Laia.Le había pedido a Leo que me acompañara a la habitación, aprovechando que Zoé estaba ocupada porque se metió en los entrenamientos matutinos de la manada.—Discúlpame porque te vas a perder el entrenamiento de hoy —resoplé, abriendo la puerta.—No me importaría dejar de lado a todos por ti, Laia —insinuó, pasando por mi lado—. Además, dijiste que era algo importante.Se sentó en la orilla de la cama y me miró con esos inocentes ojos que me causaban ternura. Arrugué la boca en un puchero porque no podía imaginarme que Leo fuera malo.La maldad no estaba en su corazón, más bien; yo era la verdadera villana para él por todo lo que le hice. Bajé la mirada, decepcionada de mí misma porque no olvidaba lo que sucedió con Caleb, por más que intentara hacerlo.—Es agradable escuchar eso —dije—. Pero no deberías confiar tanto en mí, ¿y si termino traicionándote? No soy la chica buena que todos creen que soy —Me lamenté, apretando mi pecho con fuerza.La culpa me estaba dominando por dentr
Caleb.Pude sentir el latido del corazón de Laia asustado y preso de un miedo increíble. Sabía que estaba en peligro, tuve un mal presentimiento así que salí de mi habitación para ir a la suya.Algo andaba mal, porque el pasillo estaba bastante silencioso, hasta que el vidrio de una ventana crujió, preocupándome más de lo que estaba.—Laia... —murmuré, empezando a correr.Estaba listo para lo que fuera. Llegué y encontré las cortinas rasgadas y el vidrio de la ventana hecho trizas, sin nadie adentro. Caminé hacia esa dirección y coloqué ambas manos sobre el umbral de la ventana.Lo que vi a continuación me dejó en shock. Ella se había caído con Leo, y eso solo confirmó mis sospechas de que él estaba ocultando algo. A parte, un fuerte olor maligno impregnó mi nariz.No dudé en saltar cuando vi que Leo estaba hablándole a Laia, mientras ella se dejó caer de rodillas al suelo, devastada porque otro hombre le había roto el corazón.—Sabía que estabas ocultando algo, pero no pensé que inte
Laia.No supe qué fue lo que salió de mí, pero eso mismo que experimenté con Orión, me estaba pasando de nuevo, solo que más fuerte. Logré cortar el brazo de Leo con mi mente para evitar que clavara el arma en Caleb.No podía perderlo.Mi corazón estaba hecho un lío, pero sabía que si él moría, yo no lo soportaría... Me di cuenta de que lo que sentía por Leo no era amor. Simplemente busqué una excusa para no volver a caer en la tentación llamada: Caleb.Una calidez inmensa me invadió, pudiendo sentir una explosiva llama en mi interior. Me acerqué a ellos y noté que Caleb estaba mirándome con asombro, a pesar de que no podía moverse.—Necesitas ser atendido por un sanador —informé, con serenidad.Vi varias ramificaciones en el cuerpo de Caleb que me indicaban lo avanzado que estaba el veneno que implantó Leo en él. Si no era atendido pronto, podía morir, pero su corazón seguía latiendo con normalidad.—¿Laia? ¿Por qué haces esto? —cuestionó Leo, con aflicción y dolor en su mirada.Ya n
Laia.Estábamos rodeados, pero el poder en mi interior estaba más fuerte y despierto que nunca. No supe si fue porque vi a Caleb a punto de morir de nuevo, o si se trataba de otra cosa.Ver el cuerpo de Leo tirado en el suelo me causaba una especie de punzada dolorosa, porque recordaba los momentos vividos con él. Tenía que admitir que me había equivocado.La cagué tantas veces, jamás imaginé que me vería envuelta en una pelea por la supervivencia del más fuerte.—Quédate detrás de mí —ordenó Caleb, poniendo su brazo frente a mí y adelantándose.—Yo también sé pelear... Y sabes que puedo hacer lo que me plazca con sus cuerpos si me concentro —dictaminé, decidida en luchar.—No sabemos qué tan peligroso puede ser tu propio poder si no sabes controlarlo bien... —comentó—. Eres la primera loba que logra acabar con sus enemigos sin tocarlos.—Caleb... Sé lo que hago. No me sucederá lo mismo que con Orión —murmuré, recordando que me había desmayado.Tenía que protegerlo a toda costa si sab
