Dorian.—Es mejor si vamos transformados. Podemos detenernos cuando gustes si te cansas, ya que el camino es largo —avisé, cerrando la cabaña con llave y activando más talismanes.Tenía demasiada información acerca del templo y Umbra dentro, justo en el pequeño cuarto al que le prohibía la entrada a Alanna. Ahí estaban múltiples documentos y anotaciones de lo que había investigado.Así había sido durante generaciones... Cada generación se acercaba más al artefacto, por mucho que nuestros antepasados quisieron esconderlo de nosotros mismos para evitar que nos robaran.Era mejor protegerlo si lo teníamos en nuestras manos.—Soy más fuerte de lo que crees, Dorian, deja de subestimarme —informó.Se transformó en una loba de pelaje marrón claro como su cabello y los rayos del sol reflejaban la luz sobre el mismo. Me quedé embelesado un momento porque no pensé que verla en esa forma me gustaría tanto.Se veía delicada, pero al mismo tiempo peligrosa por esa penetrante mirada que me decía: a
Alanna.Dorian recibió múltiples aplausos por parte de su pueblo. Todos se veían contentos al ver que su alfa había regresado.—He seguido con la investigación, y por fin he llegado a la conclusión gracias a mi querida compañera aquí presente —Me señaló—. Su nombre es Alanna. Su hermano fue secuestrado por Umbra, así que ya todos saben qué va a suceder.Un suspiro ahogado provino de la multitud, porque de seguro les sorprendía el hecho de que tendrían que pelear contra Umbra.Yo bajé un poco la mirada, me seguía dando nervios estar en frente de tanta gente desconocida. En mi manada no me afectaba, ya que los conocía a todos.—Tendremos que prepararnos para el día en que Umbra se libere, porque todos sabemos que él va a querer buscar venganza y venir con la intención de acabar con nosotros —prosiguió.Yo lo miré con sorpresa porque esa parte no me la sabía. Aunque, estaba un poco obvio si los SilverMoon fueron los que desterraron a Umbra.Tragué saliva.El público siguió expectante, y
Alanna.—¿A qué te refieres? —pregunté.Sofía me miró como si no le sorprendiera mi pregunta. Juntó sus dos manos frente a ella y ladeó una sonrisa.—Me imagino que también te gusta. Es que vamos, Dorian es el hombre más apuesto de la manada, a parte, está soltero —expresó.—¿Te gusta Dorian?—Claro, ¿a ti no?Por la diosa... Esa mujer era más sincera de lo que esperaba. Por lo menos fue directa, aunque no pensé que me lo preguntaría a mí. Tuve que desviar la mirada con los labios temblorosos porque no sabía qué responderle.—Es complicado —respondí—. ¿No ha aparecido tu mate?—Nah, ni me hables de eso —Sacudió su mano en negación—. Mi mate me rechazó hace mucho. Por suerte, casi nunca nos hemos topado.—¿Dices que es de esta manada? —Abrí los ojos.Saber que a ella también la habían rechazado, me hacía sentir un poco más segura y en confianza porque habíamos pasado por el mismo dolor.—Por desgracia, sí —suspiró—. Pero no hay que sentirse mal por mí. Aunque la manada asegure que es m
Alanna.Desperté al día siguiente, todavía seguía sorprendida después de haberme enterado que Kayn y Dorian eran hermanos.Tal vez por eso el parecido en su forma de lobo, y tal vez por eso Krista tenía los mismos ojos amarillos que me recordaban a Kayn.¿Por qué no me lo mencionaron?—Alanna, ¿estás bien? Acabo de hacer el desayuno como parte de mi regalo de bienvenida hacia ti —Sofía colocó dos platos con tostadas en la mesa.Yo estaba sentada, y de inmediato el olor me devolvió a la realidad.—Se ve delicioso, ¿es huevo revuelto?—Así es, con algunos aliños incluidos para darle sabor —Me guiñó el ojo y se sentó después de servir el café.—Lamento haberme despertado tarde, te hubiera ayudado —dije.—Tranquila, es lo menos que puedo hacer por mi invitada —sonrió—. Aunque ahorita me debo ir a trabajar, así que te dejo al cuidado de la cabaña.—¿Puedo salir un rato? —pregunté.—¡Por supuesto! A lo que me refiero es que te dejaré la llave.—Aprecio tu confianza en mí —Me incliné un poco
