Sentada detrás del asiento del copiloto, Luna se quedó dormida por unos instantes. Despertó justo cuando el auto pasó por encima de un bache y, al ver un entorno totalmente desconocido a través de la ventanilla, preguntó curiosa:—Disculpe, ¿dónde estamos?—Estamos en Cetramar, al lado de Vallebrisa. Llegaremos en unos 40 minutos.—Déjeme aquí por ahora —ordenó Luna.—Pero bueno, ¿no ibas a Vallebrisa? Que sepasDebes saber que ya has pagado y no te voy a devolver ni un solo centavo.—Lo sé, no hay problema por ello—contestó ella.Muy contento, el chófer dejó a Luna en un concurrido mercado de aquella ciudad. El plan era perfecto pues, así, cuando Andrés despertase, creería que estaría en Astraluna, así que mejor se quedaría en Cetramar por un largo tiempo, trataría de no llamar la atención y regresaría más adelante.Tras bajarse del coche, encontró un pequeño hostal que no necesitaba identificación alguna para reservar habitación.—Vaya, muchachita, parece que has venido sola a esta c
Leonardo le cosió y desinfectó de inmediato la herida, le puso un gotero y esperó hasta que le bajara la fiebre. A las once de la noche, Ada bajó del apartamento de la planta de arriba con un pequeño refrigerio.—¿Está mejor?Leonardo por un momento dejó en la mesa la revista que estaba leyendo muy entretenido y se pellizcó el entrecejo.—Ya está mucho mejor, puede que se despierte en un buen rato. Voy a quedarme aquí a cuidarlo para que no vuelva a subirle la fiebre, pero tú vete a dormir, ya es muy tarde.Ada agarró un taburete para sentarse al lado de él y Leonardo se levantó rápidamente para ayudarla a moverlo.—Me quedaré aquí un rato contigo y cuando despierte me iré —dijo tras sentarse muy cómoda.Leonardo sonrió con sutileza y colocó la mano de la mujer en una de sus piernas.—Está bien, quédate solo media hora.—Sí —afirmó Ada obedeciendo.Luego de poner en orden algunos asuntos, Álvaro fue apresurado al Jardín Flotante en busca de Nadia. Cuál fue su gran sorpresa al llegar y
—¡Pero la empresa la necesita, señor! —Exclamó Álvaro.—¡Te he dicho que vayas a buscarla! —Ordenó de nuevo Andrés.Álvaro apretó los labios muy disgustado, pero obedeció con la cabeza.—Sí, señor.—Vaya, ¡ni siquiera te importa la empresa! Andrés... ¿qué has hecho? —Sonrió con sarcasmo Leonardo. ...A Luna le dio tiempo suficiente de cenar, se cambió de ropa y se tumbó en la cama para dormir ligeramente hasta que escuchó un ligero ruido que se acercaba hacia la puerta. Entonces, escuchó con cautela a una mujer decir al otro lado en voz baja:—Les digo que esa mujer está aquí dentro.Al decirlo, levantó el dedo pulgar. La persona que le acompañaba era obesa y con un maquillaje muy recargado de pobre calidad. Tenía el polvo atrapado en la punta de la nariz, unos labios pintados exóticamente de color rojo intenso, un cigarrillo entre los dedos y varios hombres la acompañaban.—No te preocupes, si me gusta no te faltará ni un solo centavo.—No te preocupes por eso, sino, no te habría lla
Las chicas estaban desamparadas y angustiadas, e incluso había una que había sido empujada hasta la locura total y estaba desaforadamente riendo a carcajadas.—¿Ganar dinero? ¿Cómo vas a hacer que gane dinero? —Preguntó algo curiosa Luna.Al ver que mostraba cierta disposición a ceder, Elena ordenó que la soltaran. En su interior pensaba que ella misma sabía muy bien que, aunque la dejara libre, no tendría realmente a dónde ir.Luna se mostraba muy serena. Aunque nunca había presenciado una escena así anteriormente y, aunque no podía evitar sentir cierto miedo, ahora no tenía a nadie que la ayudara y tendría que encontrar una rápida solución por sí misma. Nunca habría imaginado siquiera que escapó del purgatorio para meterse en el infierno.Elena se agachó con coquetería y le dio una palmadita en la cara.—Ganar dinero es muy fácil, solo tienes que complacer a esos hombres... ¡y el dinero llegará solo!...Al ver que Luna no mostraba oposición para esto, pensó que había encontrado una
