Laia.Al final tuvimos que quedarnos en el hotel y Caleb no quiso alquilar otra habitación, por lo que terminé decidiendo yo.—No pensé que me haría caso —resoplé, sentada en la orilla de la cama.—¿Por qué no? Si Caleb está loco por ti —dijo Morgana, risueña.Desvié la mirada cuando la vi salir del baño sin ropa. Se había duchado, pero no pensé que no traería ni una toalla encima. Al parecer estaba orgullosa de su figura.Pechos firmes y redondos, caderas grandes, cintura de avispa y por no omitir sus glúteos. Tragué saliva al sentirme intimidada, aunque sabía que esa apariencia era falsa y la verdadera podía ser mucho más horrible.Leo y Caleb tuvieron que compartir habitación, menos mal que apareció ella o estaría en la misma que Caleb.—Caleb me hizo mucho daño —expresé, apoyando mis manos sobre el colchón—. Mi amor por él quedó en el pasado.—Ya me he dado cuenta de eso, querida —afirmó—. Pero su corazón está hecho un lío.—No me interesa si Caleb siente algo por mí, ya es muy ta
Laia.Caleb había decidido hacer una pequeña reunión para hablar sobre nuestro próximo paso. Estábamos los cuatro en una cafetería que quedaba cerca del hotel, y después de la discusión que tuve con él, no volvimos a intercambiar palabras.Yo tenía mi mentón apoyado sobre mi puño encima de la mesa. Removí el café con la mini cuchara que me dieron para echarle azúcar.—¿Por qué el ambiente tan tenso? —cuestionó Morgana, alzando una ceja—. Debo recordarles no interponer sus sentimientos mientras estemos tratando sobre un tema serio.—Cuéntanos, ¿cómo podemos encontrar a la guardiana inmortal? —preguntó Caleb, directo al grano.Sus cejas estaban inclinadas y sus brazos cruzados. No me miró ni por un mínimo segundo. Se notaba más que molesto por lo que pasó entre nosotros, pero él era el culpable.El pobre Leo jugaba con sus dedos de manera nerviosa, porque Caleb solía asesinarlo con sus ojos de forma obvia.—Pues yendo al bosque, por supuesto —aseveró la rubia, con ironía.—¿Sabes exacta
Caleb.Ya estábamos en la mansión y yo me encontraba tomando un baño... No podía dejar de pensar que dejé escapar a Orión, teniéndolo en la palma de mi mano.¿Por qué dudé?¿Por qué le hice caso a Laia?—Maldición... —murmuré, golpeando la pared.Los recuerdos empezaban a atormentar mi mente. Saber que no hice nada para salvar a Kate en el pasado, era lo que más me carcomía todos los días.Haberme encontrado con Orión solo fue una gota que se derramó, que me hizo revivir el dolor más profundo dentro de mi corazón...***—¡Caleb! ¡Por aquí! —exclamó la pequeña Kate.Mi querida y única hermana estaba corriendo hacia el bosque como solíamos hacerlo. Ella no podía transformarse, pues solo tenía trece años.Yo estaba transformado en lobo, persiguiéndola con lentitud para hacerle creer que era más rápida que yo.Después de que nuestros padres murieran, me encargué a la corta edad de dieciocho años de liderar a los ShadowMoon y juré proteger a Kate a toda costa.—Caleb, eres muy lento —se bu
Laia.Decidí ir a hablar con Caleb en su habitación, sabía que estaría ahí, pero no imaginé que las lágrimas adornaran su rostro.Fue la primera vez que lo vi destruido, sin saber la razón. Sentí una fuerte punzada en el pecho al verlo de esa forma, no sabía si era por nuestro vínculo u otra cosa.Fui empática e ignoré el resentimiento que tenía por él para apoyarlo un poco, ya que se notaba que a Caleb le dolía una parte de su pasado que yo desconocía.¿Tenía que ver con el cazador que quería asesinar en la ciudad?Después de unos minutos en donde mi palma acariciaba su hombro, se calmó y dejó de llorar, aunque sus grisáceos ojos estaban más rojos que nunca.—¿Me vas a explicar qué te sucede? —cuestioné, mirándolo de reojo.—Por lo menos déjame vestirme —Se levantó.El castaño tenía una simple toalla cubriéndole sus partes íntimas. Su bien trabajado torso estaba a la vista y las gotas de agua recorrían su piel. Volteé la mirada para no caer.Yo no estaba interesada en él.Fue a su ar
