Decisión
Mi corazón jamás podrá amar a alguien que solo conoce de números.
Atenea
Ahora no importa lo que suceda conmigo, no estoy lista para estar sola, pero confío en que lo que mis padres me enseñaron me sirva para hacerle frente a esta situación, además nada puede ser peor a tener que ver como el esfuerzo del hombre más importante en mi mundo se viene abajo, aunque ya él no este para continuar yo estaré aquí para continuar con su legado. Observo a los tres hombres que me miran sin pestañear, mientras continuo con mi debate interno, pero ya he tomado mi decisión.
—Ya escucho a mi hermana, abogado, podemos pasar a firmar la aceptación de la herencia de inmediato, no quiero perder más tiempo en trámites, ella no aceptará ese acuerdo, por lo tanto, todo me pertenece —argumenta mi hermano creyendo que de verdad voy a dejar que se salga con la suya sin hacer nada para impedirlo.
—No te apresures, hermano —pronuncio al tiempo que él se pone de pie—, aceptaré las condiciones de mi padre, pero necesito asegurar mi patrimonio para que no caiga en manos inadecuadas —continuo y observo al señor Black mientras hablo—. Un contrato prematrimonial donde se estipule que el matrimonio se llevara a cabo por bienes separados, además de un par de condiciones más, claro si el señor Dominic Black está interesado en negociar, aunque le advierto de ante mano que, nada de lo que haga o diga me hará cambiar de parecer —tengo que sacar las garras como seguramente lo habría hecho mi madre para protegernos.
—Señorita Dankworth, le aseguro que no es de mi interés quedarme con lo que le pertenece, pero si le da seguridad firmar un documento con el cual se proteja, entonces no tengo inconveniente alguno —dice y se pone de pie para caminar hasta el escritorio de mi padre de donde toma una hoja en blanco y saca la pluma que lleva en el bolsillo de su saco, para posteriormente estampar su firma al pie de la misma—. Coloque las condiciones que crea pertinentes, mi única condición será que usted tiene que venir a vivir en mi casa —me entrega la hoja y a pesar de que no existe ningún contacto físico entre los dos, un escalofrío me recorre por completo.
—Me parece que usted tenía todo previamente planificado, como si hubiese sabido de ante mano lo que iba a suceder hoy —insinúo, su actitud me parece sospechosa.
Se sonríe de medio lado y acaba con el espacio que nos separa, toma mi barbilla con su mano antes de bajar su cabeza hacia la mía, abro los ojos desmesuradamente al imaginar que me quiere besar, pero su boca pasa de largo y llega hasta mi oído donde el calor de su aliento provoca que se me erice la piel.
—Vamos a ser marido y mujer, quizás deberíamos tutearnos, querida Atenea —murmura solo para que yo lo escuche.
Me aparto de él retrocediendo con la hoja en la mano, los nervios me recorren por completo, no sé qué es lo que hice, me he metido en la boca del lobo.
—Me parece inapropiada su actitud con mi clienta señor Black —interviene el abogado al ver que me he quedado muda y blanca como la hoja que sostengo.
—Y a mí me parece que nadie ha considerado que ella se negó en primer momento a recibir la fortuna, por lo que me parece me pertenece ahora a mí —insiste Alberto, pero como siempre es un ignorante.
—La señorita Atenea, tiene seis semanas para aceptar o rechazar la herencia, señor Dankworth, así que me temo que hasta que ella no firme la aceptación o el rechazo del mismo, usted no es dueño de nada —explica el abogado y agradezco que lo ilumine al menos un poco.
—No te vas a quedar con lo que me pertenece por derecho, voy a hundirte junto a tus padres en el maldito infierno —quisiera decir que me sorprende, pero la verdad es que su actitud es tan normal para mí que ni siquiera pierdo tiempo en analizar sus palabras.
—Señor Black, creo que ya no tiene nada que hacer en esta reunión, ya conoce los pormenores de su participación, solo le resta esperar la visita de mi abogado para firmar el contrato prematrimonial —decreto dándole la espalda y dirigiéndome al representante legal—, espero pueda dedicarme unos minutos para redactar el documento hoy mismo —le pido con amabilidad.
—¿Es todo lo que tenía que saber? —cuestiona al abogado.
—En esencia, no obstante, es importante que este enterado de que yo seré una especie de albacea para la señorita mientras ella aprende a hacerse cargo de sus bienes, les aclaro a los dos que el control total está en manos de ella por ser mayor de edad y mi papel únicamente será el de consejero, esto por el tiempo que tengo a servicio de la familia y por conocer bastante bien las negociaciones que llevaba a cabo el difunto —cierto aire de tranquilidad me refresca un poco al enterarme de que no estaré del todo sola en esta nueva etapa.