Alanna.Los días pasaron con normalidad y mi relación con Sofía aumentó bastante. Me agradaba pasar el rato con ella, y varias veces nos topamos con la madre de Dorian en nuestros paseos.Era de noche y ella se estaba preparando más de lo habitual. Supuse que en vez de ir a patrullar, tendría una cita ya que hasta se maquilló.Eso me dejó desconcertada.—¿Verás a Dorian?Algo en mí se quebró, hasta que volteó a verme con confusión y arrugó la nariz.—Claro que no, te he dicho que él me rechazó —refutó. Ella estaba frente al espejo—. Dorian no es el único que me gusta.Parpadeé varias veces, incrédula.Me acomodé en la cama porque Sofía no dejaba de sorprenderme con sus locuras.—Pensé que ya me habías contado todo sobre ti —dije, tragando saliva.—Alanna, después de que mi mate me rechazó... Decidí disfrutar un poco, en dado caso de que otro vínculo no apareciera —explicó, cerrando el polvo compacto.—Ah... Con todo lo que me has dicho estos días, llegué a la conclusión de que te guar
Alanna.Me separé porque necesitaba ver su reacción. No sabía qué pasaba por la mente de Dorian, a veces quisiera tener el poder de mi padre para averiguarlo, pero sus ojos estaban llenos de sorpresa.Lo que hice me dejó claros mis sentimientos por él. La suavidad de su boca se me quedó grabada, así que llevé la yema de mis dedos a mis labios para guardar ese hermoso recuerdo. Yo estaba de pie, y él seguía sentado en el sofá.—Discúlpame, Dorian... Pero quería asegurarme —dije, apenada—. Entiendo si ya no quieres ayudarme, o si prefieres alejarte de mí.Me rompía el corazón de solo pensar que ya no lo volvería a ver por haber cometido esa locura.Dorian me tomó del brazo, dejándome sorprendida. Me jaló hasta que nuestros cuerpos quedaron como antes, yo encima y él debajo. Tuve que alinear el mentón para verlo a los ojos.—Que conste que tú lo empezaste, Alanna —habló, con una sonrisa pícara—. No quiero que luego te arrepientas.Puso su mano detrás de mi cabeza y cortó la distancia que
Dorian.Me sorprendió mucho que Alanna me viniera a buscar a la una de la mañana para besarme y confesarme sus sentimientos.Fue un total shock para mí, y más porque después de eso terminamos en el acto.Ella estaba debajo de mí y yo le daba embestidas lentas, por mucho que quisiera aumentar el ritmo y decirle que era mía... No quería lastimarla al ser su primera vez.Me volvía loco. Era la primera vez que probaba a una mujer y ese olor quedaría grabado en mi memoria, estaba seguro de que a partir de ese momento, ella no saldría jamás de mi cabeza.—Alanna... —gruñí, a punto de llegar al clímax.Ella estaba en su punto máximo de placer, porque sus ojos se fueron hacia atrás y se aferró a mis brazos, enterrando sus uñas.—¡N-no te detengas, por favor! —rogó, en un chillido.Ambos lo estábamos disfrutando por nuestra inexperiencia. Aunque yo sabía sobre los puntos erogenos que podían tener las mujeres gracias a varios libros eróticos que leí en el pasado.Alanna arqueó su espalda como p
Alanna.Ya había pasado más de una semana en la manada SilverMoon. Llevaba más de un mes lejos de mis padres y todo lo que conocía... A decir verdad, me acostumbraba bastante rápido a un entorno nuevo.Me enamoré sin poder evitarlo de un hombre que resultó sentir lo mismo por mí, o al menos nos estábamos dando la oportunidad.Estaba sentada en un campo abierto donde solían reunirse todos, yo me encontraba con Sofía y Jhon, quienes no dejaban de besarse frente a mí como si fueran una pareja real.Mi celular vibró en mi bolsillo, así que me alejé de ellos para responder.—¡Alanna! Ya casi no me llamas, mujer —se quejó Marta.—Discúlpame, por acá la señal no es muy buena —respondí.—Cuéntame, ¿alguna novedad con ese hombre del que me hablaste? Seguro debes de estar pasándola de maravilla y por eso me tienes olvidada —expresó, con agonía en su voz.Que dramática solía ser esa niña.—Para nada... Si todo sale según lo planeado, puede que lo conozcas cuando regrese a casa —Me mordí el labio