Mi esposo, el verdugo de mi vida, la pesadilla de mis días, el rey de mi infierno. El culpable de que mi corazón se torne oscuro y mis sentimientos se congelen para siempre.
El contrato
Atenea
Respiro libre por última vez, pasará mucho tiempo antes de que pueda volver a hacerlo. Con paso digno y distinguido, como el de una reina ingreso a la oficina preparada para la lectura, en la que saldré convertida en la señora Black, odio el título, pero prefiero sacrificar mi libertad antes de ver en la basura todo lo que mi padre consiguió durante toda una vida de esfuerzo y lucha. Mi futuro esposo me retira la silla ara que tome asiento delante del notario y posteriormente toma su lugar a mi lado, detrás de los dos nuestros abogados.
—Tengo entendido que antes de iniciar con el proceso de matrimonio, se dará lectura al contrato prematrimonial con el fin de que las partes estén de acuerdo —pronuncia el juez dando inicio.
Asiento en silencio y le hago una seña con la mano a mi abogado para que empiece.
—Espero que estés abierta a cualquier sugerencia, querida —dice Dominic y coloca su mano sobre la mía.
Sacudo mi mano para evitar el contacto, me produce una sensación extraña, como si el presagio de todas mis desgracias tuviesen su nombre escrito en letras de sangre.
—Recuerdo que dijo que su única condición era compartir su casa, pero supongo que su honor y palabra no valen de mucho —menciono dejándole claro la guerra que desde hoy habrá entre los dos.
Lo mejor será que evite cualquier contacto con él todo el tiempo que dure nuestro contrato, no tengo ganas de enfrentarlo una y otra vez, todavía no acabo de llorar a mis padres como para encima tener que vivir cuidándome las espaldas de un narcisista poco hombre. Sus labios se unen en una fina línea y sus ojos se tornan amenazantes, me importa muy poco que no le hayan gustado mis palabras, nadie, ni siquiera, él podrá doblegarme jamás.
—Será mejor que escuchemos los términos del contrato para poder continuar con el trámite —interviene el juez. Supongo que está al tanto de todo, y sabe perfectamente que este matrimonio es prácticamente obligado, es un simple contrato que me condena a tener que vivir con un hombre que, según las malas lenguas, es despreciable.
Y a juzgar por sus actos, no se equivocan al decir que es una bestia.
De nuevo asiento y permito que mi abogado continúe sin darle tiempo a mi querido prometido ni a su abogado en reaccionar.
—Las partes interesadas, hoy presentes, manifiestan; conforme al artículo ochenta y uno del Código Civil y a la Disposición Adicional Sexta de la ley treinta barra ochenta, de siete de julio, mediante el presente documento, formulan PROPUESTA DE CONVENIO REGULADOR PRE MATRIMONIAL —mi corazón late muy a prisa mientras escucho la introducción, quisiera salir corriendo y encontrar una mejor salida, una en la que yo no tenga que casarme con un completo desconocido al que desprecio instintivamente.
Parece muy sereno el muy desgraciado, conforme con lo que sucede, pero ya tengo su firma y no hay nada que pueda hacerme cambiar de parecer en cuanto al documento, no me importa lo que dijo hace rato, desde antes acepto mis términos y ahora tiene que ser hombre y aceptarlo en silencio.
—PRIMERO; el régimen económico que habrá de establecerse en lo sucesivo será independiente para ambas partes. SEGUNDO; la señorita Dankworth, acepta ir a vivir en la residencia que el señor Black disponga durante todo el tiempo que dure el contrato matrimonial. TERCERO: Las partes no compartirán la misma habitación, a menos que luego de iniciado el matrimonio decidan mutuamente hacerlo. CUARTO; el contrato matrimonial tendrá una duración de dos años, en los cuales al finalizar se deberá presentar una serie de evidencia con el cual se pueda justificar el término del mismo o su continuidad, según lo establecido en las siguientes estipulaciones;
1.- No haber consumado el matrimonio durante los dos años de vigencia.