Los hombres de Andrés no dejaron ni una sola ruta sin cubrir. Investigaron hasta debajo de las piedras, absolutamente todo desde Astraluna hasta Vallebrisa, incluyendo las ciudades circundantes. Todas las comisarías recibieron la orden de busca y captura y la policía se puso manos a la obra ante el inminente aviso de desaparición.Junto con Andrés, las empresas de seguridad privada también estaban haciendo todo lo posible por encontrar el paradero de Luna. Fue una búsqueda exhaustiva que revolcó por completo toda la capital.Al día siguiente, Andrés pasó la noche sin dormir esperando con ansias noticias.Leonardo no pudo evitar decirle:—Sé que estás muy preocupado por ella, pero no descansar y no tomarte las medicinas no es la solución. Si sigues así, cuando la encuentres estarás medio muerto.Andrés permanecía imperturbable, con los ojos cerrados y apretando fuertemente el anillo en su mano. Leonardo nunca habría imaginado siquiera que Andrés amaría tanto a alguien como para perder p
La policía le dijo que esto no era tan grave.—Secuestraron a la esposa del director del Grupo Prosperidad mientras salía. Si tiene alguna información al respecto, repórtelo rápidamente.—Oh, de acuerdo.Cuando salió de la comisaría, la dueña del hotel corrió rápidamente con rapidez a casa e hizo la maleta muy apresuradamente para irse sin decir ni una sola palabra. No se esperaba que aquella mujer fuera tan importante. sSi la atrapaban, estaría totalmente acabada. No esperaba que después de tantos años haciendo lo mismo, las cosas se complicaran de esta terrible manera.Al cortar la policía el rastro en ese lugar, comenzaron de manera exhaustiva a rebuscar todos los vehículos que salieron por esa ruta.Comenzó a anochecer y, debajo del lujoso y glamuroso exterior, había un lugar podrido hasta la médula.—¡No me toques! Unos extraños tipos subieron a Luna a un auto.—¿A dónde me llevan?Dos hombres que había a su lado la ataron y la manoseaban con sus manos inquietas y lascivas.—Tuv
La expresión de Luna era muy tranquila, con cierto orgullo, e incluso no parecía tener ni una pizca de miedo.—Solo soy una simple pintora, nada especial. Si no tienes otras cosas que decirme, pues, por favor, déjame pasar —dijo Luna mientras afirmaba con la cabeza, luego se fue directamente de su lado.—Tú…La mujer aún quería regañarla por su falta de respeto, pero Elda la detuvo en ese momento, siguiéndola con la mirada.Luna se agachó frente a la chamaca y estaba consolándola.Después de una breve conversación, Luna se enteró de que, ella había sido vendida por sus padres al club.Ellas llevaban unos dispositivos de cobro por tarjeta, así que cuando un cliente las eligiera, se cobraría automáticamente por minuto, sin importar lo que el cliente les hiciera, pues si se negaban a ello, recibirían una golpiza brutal. Sus heridas eran la mejor prueba de todo eso.Y, pronto le tocaría a Luna.—¿No has intentado escapar? —le preguntó Luna.—Esto no sirve de nada, nadie puede salvarnos, to
Mañana sería nochebuena.Todavía iban en camino a Marbella cuando comenzó a nevar a cántaros.Dentro del auto, el aire acondicionado estaba bien encendido. Álvaro miraba con total preocupación por el espejo retrovisor y le dijo a Andrés:—Señor, vamos a traer de regreso a la señorita. No es necesario que usted venga en persona, aún no se ha recuperado del todo.Al despertar del coma, lo primero que inmediatamente Andrés hizo fue buscar a Luna.Por fortuna, lograron dar con la dirección donde estaba. La dueña del hotel les había mentido, pero bajo amenazas terminó confesando toda la verdad.La policía no podía recurrir a la fuerza, pero ellos sí lo podían hacer.Andrés nunca fue un buen tipo. Cuando se enteró de que la dueña del hotel había drogado a Luna y la había vendido al club, Andrés le cortó sin ningún miramiento un dedo y la envió a la cárcel. Sin embargo, según el estilo de Andrés en los viejos tiempos, esta ni siquiera habría llegado al día siguiente.Ahora, en la cárcel, tamp