Capítulo 926
Al despertar, Nadia no sabía en ese momento qué la había afectado tanto. Sin embargo, cuando la enfermera fue por la tarde a llevarle la medicación, al entrar en la habitación se percató de que no había rastro alguno de la muchacha, simplemente una silla colocada al lado de la ventana. La enfermera presintió que algo iba mal, así que muy asustada dejó caer al suelo la bandeja con los medicamentos y corrió hacia la ventana. Casi se desmaya al ver la escena.

¡Estaban en la planta decimoquinta! Si Nadia se caía, acabaría hecha trizas.

—Señorita Vázquez, ¿qué hace? ¡Venga acá inmediatamente, eso es muy peligroso! ¡Podría morir si se cae! —Le rogó la enfermera temblando con los ojos desorbitados.

Nadia estaba agarrada con fuerza a la barandilla de hierro que colgaba de la pared. La bata del hospital se le había enganchado accidentalmente en ella y no había forma alguna de desengancharla por más que lo intentara hacerlo; sin embargo, no parecía darse cuenta del peligro en el que se encontrab
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