2.- Infidelidad, por alguna de las dos partes que sea demostrable y el cual puede adelantar la finalización del mismo si así lo desean. La parte afectada recibirá una indemnización por los daños psicológicos y morales recibidos.
3.- Violencia domestica que implique agresión física, verbal y psicológica.
El rostro de Dominick Black se nota cada vez más rojo del coraje.
—Estoy de acuerdo con los términos, sin embargo, me gustaría incluir una condición más —interrumpe mi querido futuro esposo—. Si al finalizar los dos años, no hay evidencias de infidelidad o violencia, el contrato se extenderá por dos años más, en los cuales estaré obligado a demostrar que mi prometida se ha enamorado de mí —Paso saliva, al escuchar sus palabras y al mismo tiempo tengo que hacer todo por ocultar la carcajada que pugna por salir de mi garganta.
¿Cómo se le ocurre que alguna vez podría yo amarlo? Ni en mis peores pesadillas puede llegar a suceder, sin embargo, extender nuestro matrimonio solo significa alargar mi suplicio.
—Ya el contrato tiene su firma, señor Black, me parece una falta de respeto pretender cambiar nuestro acuerdo a estas alturas —rebato decidida a no aceptar.
—Es cierto, pero me he dado cuenta de que cada una de las condiciones en el contrato son en tu beneficio querida, me anulas en todos los aspectos y no veo porque no pueda existir una o dos que me beneficien y no estoy dispuesto a renunciar, es tu decisión, o aceptas o pierdes la herencia de tus padres, tienes un minuto para decidir —determina con calma, yo pensando que se estaba muriendo de la rabia y la verdad es que estaba esperando el momento de clavarme una lanza de extremo a extremo.
—Mi representado tiene razón, está en su total derecho de incluir cualquier condición —apoya su abogado.
—No estamos negando su derecho, únicamente que el señor Black firmo un papel en blanco y determino desde un principio que estaba de acuerdo, aun cuando no se habían establecido ninguna de las condiciones —señala el señor Robinson.
Juro que lo único que me obliga a estar atada a este hombre es la herencia de mis padres, no quiero dejar que se pierda todo lo que mi papá hizo durante toda su vida.
—Señor Robinson, incluya la nueva exigencia del señor Black, de todos modos no creo que pueda serme fiel o enamorarme —clavo la mirada dura y fría sobre Dominic demostrando que no soy una cobarde y si gano esta pelea, aún le falta una gran batalla que librar.
—Entonces, pasemos a firmar nuestra acta de matrimonio, ya he perdido mucho tiempo en esto y necesito ir a mi empresa —dice con una sonrisa en los labios.
—¿No deberían esperar a firmar el nuevo acuerdo? —cuestiona el juez.
—No es necesario, la señorita es una mujer de palabra...
—A diferencia suya, señor Black —corto sus palabras y le hago una seña con la mirada al notario para que proceda.
—Estamos...
—Ahórrese el preludio, dígame donde firmar y acabemos con esto —objeto no deseo escuchar toda la palabrería sin sentido.
—Me gustan las mujeres directas, son las mejores para amansar —señala mi esposo al verme firmar en las partes que me indica el notario.
—Lástima que no soy un animal salvaje, soy una mujer que no se deja doblegar por nadie y mucho menos por un ser tan despreciable —me pongo de pie y lo dejo con la pluma en la mano, no tengo nada más que hacer, esperar a verlo firmar ¿Para qué? Estoy completamente consciente de que él es el más interesado en todo esto.
—Señor Robinson, necesito que proteja todos mis bienes, no deje nada al azar y no me hace falta advertirle que tiene que tener mucho cuidado con mi hermano —advierto antes de salir de nuevo del edificio y subir a mi auto en medio de la ola de reporteros.
—Me gustaría ayudarte a salir de esto, pero fue la decisión de tu padre —se queja con pesar.
—No se preocupe, sabré como cuidarme —señalo observando a través del cristal de la ventana a mi esposo salir de la notaria y ocuparse de los reporteros.
Dos años no es mucho tiempo. Puedo dedicarme a aprender a manejar la empresa, a estudiar administración y de esa manera mantenerme todo lo alejada que pueda de mi esposo.
