Alanna.Los días pasaron con normalidad y mi relación con Sofía aumentó bastante. Me agradaba pasar el rato con ella, y varias veces nos topamos con la madre de Dorian en nuestros paseos.Era de noche y ella se estaba preparando más de lo habitual. Supuse que en vez de ir a patrullar, tendría una cita ya que hasta se maquilló.Eso me dejó desconcertada.—¿Verás a Dorian?Algo en mí se quebró, hasta que volteó a verme con confusión y arrugó la nariz.—Claro que no, te he dicho que él me rechazó —refutó. Ella estaba frente al espejo—. Dorian no es el único que me gusta.Parpadeé varias veces, incrédula.Me acomodé en la cama porque Sofía no dejaba de sorprenderme con sus locuras.—Pensé que ya me habías contado todo sobre ti —dije, tragando saliva.—Alanna, después de que mi mate me rechazó... Decidí disfrutar un poco, en dado caso de que otro vínculo no apareciera —explicó, cerrando el polvo compacto.—Ah... Con todo lo que me has dicho estos días, llegué a la conclusión de que te guar
Alanna.Me separé porque necesitaba ver su reacción. No sabía qué pasaba por la mente de Dorian, a veces quisiera tener el poder de mi padre para averiguarlo, pero sus ojos estaban llenos de sorpresa.Lo que hice me dejó claros mis sentimientos por él. La suavidad de su boca se me quedó grabada, así que llevé la yema de mis dedos a mis labios para guardar ese hermoso recuerdo. Yo estaba de pie, y él seguía sentado en el sofá.—Discúlpame, Dorian... Pero quería asegurarme —dije, apenada—. Entiendo si ya no quieres ayudarme, o si prefieres alejarte de mí.Me rompía el corazón de solo pensar que ya no lo volvería a ver por haber cometido esa locura.Dorian me tomó del brazo, dejándome sorprendida. Me jaló hasta que nuestros cuerpos quedaron como antes, yo encima y él debajo. Tuve que alinear el mentón para verlo a los ojos.—Que conste que tú lo empezaste, Alanna —habló, con una sonrisa pícara—. No quiero que luego te arrepientas.Puso su mano detrás de mi cabeza y cortó la distancia que
Dorian.Me sorprendió mucho que Alanna me viniera a buscar a la una de la mañana para besarme y confesarme sus sentimientos.Fue un total shock para mí, y más porque después de eso terminamos en el acto.Ella estaba debajo de mí y yo le daba embestidas lentas, por mucho que quisiera aumentar el ritmo y decirle que era mía... No quería lastimarla al ser su primera vez.Me volvía loco. Era la primera vez que probaba a una mujer y ese olor quedaría grabado en mi memoria, estaba seguro de que a partir de ese momento, ella no saldría jamás de mi cabeza.—Alanna... —gruñí, a punto de llegar al clímax.Ella estaba en su punto máximo de placer, porque sus ojos se fueron hacia atrás y se aferró a mis brazos, enterrando sus uñas.—¡N-no te detengas, por favor! —rogó, en un chillido.Ambos lo estábamos disfrutando por nuestra inexperiencia. Aunque yo sabía sobre los puntos erogenos que podían tener las mujeres gracias a varios libros eróticos que leí en el pasado.Alanna arqueó su espalda como p
Alanna.Ya había pasado más de una semana en la manada SilverMoon. Llevaba más de un mes lejos de mis padres y todo lo que conocía... A decir verdad, me acostumbraba bastante rápido a un entorno nuevo.Me enamoré sin poder evitarlo de un hombre que resultó sentir lo mismo por mí, o al menos nos estábamos dando la oportunidad.Estaba sentada en un campo abierto donde solían reunirse todos, yo me encontraba con Sofía y Jhon, quienes no dejaban de besarse frente a mí como si fueran una pareja real.Mi celular vibró en mi bolsillo, así que me alejé de ellos para responder.—¡Alanna! Ya casi no me llamas, mujer —se quejó Marta.—Discúlpame, por acá la señal no es muy buena —respondí.—Cuéntame, ¿alguna novedad con ese hombre del que me hablaste? Seguro debes de estar pasándola de maravilla y por eso me tienes olvidada —expresó, con agonía en su voz.Que dramática solía ser esa niña.—Para nada... Si todo sale según lo planeado, puede que lo conozcas cuando regrese a casa —Me mordí el labio
