Dorian.—Parece que estás mucho mejor hoy —hablé, mientras mi madre le quitaba el suero a Bryan.—Ha empezado a comer de nuevo —informó ella, con una sonrisa.—Es todo gracias a ustedes, no pensé que me ayudarían tanto —expresó el rubio, levantándose de la camilla.Mostró que podía ponerse de pie y caminar alrededor de la habitación. Mi madre empezó a anotar su estado en la liberta con su informe para estar al tanto.—¿Y no has sentido más a Umbra? —pregunté.—De hecho... Todavía siento que me controla, a veces me duele el pecho como si quisiera aplastarlo por lo que hago —Llevó una mano a esa zona—. Pero estoy bien, mejor que antes.La puerta se abrió, mostrando a un Jhon bastante molesto, con el ceño fruncido.—Disculpen la molestia, ¿podemos hablar? —Me miró a mí.—Claro —Me levanté de la silla—. Madre, te lo encargo.—Siempre.Salí de la habitación junto a Jhon y se cruzó de brazos al llegar a la sala. Movió el pie repetidas veces y suspiró.—Alanna jaló del cabello a Lorena —solt
Alanna.Las dos semanas pasaron en un abrir y cerrar de ojos, y todos en el pueblo estaban listos para la guerra que se avecinaba contra un solo espíritu.El ajetreo era presente, pues la mayoría sabía que Umbra despertaría en cualquier momento. Era cuestión de tiempo para que la luna saliera y nos diera mucho más poder del que teníamos.—Alfa, todos están listos para esperar en el templo —informó Jhon, con el traje especial que la mayoría teníamos.Mi corazón estaban que daba un vuelco dentro de mi pecho, porque sabía lo que se nos venía encima.—Que vayan en orden, los más fuertes en el frente, y los más débiles cubriendo la retaguardia junto a los sanadores —ordenó Dorian.—¿Dejaremos a Bryan aquí? —pregunté, ya que mi hermano seguía en la cabaña de Krista.—Estará más seguro.—Entiendo.Bajé la mirada.—¡Alanna! —La voz de Sofía me hizo girarme—. Por la diosa... Es hoy. Estarás en el frente y yo detrás, como la debilucha que soy.Tomó mis manos con pesar.—Ni se te ocurra morir, S
Alanna.El aire estaba cargado de tensión. Dorian y yo nos tomamos de la mano porque sabíamos que él aparecería en cualquier momento.Mi corazón latía con fuerza, y así ambos avanzamos, recordando que sería la batalla decisiva, esa que nos llevaría a la paz, o a una tragedia.Detuvimos el paso al sentir su poder, esta vez, yo pude darme cuenta gracias a mi sensor de peligro.Umbra emergió de las sombras, su figura etérea y oscura contrastando con la luz de la antorcha que cargaba Dorian en su mano. La oscuridad en su rostro no dejaba ver sus ojos, pero aparecieron dos puntos que brillaban con una malevolencia antigua.Se me erizó la piel.—Veo que me han estado buscando para zanjar este asunto, ¿no? —dijo, con una voz que resonaba como un eco siniestro—. Por fin puedo ser libre otra vez, no permitiré que me arruinen eso. Quítense de mi camino.Sonó exigente.—Me temo que no será posible, Umbra —respondió Dorian, ladeando la sonrisa—. Hoy será tu final definitivo, no te contendremos en
Alanna.—¡Yo me encargo! —le dije, dejándolo a un lado.Seguro ese era parte del poder que le robó a mi hermano, por eso pudo crear lobos para que pelearan por él.Todo a mi alrededor estaba siendo una completa masacre. Cada vez aparecían más lobos siniestros por parte de Umbra, atacando a mis compañeros.—¡No te va a dar tiempo! —exclamó, estirando su mano.Y tenía razón, justo cuando iba a invocar el poder de mi loba, ambos animales saltaron en mi dirección luego de soltar un ladrido estruendoso.Cerré mis ojos esperando el impacto que me darían, pero un licántropo de pelaje marrón y ojos verdosos que brillaban gracias a la luna, me salvó.—Alanna, ¿estás bien? —cuestionó, una vez que aplastó a los dos lobos falsos que se desintegraron.Aunque su voz había salido rasposa y gruesa, supe de inmediato que se trataba de Jhon, el beta.—¡Jhon! Muchas gracias por haberme ayudado —solté, arrugando la frente—. Dorian, debes ir con él. ¡Míralo! —señalé la ubicación.Él estaba peleándose a mu