Nunca el infierno me pareció más real que ahora, en este momento en el que piso un terreno desconocido y he firmado el contrato que le entrega mi alma al demonio. Ruego al cielo que mi espíritu me baste para resistir.El infiernoAteneaAhora soy la esposa de un hombre al que desconozco en realidad. He implorado por una respuesta, pero el fantasma de mi padre se niega a dármela, solo quiero entender el porqué de su decisión, ¿por qué si tenía tantas reserva con Dominic Black me obligo a casarme con él? Es inútil, por mucho que me esfuerce jamaras entere su decisión. Dejo escapar un sonoro suspiro a la vez que me fijo en el exterior del auto cuando el paisaje cambia, finalmente llegamos a la propiedad de mi esposo. Una inmensa mansión blanca, grandes ventanales que van desde el piso hasta el techo, la fachada es impresionante, pero no es mi casa.Bajo del auto una vez se detiene e ingreso rápidamente a la casa, el personal me espera al pie de la escalera, seguramente se imaginan que so
¿Mercancía o presa? Da igual, de todos modos estoy en sus manos y me temo que no tendré la fuerza necesaria para salvarme de sus labios y sus manos. Sus labiosAteneaMe es muy difícil ignorar lo mucho que me atrae, sin embargo, debo ser fuerte y mantener los ojos bien abiertos, estoy segura de que las intenciones de mi esposo no son para nada confiables, habiendo tantas mujeres mucho más atractivas y maduras ¿Por qué se tuvo que fijar en mí? Claro, no es que sea un anciano, quizás unos veinticinco años, la edad ideal para tener a cualquier otra a sus pies, es obvio que mi fortuna y mi posición es lo que le atrae de mí.—No voy a negar que haberme casado contigo es un excelente negocio, no seré un hipócrita en ese sentido, no obstante, no es el único motivo que tuve para aceptar este convenio —dice rato después rompiendo el silencio que se formó entre los dos en el comedor.—Te confieso que no me sorprende tu confesión, pero tu descaro, eso sí que es de admirar —ironizo—. Ya he termi
Sentir la inocencia de su alma en mis labios fue el peor error que cometí. El agridulce de su pureza se ha convertido en el afrodisiaco que tortura mi existencia con su presencia aquí en mi vida. Enamorarse no es el plan Dominic No sé en qué demonios estaba pensando, se supone que esa niña insípida no me interesa en lo más mínimo, el plan es hacerla bajar la guardia que se sienta segura y confiada a mi lado, solo de ese modo voy a conseguir expandirme. No quiero su dinero, yo tengo mis propios millones y jamás he sido un vil ladrón, pero como conseguir que se comporte como una buena esposa delante de las demás personas, si su mirada deja en claro que lo único que desea es verme bajo tierra. No debí besarla, eso es seguro, sin embargo, su actitud desafiante, su pequeña boca convertida en una fina línea y la manera en la que sus pupilas se contraen al tenerme en frente me hacen desearla. Definitivamente, he perdido el rumbo de mis planes, es que ni siquiera tuve que haber dicho que
Probé el dulce sabor de la manzana y ahora muero por conocer la condena del pecado que guarda el misterio de su piel. Cierro los ojos y te veo: dulce, inocente, salvaje, arrebatadora. Del calor al frío Dominic Los segundos pasan lentamente mientras continúo estático sin quitarle la mirada de encima, la luz plateada de la luna baña su rostro y la hace lucir angelical. Miles de pensamientos pasan por mi cabeza, su propuesta es todo lo que quiero de ella y para ser sincero conmigo mismo, quizás tiene razón y nunca logre enamorarla, a pesar de su edad puedo ver que es una mujer madura y segura de sus decisiones, supongo que sus padres hicieron un buen trabajo con ella. Algo cambia en mi interior, pero no sé qué exactamente, tal vez mi manera de percibirla, ahora no me parece tan niña y aunque no es voluptuosa o una mujer mucho más madura, posee un encanto único que hechiza sin esfuerzo. Salgo de mis pensamientos cuando el brillo de una perla rodando por su mejilla atrapa mi atención