Laia.Me estaba preparando porque partiríamos a lo más profundo del bosque. Esperaba que Caleb hubiera reflexionado y decidiera acompañarnos.—¡Estoy más que lista para partir culos! —exclamó Zoé, con un bolso en su espalda.—Zoé, no seas grosera —reproché, en una risa—. No sabemos a lo que nos vamos a enfrentar.—Sea lo que sea, tú y yo podremos derrotarlo juntas —dictaminó, con determinación.Rodé los ojos con diversión y terminé de guardar lo necesario. Llevaba un uniforme cuerpo completo que me habían dado los ShadowMoon para facilitar la transformación sin quedar semi desnuda.Zoé también tenía uno. Me comentaron que estaba hecho con magia, por lo que también era resistente.—Vamos a la entrada, deben estar esperándonos —sugerí.Salí de la habitación y la pelinegra me siguió con mucho entusiasmo en su andar. De camino, nos topamos con un hombre conocido que me regaló una sonrisa.—Laia, ¿estás lista para partir? —preguntó Leo.—Eh... Sí, ¿también irás? —Desvié la mirada, era un p
Caleb.Ver a Laia entusiasmada con Leo me provocaba un sentimiento de arrepentimiento. No sabía qué hacer para siquiera intentar recuperarla.Ella dejó en claro que no quería nada conmigo, tampoco podía obligarla a quererme, ¿no?Le compartí mi secreto más profundo y no pareció importarle. ¿Por qué me estaba haciendo tanto daño a mí mismo al pensar así?—Muy bien, es hora de continuar —informó Morgana, con una sonrisa.Seguimos nuestro camino y de vez en cuando notaba que Zoé quería molestarme, pero se dio cuenta de mi actitud repelente y dejó de hacerlo.Lo único que quería era una oportunidad de hablar con Laia, pero supuse que no sería posible hacerlo.—¿Por qué andas de mal humor? —Zoé se había acercado a mí.Caminó a mi lado.—No es tu problema.—Si sigues siendo igual de imbécil, jamás tendrás amigos —bufó, cruzada de brazos—. Es por Laia, ¿verdad?—Lo que haga Laia ya no me afecta —respondí.—Tu cara dice lo contrario, Caleb. No eres bueno para mentir —Me miró de reojo, buscand
Caleb.Cuando abrí mis ojos, estaba en la mansión ShadowMoon, pero me di cuenta que era el pasado. Habían caras conocidas caminando de un lado a otro con sonrisas.—Caleb, prometiste llevarme hoy al bosque —Esa voz me hizo girarme a toda velocidad.Ahí estaba ella. Tenía ambas manos en la cintura y una expresión enojada, pero con un lindo puchero en sus labios. Su largo cabello castaño caía por debajo de sus hombros.—K-Kate... —titubeé.En ese momento supe que lo que sucedía no era real. No podía creer que estuvieran jugando con mi pasado para dañarme emocionalmente. Haber vuelto a ver a Kate, así fuera una simple ilusión, me hizo tirarme al suelo.Mis rodillas golpearon la dura cerámica y me lamenté por no haberla salvado.—Hey, ¿qué sucede? —Se acercó a mí y apoyó una mano en mi hombro—. No te ves bien.—Perdóname, por favor... No pude protegerte —dije, entre dientes.—Me estás preocupando, tonto —respondió.Vi sus ojos. Esas azuladas iris tenían ese auténtico brillo que la caracte
Laia.Después de haberme separado de Caleb, aparecí en un entorno familiar que me hizo traer un montón de recuerdos.La manada Eclipse todavía vivía y hacía sus labores cotidianas del día a día. Tragué saliva. Todo ese ambiente lo sentía tan falso, producto de mi propia imaginación a lo que alguna vez fue mi hogar.—Laia, ¿por qué no vienes un momento? —cuestionó mi padre, llamándome con su mano.Corrí hacia él, y a pesar de que sabía que su imagen era una vil mentira, lo abracé como nunca antes. Volver a sentir su calidez paternal era lo que más necesitaba en ese momento.—Fuiste el mejor padre —hablé, cerca de su oído—. No me importa si esto es una visión o lo que sea... Aprovecharé este instante para abrazarte.No quería soltarlo porque sabía que si lo hacía, jamás volvería a tener una oportunidad como esa. La realidad era que él no estaba entre el mundo de los vivos...—¿Laia? —Una voz femenina me dejó aturdida.Solté a mi padre para comprobar de dónde venía. Me giré y no hizo fal