Alanna.Kayn...Él estaba ahí, era real y no entendía por qué. Me reconoció con facilidad, así que mi corazón quería salirse de mi pecho en el mal sentido.—¡Eres un infeliz! —exclamó Sofía, sin pelos en la lengua.—Veo que sigues siendo tan rebelde como siempre, Sofía. Cuánto tiempo sin vernos —expresó con cinismo.Nosotras seguíamos sujetando a Jhon. ¿En serio Kayn lo había dejado así de mal? Mis dientes estaban chocando porque de pronto empecé a sentir toda la rabia acumulada por su culpa.Tal vez todavía yo no tenía el suficiente poder para ganarle, pero no iba a quedarme de brazos cruzados viendo cómo masacraba al pueblo.—¿Qué haces aquí? —mascullé.—Eso mismo me pregunto yo, ¿qué haces tú aquí? ¿Qué tienes en común con esta manada? —interrogó.—No tengo por qué decírtelo.El odio que sembró él mismo en mí, me estaba consumiendo por completo. Jamás iba a olvidar la humillación que me hizo pasar, ese dolor punzante que me atormentó.—Mmh, bien.Varios hombres aparecieron detrás d
Dorian.No pude hacer nada para salvar a Alanna, no me dejaron. Una vez que Kayn y los suyos se fueron, corrí en búsqueda de mi madre, aunque varios de los míos estuvieran heridos por la inminente pelea que les tocó batallar.No pude darme cuenta en el momento en que Kayn se la llevó, porque estuve rodeado y concentrado en pelear.Llegué a mi cabaña, en donde tuve que abrir una escotilla en el suelo que llevaba a una especie de sótano que funcionaba como refugio. Sabía que Kayn podría volver en cualquier momento en búsqueda de mi madre.Ese lugar tenía magia para evitar que su olor fuera detectado hasta por sus propios hijos.—¡Dorian! —exclamó, subiendo.—¡Se llevó a Alanna! Debo ir por ella —informé, ayudándola a subir.—¿Estás loco? Mira cómo te han dejado —Tomó mis manos con preocupación.Me miré en el espejo que estaba detrás de nosotros y tenía varios moretones por todo el cuerpo, y un ojo hinchado. ¿Qué más podía hacer?—Debo buscarla.—Por lo menos no vayas solo, hijo... —Sus
Alanna.Desperté con un horrible dolor de cabeza y me di cuenta que estaba en un lugar completamente oscuro. No podía ver nada, excepto una pequeña luz que atravesaba la madera.Intenté moverme, pero unas cadenas sonaron cuando lo hice. Mi corazón se quiso salir de mi pecho al notar que estaba encadenada tanto en mis manos, como en mis piernas.Mis muñecas estaban siendo apretadas por el metal, cosa que empezó a picarme por el dolor.—Carajo...Lo último que recordaba era que Kayn había invadido a los SilverMoon y me ahogaron con un trapo que olía extraño. Luego me desmayé y terminé en ese lugar apestoso.—¡Ayuda! —grité, con esperanzas de ser escuchada.Pasaron varios minutos y nadie venía en mi rescate. Yo estaba cagada de miedo porque no podía moverme mucho o me lastimaba mis extremidades.Un estruendoso ruido invadió mis oídos y me hizo taparlos, la puerta frente a mí se abrió y por arte de magia las luces se encendieron. Era de día, pues el sol me llegó a los ojos.Él estaba de p
Alanna.Al final no pude escapar y tuve que esperar la llegada de la noche. No comí nada desde que Kayn me secuestró, y mi cuerpo entero ya estaba presentando debilidad por la misma razón.Tomar una siesta no era una posibilidad.Lo único que me alumbraba era un pequeño foco encima de mí, en el techo de esa celda. Mis muñecas y tobillos dolían a más no poder, y por mucho que intentara transformarme en ese estado, no lo conseguía.¿Cómo existía ese tipo de magia? ¿Era Kayn el que la tenía o se trataba de alguien más?Tal vez la manada usaba esa celda desde mucho antes de su llegada.—¡Alanna! Ya estoy aquí —Su voz me estremeció.Las llaves resonaron y abrieron la puerta, dejándome con una agria sensación en el estómago. Era repugnante saber que ese hombre planeaba abusar de mí.Me abracé a mí misma por el asco que sentía con solo verlo. Su torso estaba completamente desnudo y bien marcado, pero yo jamás lo vería con deseo. Solo tenía puesto el pantalón.—¿Me esperabas con ansias? Porqu