Mi mayor preocupación es no hacerlo bien y llevar a la quiebra la empresa por no tener la experiencia y el conocimiento necesario para afrontar este tipo de responsabilidades, por supuesto que soy una mujer centrada y con claras metas en la vida, pero no es lo mismo administrar únicamente tu mesada y tu vida personal a jugar en las ligas mayores donde cientos de familias dependen de las consecuencias de mis decisiones en el campo laboral. Agradezco que mi papá haya pensado en todo y ahora cuente con el apoyo del abogado.
—Ya tiene mi firma, únicamente hágame llegar la copia del contrato y me indica el día de la boda —pide antes de retirarse.
La tensión del ambiente se libera a lo que puerta se cierra y ya no me siento tan presionada a interpretar el papel de una mujer totalmente diferente a lo que en realidad soy, por lo que sin poder ni querer contenerme más, rompo a llorar, el señor Robinson, es el abogado de toda la vida de mi padre, me conoce muy bien es como un tío para mí por lo que no me da vergüenza que me vea en este estado.
—No entiendo que llevo a tu padre a tomar esta decisión, de hecho creí que el último documento que habíamos redactado era él, se leería hoy, pero me lleve una sorpresa al encontrarme con que te tienes que casar con un hombre al que tu padre despreciaba sin disimulo alguno —confiesa coincidiendo con mis propias interrogantes.
Nos quedamos en silencios mientras las lágrimas siguen saliendo y mi mente analiza la situación, tengo que ser fuerte y mantener la misma actitud desafiante de hoy todo el tiempo que sea posible mientras este frente a ese hombre, aunque será muy agotador cuando tenga que irme a vivir a su casa. Pero tengo que hacerlo por mis padres, ellos confiaron en mí para continuar con su legado y no los voy a decepcionar, muchas veces Dios le da las peores batallas a sus mejores guerreros, espero estar a la altura.
El inicio del finEl dolor se hace grande y fuerte convirtiéndose en el verdugo de mis días y no estoy segura de poder mantenerme en pie cuando todo está en mi contra.AteneaHoy de nuevo tendré el desagradable placer de ver al señor Black, la diferencia además de estar preparada para el encuentro es que hoy mismo firmamos el acta de matrimonio y me voy a vivir a su casa tal como él lo pidió. Siempre imaginé una gran fiesta, caminando al lado de mi padre hacia el altar, donde me estaría esperando el hombre perfecto para mí, pero, en cambio, me toco esto, una simple transacción comercial indigna de una celebración, no recuerdo que alguien nunca en toda la historia de la humanidad haya celebrado su propia desgracia.Me miro en el espejo de mi habitación por última vez antes de salir por un largo tiempo de mi casa, me he puesto un vestido negro contemporáneo hasta las rodillas, un atuendo clásico y apropiado para la ocasión, lo he complementado con el juego de collar y pendientes de mi m
Mi esposo, el verdugo de mi vida, la pesadilla de mis días, el rey de mi infierno. El culpable de que mi corazón se torne oscuro y mis sentimientos se congelen para siempre.El contratoAteneaRespiro libre por última vez, pasará mucho tiempo antes de que pueda volver a hacerlo. Con paso digno y distinguido, como el de una reina ingreso a la oficina preparada para la lectura, en la que saldré convertida en la señora Black, odio el título, pero prefiero sacrificar mi libertad antes de ver en la basura todo lo que mi padre consiguió durante toda una vida de esfuerzo y lucha. Mi futuro esposo me retira la silla ara que tome asiento delante del notario y posteriormente toma su lugar a mi lado, detrás de los dos nuestros abogados.—Tengo entendido que antes de iniciar con el proceso de matrimonio, se dará lectura al contrato prematrimonial con el fin de que las partes estén de acuerdo —pronuncia el juez dando inicio.Asiento en silencio y le hago una seña con la mano a mi abogado para que
Nunca el infierno me pareció más real que ahora, en este momento en el que piso un terreno desconocido y he firmado el contrato que le entrega mi alma al demonio. Ruego al cielo que mi espíritu me baste para resistir.El infiernoAteneaAhora soy la esposa de un hombre al que desconozco en realidad. He implorado por una respuesta, pero el fantasma de mi padre se niega a dármela, solo quiero entender el porqué de su decisión, ¿por qué si tenía tantas reserva con Dominic Black me obligo a casarme con él? Es inútil, por mucho que me esfuerce jamaras entere su decisión. Dejo escapar un sonoro suspiro a la vez que me fijo en el exterior del auto cuando el paisaje cambia, finalmente llegamos a la propiedad de mi esposo. Una inmensa mansión blanca, grandes ventanales que van desde el piso hasta el techo, la fachada es impresionante, pero no es mi casa.Bajo del auto una vez se detiene e ingreso rápidamente a la casa, el personal me espera al pie de la escalera, seguramente se imaginan que so
