—Andrés, todos anhelan el poder, ¿no es así? Además, donaste una gran suma a la caridad, no olvides que soy yo quien te está recuperando ese dinero.

El hombre tenía un porte muy austero y distinguido, mientras que la mujer detrás de él parecía un fantasma muy hermoso y seductor. Ambos tenían el mismo tipo de presencia. En realidad, antes de que se revelara que tenía una prometida, todos creían en realidad que María sería su esposa, aunque en verdad no fue así.

De no ser por las fotos en las que los paparazzi captaron a Luna con Asterio en el centro comercial, María habría sido por completo el centro de atención.

Andrés guardó absoluto silencio, pero le preguntó de nuevo:

—¿Estás tan segura de eso?

María sonrió:

—Claro. Ya seas tú de la vida pasada o el de ahora, sigues siendo igual de ambicioso. Podrías abandonar a esa simple inútil por tus intereses, y esta vez sería lo mismo. Solo que quizá tenga que esperar un poco más. Pero eso no importa, aún tengo tiempo para ello. Ya sea que te