Caleb.—Los daños han sido aceptables. Ya hay personas dispuestas a trabajar para la reconstrucción de la parte delantera de la mansión, y van a reforzar los alrededores con una muralla —informó Xavier, con una tablet en la mano.—Es justo lo que necesitamos, más protección en los alrededores para no volver a experimentar otro ataque —Estuve de acuerdo, con ambas manos detrás de mi espalda.Ambos íbamos caminando por los pasillos de la mansión. Había pasado un día desde el incidente con Leo y los Cuervos rojos. Ya las diez manadas estábamos reunidas, gracias a que Payton se trajo a las que faltaban.—Antes de empezar con la muralla, primero hay que asegurar las viviendas nuevas que se construirán —recordó, viéndose intelectual.—Haz todas lo más cerca posible de la mansión, pon cámaras de vigilancia al frente de cada puerta y asigna a varios ejecutores de todas las manadas para que estén al pendiente las veinticuatro horas del día —ordené, inclinando ambas cejas.—Entiendo que la segu
Caleb.Mi relación con Laia se había deteriorado por mi culpa al principio, luego fue en picada por sus acciones. Consideraba adecuado que tuviéramos que empezar de cero, porque solo así olvidaríamos todo lo malo que ambos hicimos en el pasado.Mi mentalidad había cambiado a lo largo del tiempo, y eso significaba darme la oportunidad de perdonar y ser perdonado. Tenía que pensar en el presente y el futuro, no quedarme estancado en el pasado que no me servía de nada.Me encontraba en la sala de la mansión, todos habían preparado el lugar porque tendríamos una reunión los alfas más fuertes; Eliezer, Payton y yo.—Estoy lista para partir culos, es lo que mejor se me da —Chocó sus manos en forma de puños.—Eso puede tener doble sentido, Payton —resoplé, acomodándome en el sillón—. Debemos priorizar la búsqueda de Eris para acabar de una vez por todas con su idea de dominio mundial, antes de que se vuelva más poderosa.—Con el poder de Payton, estoy seguro de que será pan comido —defendió
Laia.Estaba un poco ansiosa porque faltaba un solo día para la luna llena. El hecho de tener una nueva oportunidad con Caleb para redimirnos en cuanto a nuestros errores, era reconfortante.—¿Significa que serás de nuevo la luna de Caleb? —cuestionó Zoé, frunciendo el ceño con horror.Le estaba explicando que nos daríamos una oportunidad, aunque me comentó que Caleb le explicó hace unos días. Ella no se veía muy contenta.—Eso creo...—¿Ya te olvidaste de Leo? Porque recién pasará una semana desde su muerte y no te vi haciéndole un entierro digno —refutó, levantándose de la cama con enojo—. Sé que nos traicionó, pero también era mi amigo.—Zoé, claro que sigo pensando en que tuve la culpa de lo que pasó con Leo —Me levanté también para hacerle frente—. Soy una egoísta que solo piensa en sus propios sentimientos. Lo ilusioné y mira cómo terminó —Corté el aire con mi mano.El nudo se apoderó de mi garganta, a pesar de que ya había llorado mucho durante esa semana. Había tenido una leve
Laia.Desperté sudorosa y con el corazón a mil porque cada sueño que tenía con la diosa, me dejaba desgastada. Me sobresalté al ver que unos penetrantes ojos grises me estaban viendo con curiosidad.Se trataba de Caleb. Estaba demasiado cerca de mi rostro y eso me hizo abrir los párpados con sorpresa. Tragué saliva, porque no sabía en qué momento llegó ahí.—¿C-Caleb? —titubeé, estando acostada.Lo último que recordaba era que Zoé se había ido a bañar, pero supuse que dormí por un buen rato y se había ido. El castaño se alejó para sentarse a mi lado en la cama, con una postura floja.—¿Soñaste algo? Te noto un poco agitada —Se cruzó de brazos, intrigado.—Eris vendrá pronto... —murmuré, recordando que sería la última vez que vería a la diosa Luna.—No si la encontramos primero —refutó—. Payton tiene ese poder. Ya está en marcha nuestro plan y puede que en las próximas semanas sepamos su paradero.—¿En serio? ¿No será peligroso ir a ella? —cuestioné, alzando una ceja.—Créeme, es más p