Te deseo fuerte, salvaje y guerrera, porque frágil, avivas el deseo de acabar con ese mundo que te hace daño y me aterra, que llegues a sentir miedo de mi amor. De la tristeza al odio y al deseo Dominic Dudo en continuar diciendo cualquier cosa, la expresión de su cara es la de alguien que debate internamente entre creer en lo que se le dice o dejarse llevar por lo que siempre ha conocido. Quizás yo no sea un santo, pero estoy consciente de que mucho de lo que se dice de mí es falso, así como también estoy seguro de que fue su padre quien propicio toda esta situación. No obstante, no me queda claro el motivo que tuvo el viejo para poner de condición en su testamento que ella debía casarse conmigo para poder recibir su herencia, es claro que me detestaba y dudo que después de muerto su último deseo haya sido hacer las paces conmigo. ―Está bien, te ayudaré si me das tu palabra de que vas a cumplir con mi condición —dice finalmente rompiendo el silencio que se formó entre los dos. —
¡Oh dios mío! ¿Cómo me libero de la bestia si sus garras son mi deleite? He conocido la tentación y muero por pecar.AteneaQuedo congelada al escuchar su declaración, es un descarado, un sin vergüenza, pero quizás también yo sea culpable de su desfachatez. No debí atreverme a tanto, mi intención era hacerlo sentir incómodo a él, no a mí misma. Es claro que no poseo las herramientas para continuar con el juego que yo misma inicie, siento que la cara me ardo y mi centro hormiguea sin parar.En silencio llegamos al café donde solía venir con mi papá cuando se tomaba un descanso para estar conmigo, en realidad yo siempre aparecía en su oficina para sonsacarlo y hacer que dejara todo tirado por un rato. Suspiro inconscientemente antes de entrar y si premeditarlo viro la mirada hacia la mesa que normalmente ocupábamos, pero no está vacía, dos mujeres la comparten mientras conversan animadamente.—Tomemos asiento en esta mesa —dice mi esposo sacándome de mis pensamientos.Es la mesa más vis
Llenas de pureza a la oscuridad y de perversión a la inocencia. Te haces un hueco de a poco en mi corazón, ayudándote con ese deseo oculto y secreto que únicamente tú conoces, porque lo has despertado de su sueño profundo y ahora anhela ser tuyo. Atenea No sé qué es lo que estoy haciendo, había dicho que le daría guerra y le haría la vida imposible y, sin embargo, estoy tratando de mantener la paz entre los dos y hasta he disfrutado de su compañía. Me gustaría continuar en ese café y seguir riendo de las cosas que dice ¿Quién se imaginaría que el señor Black tendría tan buen sentido del humor? Camino con dirección a la empresa de mi papá y a medida que me acerco el corazón se me estruja, la última vez que estuve en su oficina me recibió con los brazos abiertos como siempre, siento como de nuevo la tristeza empieza a subirme por la espina dorsal y me abraza con fuerza amenazando con no soltarme nunca. —Debo ser fuerte, ellos querrían que lo fuera —murmuro en voz baja. La fachada pr
No basta con que un corazón se desmorone, hace falta destruir los pedazos para que con el polvo de sus cenizas se reconstruya desde cero, fortaleciendo los cimientos y endureciendo la estructura con acero; frío y resistente.Atenea—¡Eres una escoria maldita! —le grito dejando que la ira se desborde en cada palabra—. Ahora entiendo por qué mi papá decidió que no eras lo suficientemente bueno como para dirigir esta empresa. Solo te interesan las zorras oportunistas y el alcohol —agrego sin moverme de mi lugar, no quiero sentirme más asqueada de lo que ya me siento.Sale de ella sin el menor cuidado y se sube el pantalón que lo tenía hasta las rodillas, la zorra con la que se encuentra se pone de pie y se baja la falda antes de acomodarse la blusa y devolver sus senos al interior de la misma. Alberto se sienta en el sillón y la invita a ella a sentarse en sus piernas, lo cual hace complacida.El coraje me sube por la garganta y me ahoga al ver como Alberto, mi propio hermano, profana el