Dorian.Mis patas peludas estaban haciendo fuercitas con las manos demoníacas y oscuras de Umbra, quien no dejaba de reírse con malicia.Mi mandíbula estaba tensa porque si lo soltaba, podía salir volando hacia atrás, y mi prioridad era mandarlo a volar a él lejos con mi fuerza.—Te recuerdo que tengo más poder que antes, querido Dorian —se burló—. Tengo que admitir que me has sorprendido, a pesar de que tienes menos edad que yo. Yo he vivido décadas, ¿en serio crees que podrás derrotarme?—El problema es que eres un villano que habla mucho y hace poco, por eso sé que puedo derrotarte —sentencié, con una sonrisa de lado.Yo estaba transformado en un licántropo, y pronto otro de los míos se abalanzó sobre Umbra y pude lanzarlo lejos del círculo con una ráfaga de viento que creé.—¿Jhon? —cuestioné, frunciendo el ceño.—Tenía que ayudarte al verte en esa situación, ¿está mal? —Limpió sus manos.—Gracias, pero hay que evitar que se mantenga en este círculo. Sabes que el artefacto está de
Alanna.—¿Dices que el artefacto lo consideró no apto? —pregunté.No me cabía en la cabeza que Umbra hubiera desaparecido así de fácil... Tanto sufrimiento, tanta lucha para que al final el Corazón de la Tierra lo destruyera por su cuenta.—Sí, y ahora me toca a mí agarrar el artefacto para llevarlo con nosotros al pueblo... —respondió Dorian, levantándose con dificultad.—Puede ser peligroso, ¿y si te sucede lo mismo que a él? —Arrugué la frente.Traté de ponerme de pie, pero no pude al sentir una punzada en mi tobillo fracturado. Había olvidado ese detalle.Me sentí inútil por eso.—No lo sabré hasta que lo intente —Tragó saliva—. Puede que sepa que yo tengo la sangre de los SilverMoon y no me haga daño.—¡Es difícil que lo sepa! ¡¿Y si no quiere ser tomado a la fuerza?! —exclamé, exaltada por no poder levantarme.Sobé mi tobillo al ver que estaba lleno de sangre. A parte de eso, tenía varios moretones en todo mi cuerpo por el impacto de mi propio poder.—No pienso usarlo, Alanna. S
Alanna.Había pasado un día y me desperté sobresaltada porque había soñado que seguía peleando con Umbra.Restregué mis ojos y miré el techo de la habitación, era el área médica del pueblo, que quedaba al lado de la cabaña de Krista.—Alanna, has despertado —La voz de mi padre me tranquilizó.Él estaba en la camilla de al lado, con una amplia sonrisa y renovado, aunque había un par de vendas en su pierna. En mi caso, yo tenía una férula.—Padre, ¿estás bien? Mamá debe de estar preocupada... —Me senté.—Créeme, estará feliz cuando regrese junto a Bryan —expresó.—¿Y cómo hará si encontró a su mate?—Me la llevaré conmigo —habló mi hermano, atravesando unas sábanas que hacían de pared—. ¿Por qué?Abrí los ojos con sorpresa.—¡¿Te vas a llevar a Sofía?? —cuestioné, impresionada.No pensaba que fuera a hacer eso. Creí que él iba a quedarse en la manada, pero me equivoqué. Significaba que tendríamos que separarnos, ¿no? Porque como Dorian era el alfa, yo debía quedarme con él.Mi mente esta
Bryan.Estaba caminando por los alrededores del pueblo. No conocía a muchas personas, ya que llevaba poco tiempo en ese lugar, pero me aseguraba se saludar a la mayoría.Mi intención era buscar a Sofía, necesitaba tener una conversación profunda con ella después de tanto ajetreo que nos impedía vernos.No imaginé que la diosa me diera la oportunidad de un segundo amor.Pateé una piedra, y ahí la vi a ella, aunque estaba hablando con otra mujer. Supuse que eran amigas.—No hiciste nada para salvar a los que murieron en vano, yo me lastimé y estuve a punto de morir, ¿por qué tienes que ser tan débil? —La mujer la veía con rabia.¿No eran amigas?Fruncí el ceño y me detuve para observar la escena y asegurarme de no cometer un error.—Lorena... Déjame en paz, ¡ya tienes a Jhon! ¿Qué más quieres? —exclamó, con una mano en su pecho—. Todo lo malo se acabó. Ya no tienes que preocuparte, ¿entiendes? ¡Vive tu vida y déjame vivir la mía! —defendió Sofía, con molestia.Era seguro que se llevaban