Alanna.Desperté con una resaca muy fuerte, y recordé que la noche anterior me embriagué con Sofía por su ruptura amorosa.Me giré y ella estaba roncando a mi lado en la cama, con la baba saliendo por su boca. Luego me di cuenta de que Dorian estaba parado en la puerta y con ambas manos en la cintura.Su mirada juzgadora me lo decía todo.—¿Se puede saber qué han hecho? La sala es un desastre —soltó, negando con la cabeza.—Carajo... —Me caí de la cama al moverme, estaba en la orilla—. Dorian, te juro que no fue mi intención. No recuerdo nada.Él se acercó y me ayudó a levantarme.—¡Sofía de la Trinidad! —gritó, y mi amiga se sobresaltó.—¡Ah! —chilló—. ¿Qué sucede? ¿Nos invaden?—¿Por qué bebieron tanto? —cuestionó mi mate, sosteniéndome.—Solo fueron unas cuantas latas, no es para tanto —Sacudió su mano—. ¿Por qué?—Sofía, como eres la responsable de todo esto, te dejaré a cargo de la limpieza en la sala —ordenó el alfa, con una sonrisa.—¡Pero Dorian! ¡Tengo el corazón roto! ¿Acaso
Alanna.Los días pasaron con normalidad y Bryan ya podía caminar después de los cuidados de Krista. El único problema era que no le permitían salir de su cabaña, ya que podía ponernos en peligro.—Ya quiero que aparezca Umbra —resoplé, acostándome en la cama.Era de noche, por lo que teníamos que dormir.Dorian se quitó la camisa, dejando a la vista ese abdomen bien formado que me tenía loca.—¿Por qué? ¿Quieres pelear con él?—Si lo derrotamos, Bryan podrá recuperar su libertad... Hace dos semanas que volvió y no le he dicho nada a mis padres —murmuré.El hombre se paró al lado de la ventana, mirando el paisaje de afuera y la poca luz de las farolas le alumbraba el cuerpo, marcando sus cuadros.—Deberías comentarle por lo menos a Caleb, estoy seguro de que él entenderá la gravedad de la situación y no se arriesgará en venir —sugirió—. Le bastará con saber que su hijo está a salvo.—¿Tú dices?—Confía en mí, ¿alguna vez me he equivocado?Sonreí.—Pareces un anciano con experiencia, ya
Alanna.Llamé a mi padre.—¿Hija? ¿Sucede algo? No me digas que ya apareció el espíritu... —habló del otro lado de la línea.—Papá, necesito decirte algo muy importante que puede tomarte de sorpresa —Me mordí el labio.Decirle que Bryan estaba con nosotros, pero que no podía dejar la cabaña de Krista hasta derrotar a Umbra, era algo difícil para mí.A parte, el hecho de que estaba embarazada, ¿cómo lo tomaría? Seguro me diría: te advertí que te cuidaras.Mi corazón estaba ansioso dentro de mi pecho.—Cuéntame.—Tengo noticias sobre Bryan, pero debes escucharme con atención —mencioné, inhalando hondo.—Soy todo oídos, sabes que no haré nada que los ponga en peligro a ustedes —expresó, me sentí aliviada.—Bryan está con nosotros...—¡¿Qué?! ¿Pero cómo? —Su voz salió alterada, en shock.—Hace dos semanas que ha estado en un proceso de recuperación con la ayuda de Krista, la madre de Dorian. Umbra le quitó sus poderes, por lo que ahora es humano —expliqué, apretando los labios.Sabía que
Dorian.—Parece que estás mucho mejor hoy —hablé, mientras mi madre le quitaba el suero a Bryan.—Ha empezado a comer de nuevo —informó ella, con una sonrisa.—Es todo gracias a ustedes, no pensé que me ayudarían tanto —expresó el rubio, levantándose de la camilla.Mostró que podía ponerse de pie y caminar alrededor de la habitación. Mi madre empezó a anotar su estado en la liberta con su informe para estar al tanto.—¿Y no has sentido más a Umbra? —pregunté.—De hecho... Todavía siento que me controla, a veces me duele el pecho como si quisiera aplastarlo por lo que hago —Llevó una mano a esa zona—. Pero estoy bien, mejor que antes.La puerta se abrió, mostrando a un Jhon bastante molesto, con el ceño fruncido.—Disculpen la molestia, ¿podemos hablar? —Me miró a mí.—Claro —Me levanté de la silla—. Madre, te lo encargo.—Siempre.Salí de la habitación junto a Jhon y se cruzó de brazos al llegar a la sala. Movió el pie repetidas veces y suspiró.—Alanna jaló del cabello a Lorena —solt
