, te dejaré a cargo de la limpieza en la sala —ordenó el alfa, con una sonrisa.—¡Pero Dorian! ¡Tengo el corazón roto! ¿Acaso
Alanna.Los días pasaron con normalidad y Bryan ya podía caminar después de los cuidados de Krista. El único problema era que no le permitían salir de su cabaña, ya que podía ponernos en peligro.—Ya quiero que aparezca Umbra —resoplé, acostándome en la cama.Era de noche, por lo que teníamos que dormir.Dorian se quitó la camisa, dejando a la vista ese abdomen bien formado que me tenía loca.—¿Por qué? ¿Quieres pelear con él?—Si lo derrotamos, Bryan podrá recuperar su libertad... Hace dos semanas que volvió y no le he dicho nada a mis padres —murmuré.El hombre se paró al lado de la ventana, mirando el paisaje de afuera y la poca luz de las farolas le alumbraba el cuerpo, marcando sus cuadros.—Deberías comentarle por lo menos a Caleb, estoy seguro de que él entenderá la gravedad de la situación y no se arriesgará en venir —sugirió—. Le bastará con saber que su hijo está a salvo.—¿Tú dices?—Confía en mí, ¿alguna vez me he equivocado?Sonreí.—Pareces un anciano con experiencia, ya
Alanna.Llamé a mi padre.—¿Hija? ¿Sucede algo? No me digas que ya apareció el espíritu... —habló del otro lado de la línea.—Papá, necesito decirte algo muy importante que puede tomarte de sorpresa —Me mordí el labio.Decirle que Bryan estaba con nosotros, pero que no podía dejar la cabaña de Krista hasta derrotar a Umbra, era algo difícil para mí.A parte, el hecho de que estaba embarazada, ¿cómo lo tomaría? Seguro me diría: te advertí que te cuidaras.Mi corazón estaba ansioso dentro de mi pecho.—Cuéntame.—Tengo noticias sobre Bryan, pero debes escucharme con atención —mencioné, inhalando hondo.—Soy todo oídos, sabes que no haré nada que los ponga en peligro a ustedes —expresó, me sentí aliviada.—Bryan está con nosotros...—¡¿Qué?! ¿Pero cómo? —Su voz salió alterada, en shock.—Hace dos semanas que ha estado en un proceso de recuperación con la ayuda de Krista, la madre de Dorian. Umbra le quitó sus poderes, por lo que ahora es humano —expliqué, apretando los labios.Sabía que