¿Mercancía o presa? Da igual, de todos modos estoy en sus manos y me temo que no tendré la fuerza necesaria para salvarme de sus labios y sus manos. Sus labiosAteneaMe es muy difícil ignorar lo mucho que me atrae, sin embargo, debo ser fuerte y mantener los ojos bien abiertos, estoy segura de que las intenciones de mi esposo no son para nada confiables, habiendo tantas mujeres mucho más atractivas y maduras ¿Por qué se tuvo que fijar en mí? Claro, no es que sea un anciano, quizás unos veinticinco años, la edad ideal para tener a cualquier otra a sus pies, es obvio que mi fortuna y mi posición es lo que le atrae de mí.—No voy a negar que haberme casado contigo es un excelente negocio, no seré un hipócrita en ese sentido, no obstante, no es el único motivo que tuve para aceptar este convenio —dice rato después rompiendo el silencio que se formó entre los dos en el comedor.—Te confieso que no me sorprende tu confesión, pero tu descaro, eso sí que es de admirar —ironizo—. Ya he termi
Sentir la inocencia de su alma en mis labios fue el peor error que cometí. El agridulce de su pureza se ha convertido en el afrodisiaco que tortura mi existencia con su presencia aquí en mi vida. Enamorarse no es el plan Dominic No sé en qué demonios estaba pensando, se supone que esa niña insípida no me interesa en lo más mínimo, el plan es hacerla bajar la guardia que se sienta segura y confiada a mi lado, solo de ese modo voy a conseguir expandirme. No quiero su dinero, yo tengo mis propios millones y jamás he sido un vil ladrón, pero como conseguir que se comporte como una buena esposa delante de las demás personas, si su mirada deja en claro que lo único que desea es verme bajo tierra. No debí besarla, eso es seguro, sin embargo, su actitud desafiante, su pequeña boca convertida en una fina línea y la manera en la que sus pupilas se contraen al tenerme en frente me hacen desearla. Definitivamente, he perdido el rumbo de mis planes, es que ni siquiera tuve que haber dicho que
Probé el dulce sabor de la manzana y ahora muero por conocer la condena del pecado que guarda el misterio de su piel. Cierro los ojos y te veo: dulce, inocente, salvaje, arrebatadora. Del calor al frío Dominic Los segundos pasan lentamente mientras continúo estático sin quitarle la mirada de encima, la luz plateada de la luna baña su rostro y la hace lucir angelical. Miles de pensamientos pasan por mi cabeza, su propuesta es todo lo que quiero de ella y para ser sincero conmigo mismo, quizás tiene razón y nunca logre enamorarla, a pesar de su edad puedo ver que es una mujer madura y segura de sus decisiones, supongo que sus padres hicieron un buen trabajo con ella. Algo cambia en mi interior, pero no sé qué exactamente, tal vez mi manera de percibirla, ahora no me parece tan niña y aunque no es voluptuosa o una mujer mucho más madura, posee un encanto único que hechiza sin esfuerzo. Salgo de mis pensamientos cuando el brillo de una perla rodando por su mejilla atrapa mi atención
Te deseo fuerte, salvaje y guerrera, porque frágil, avivas el deseo de acabar con ese mundo que te hace daño y me aterra, que llegues a sentir miedo de mi amor. De la tristeza al odio y al deseo Dominic Dudo en continuar diciendo cualquier cosa, la expresión de su cara es la de alguien que debate internamente entre creer en lo que se le dice o dejarse llevar por lo que siempre ha conocido. Quizás yo no sea un santo, pero estoy consciente de que mucho de lo que se dice de mí es falso, así como también estoy seguro de que fue su padre quien propicio toda esta situación. No obstante, no me queda claro el motivo que tuvo el viejo para poner de condición en su testamento que ella debía casarse conmigo para poder recibir su herencia, es claro que me detestaba y dudo que después de muerto su último deseo haya sido hacer las paces conmigo. ―Está bien, te ayudaré si me das tu palabra de que vas a cumplir con mi condición —dice finalmente rompiendo el silencio que se formó entre los dos. —
¡Oh dios mío! ¿Cómo me libero de la bestia si sus garras son mi deleite? He conocido la tentación y muero por pecar.AteneaQuedo congelada al escuchar su declaración, es un descarado, un sin vergüenza, pero quizás también yo sea culpable de su desfachatez. No debí atreverme a tanto, mi intención era hacerlo sentir incómodo a él, no a mí misma. Es claro que no poseo las herramientas para continuar con el juego que yo misma inicie, siento que la cara me ardo y mi centro hormiguea sin parar.En silencio llegamos al café donde solía venir con mi papá cuando se tomaba un descanso para estar conmigo, en realidad yo siempre aparecía en su oficina para sonsacarlo y hacer que dejara todo tirado por un rato. Suspiro inconscientemente antes de entrar y si premeditarlo viro la mirada hacia la mesa que normalmente ocupábamos, pero no está vacía, dos mujeres la comparten mientras conversan animadamente.—Tomemos asiento en esta mesa —dice mi esposo sacándome de mis pensamientos.Es la mesa más vis