Alanna.Las dos semanas pasaron en un abrir y cerrar de ojos, y todos en el pueblo estaban listos para la guerra que se avecinaba contra un solo espíritu.El ajetreo era presente, pues la mayoría sabía que Umbra despertaría en cualquier momento. Era cuestión de tiempo para que la luna saliera y nos diera mucho más poder del que teníamos.—Alfa, todos están listos para esperar en el templo —informó Jhon, con el traje especial que la mayoría teníamos.Mi corazón estaban que daba un vuelco dentro de mi pecho, porque sabía lo que se nos venía encima.—Que vayan en orden, los más fuertes en el frente, y los más débiles cubriendo la retaguardia junto a los sanadores —ordenó Dorian.—¿Dejaremos a Bryan aquí? —pregunté, ya que mi hermano seguía en la cabaña de Krista.—Estará más seguro.—Entiendo.Bajé la mirada.—¡Alanna! —La voz de Sofía me hizo girarme—. Por la diosa... Es hoy. Estarás en el frente y yo detrás, como la debilucha que soy.Tomó mis manos con pesar.—Ni se te ocurra morir, S
Alanna.El aire estaba cargado de tensión. Dorian y yo nos tomamos de la mano porque sabíamos que él aparecería en cualquier momento.Mi corazón latía con fuerza, y así ambos avanzamos, recordando que sería la batalla decisiva, esa que nos llevaría a la paz, o a una tragedia.Detuvimos el paso al sentir su poder, esta vez, yo pude darme cuenta gracias a mi sensor de peligro.Umbra emergió de las sombras, su figura etérea y oscura contrastando con la luz de la antorcha que cargaba Dorian en su mano. La oscuridad en su rostro no dejaba ver sus ojos, pero aparecieron dos puntos que brillaban con una malevolencia antigua.Se me erizó la piel.—Veo que me han estado buscando para zanjar este asunto, ¿no? —dijo, con una voz que resonaba como un eco siniestro—. Por fin puedo ser libre otra vez, no permitiré que me arruinen eso. Quítense de mi camino.Sonó exigente.—Me temo que no será posible, Umbra —respondió Dorian, ladeando la sonrisa—. Hoy será tu final definitivo, no te contendremos en
Laia.Siempre pensé que yo había nacido como una simple humana, sin ningún tipo de poder en mi interior. Era parte de una manada de hombres y mujeres lobos, pero mi madre era una humana completa.Mi padre creyó, y me hizo creer que existía la posibilidad de que mi loba interior nunca saliera a la luz y yo así me mentalicé para no ilusionarme. Por desgracia, mamá había muerto cuando yo nací, así que no la conocí.A mis veintidós años, bajo el cielo nocturno y la brillante luna llena, se manifestó.—¿Q-qué me sucede? —balbuceé, sintiendo hormigueos en mi cuerpo.—No puede estar pasando —soltó mi padre, con intriga en sus ojos.Era muy normal que la transformación se presentara entre los diesiséis a los dieciocho años, no después.Ese día estaban haciendo el típico procedimiento para los jóvenes de la manada, el cual salió con éxito. Pero no se esperaban que yo también estuviera incluida en el proceso.Sentí un poderoso tirón en mi interior, como si algo quisiera salir de mi cuerpo, o mo
Laia.No imaginé que los ShadowMoon vivieran en una jodida mansión. Habían paredes brillando y puertas de oro, por no decir que el ambiente dentro del lugar era bastante movido.Las personas iban de un lado a otro, tanto en su forma de humanos como la de lobos. Yo seguí al alfa, porque técnicamente era el único en el que podía confiar si el resto eran puros desconocidos.Caleb también lo era, pero estábamos unidos por el vínculo de la diosa, y eso lo volvía una persona confiable para mí. Mi corazón me decía que él no me haría daño.—Te llevaré a tu habitación —habló, separándose de los otros.—¿Estaremos separados? —cuestioné, extrañada.No lo veía mal, pero por lo menos deberíamos conocernos un poquito más.—Sí.Vaya hombre más seco.Lo detallé de reojo y a pesar de que su actitud me desagradaba un poco, su belleza me tenía hipnotizada. Esa nariz respingada se veía perfecta de perfil. Noté que sus pestañas eran mucho más largas que las mías, envidiables.—¿Qué tanto miras? —inquirió,