—¡Nadia, te estoy hablando!—¡Ya déjame en paz! No quiero hablar más contigo, ¡cuando baje, me iré a casa! —Gritó Nadia totalmente enfadada. No soportaba más sus sermones.Nunca nadie se enfadó con José como ella. Era la única.—Jesús, que venga un helicóptero lo antes posible para rescatarla.—En eso solo puede ayudarle el señor Martínez. El helicóptero solo tardará unos diez minutos en llegar desde el Grupo Prosperidad, señor —explicó rápidamente el ayudante....Cuando recibió la llamada, Andrés estaba saliendo de la sala de exámenes con Luna. Álvaro contestó la llamada del subordinado de José y le reportó de inmediato el asunto a Andrés.—Ve a ver qué pasa —ordenó Andrés.—De acuerdo —contestó muy respetuoso Álvaro.Luna recorría tranquilamente el pasillo con la pijama del hospital y, al escuchar el nombre de Nadia, preguntó:—¿Qué le pasó a Nadia?—Nada, no le des vueltas —contestó en ese momento el hombre.Cuando Álvaro fue hacia el hospital personalmente en helicóptero, vio con
—No te da miedo morir y ¿te doy miedo yo? Nadia, ¿te has vuelto realmente loca o lo estás haciendo conmigo?José intentó bajar un poco el tono, pero Nadia seguía asustada al límite.—No estoy loca, en verdad solo soy tonta. José, me equivoqué. No volveré a trepar por una ventana nunca más.Nadia se tapó la cabeza con las mantas, sin parar de temblar debajo de ellas.—Señor José, la señorita Vázquez siempre ha sido así. Si continúa con ese comportamiento, me temo que algún día le ocurrirá algo malo —dijo en ese momento el asistente.—Pues dime qué hacemos, ¿alguna idea? —Preguntó José mirándolo de reojo.—Creo que deberíamos dejarla tranquila por un tiempo para que se calme. En su estado actual, cualquier intento de acercarnos a ella solo hará que se resista aún más. La señorita ya sufrió abusos en el pasado y su familia pasó por circunstancias muy duras. Todos esos terribles sucesos fueron muy devastadores para ella, de hecho, según diagnosticaron los exámenes médicos, incluso le caus
Asomándose con suma cautela, Nadia estaba preparándose para escapar sin ni siquiera cambiarse de ropa. Sin embargo, justo en ese preciso momento, apareció una persona por la esquina del pasillo.—Señorita Vázquez.Nadia detuvo al instante sus pasos y giró la cabeza hacia esa dirección.—¿Álvaro? ¿No te habías ido? —Preguntó asombrada.—Puede estar tranquila, señorita Vázquez, ya está a salvo —la tranquilizó el hombre. Nadia caminó muy eufórica hacia él.—Álvaro, ¿te pidió Luna que vinieras a recogerme?Sin aceptarlo ni negarlo, contestó:—Si se encuentra bien, señorita Vázquez, puede abandonar el hospital conmigo. —De acuerdo, ¡me ahora mismo contigo! —Contestó ella afirmando firmemente con la cabeza.Sin embargo, al ver la mancha en la entrepierna de Nadia, Álvaro dio un paso hacia atrás.—Señorita Vázquez, creo que deberíamos esperar un momento para que pueda cambiarse de ropa.Nadia bajó la mirada algo avergonzada y explicó en detalle:—Álvaro, no sabes el miedo que pasé, no pude c
En redes sociales se publicaron las fotos y vídeos del incidente de Nadia. Se veía a ella por fuera de la ventana de la décimo quinta planta del hospital. Desde que el Grupo Prosperidad lanzó su propia red social y su plataforma de videos, junto con el desarrollo de chips de computación inteligentes, todos los teléfonos con teclado físico desaparecieron al instante del mercado. El lanzamiento de los nuevos teléfonos inteligentes marcó una nueva era en la tecnológica.Luego de acabar la última reunión del día, Andrés fue directo al Hospital Privado Serenidad, donde se encontraba Luna con el dedo anular vendado. En ese momento, Leonardo estaba aplicándole la medicación respectiva.—Sé más inteligente la próxima vez y no utilices métodos tan estúpidos para hacerte daño. A él le importas y le preocupa que te lastimes. Al final, la que sufre eres tú.El discurso paternalista de Leonardo sonaba lleno por completo de preocupación, pero Luna permanecía inexpresiva y en absoluto silencio. Cuand
