Capítulo 921
Después de todo, una persona con problemas mentales como ella lo olvidaría todo en solo un segundo. Sin embargo, esta vez... José se sobrevaloró a sí mismo subestimó la importancia de esa foto para ella.

El subordinado subió las escaleras, tocó a la puerta rápidamente y entró en la habitación. Observó al hombre cubierto con una bata y una expresión sombría.

—Señor José, ya trajimos a ese hombre —le informó.

El castillo ocupaba la mitad del territorio de la prisión. Ya era muy tarde...

José miró de reojo hacia el oscuro pasillo y continuó caminando.

Tras salir de la húmeda y sombría celda, Martín fue despertado con alguien arrojándole un cubo de agua muy helada. Al ver al hombre que tenía sentado enfrente de él, supo al instante lo que pasaba.

—¿Qué... qué es este lugar? ¿Por qué me trajeron? ¿Quiénes son ustedes?

José agarró el látigo de la mano de su subordinado sin dudarlo ni un segundo y, con un firme movimiento y ligero, lo castigó. Confinado en la prisión, Martín emitió un grito
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