—Cuando estés cansada, allí también hay varios videojuegos desarrollados por el departamento de juegos del grupo. Sólo dime cuál te llama la atención …Andrés hablaba sin parar, como si fuera un anciano parlanchín.Luna muy furiosa aventó el celular a la cama con impaciencia y hastío:—Andrés, no necesito nada de eso.Él había sido siempre una persona así, a veces le decía que la amaba mucho, pero al siguiente momento, podía incluso quitarle la vida.—Luna, no te preocupes por eso. Si no me aceptas, está bien. Algún día me aceptarás. Tengo muchísimo tiempo y también mucha paciencia para esperarte. Es cierto que no sé cómo amar a una persona, pero puedes enseñarme poco a poco...Ella ya había llegado a su límite de tolerancia con él. Le apartó molesta su mano con fuerza y retrocedió de inmediato un paso:—Ya eres definitivamente irremediable.Andrés le respondió con una leve sonrisa:—Tienes razón.—¡Estás realmente loco!—Sí.En realidad, para controlar su alterado estado de ánimo, And
Luna se quedó asombrada sin palabras y desconectó la computadora directamente, apagando la pantalla al instante...Andrés esbozó una leve sonrisa sin decir nada en lo absoluto. Luego, se quitó la chaqueta negra de su traje y la colgó en el respaldo de la silla muy tranquilo donde se sentó Luna. —Tu número de teléfono no tenía código de ubicación y la mayoría de esos números requieren ciertos trámites para transferir la información. Como me pareció muy complicado hacerlo, cancelé tu número anterior y te conseguí uno nuevo. De ahora en adelante, usa ese número nuevo, ¿entendido?El hombre lo había dicho en un tono algo despreocupado, como si simplemente le estuviera informando sobre esa decisión. El número de teléfono era información personal solo de ella, ¿por qué él podía tomar esa decisión tan fácilmente por su cuenta?Muy enojada, tomó una almohada de la cama y se la lanzó directamente al hombre:—Es mi número de teléfono, ¡solo mío! ¡No tienes derecho a tomar esa decisión por mí! A
Luna no podía entender muy bien por qué Leonardo aceptaba con gusto ese amor de Ada...Cuando regresó de nuevo al pabellón, se acostó en el estudio, pero al despertar, sin saber cómo, ya estaba en la habitación original. Lo que la había despertado asombrada fue el calor asfixiante a su lado. Intentó empujar al hombre varias veces, pero no logró apartarlo. Cuando notó algo en su mano, su rostro se ensombreció de inmediato. Andrés había vuelto a colocarle el anillo en el dedo anular izquierdo.Con rabia quiso quitárselo, esta vez lo sintió más flojo. En la oscura habitación, estaba tan cerca del hombre que podía escuchar perfectamente los fuertes latidos de su corazón.Sin embargo, cuando iba a quitárselo, una mano la detuvo y su mano fue llevada con ternura a la cintura del hombre.La grave voz de Andrés resonó en la oscuridad:—Duerme. Mañana, cuando salgan los resultados del chequeo, nos iremos tranquilos a casa.En realidad, Andrés no quería que se quitara el anillo. Estos días, Lun
Luna se quitó con mucho cuidado de nuevo el anillo que Andrés había colocado personalmente y lo puso con delicadeza debajo de su almohada. Cualquier pequeño movimiento lo alertaría y lo haría despertar. Estos días, el Grupo Prosperidad estaba completamente revuelto, con todos los empleados muy ocupados, incluso Andrés necesitaba llegar siempre al trabajo una hora antes todos los días. Sin embargo, aun así, llegaba todos los días a las cinco y media de la tarde al hospital para acompañarla. La mayor parte del tiempo la pasaba en el estudio del pabellón atendiendo asuntos relacionados con la empresa. Ella podía escuchar con claridad los sonidos de las videoconferencias casi todo el tiempo, o verlo concentrado revisando documentos y resolviendo cuestiones allí.Luna simplemente no lo entendía. Si estaba tan ocupado, ¿por qué no venía a verla después de resolver absolutamente todos los asuntos de la empresa? Ella en verdad, no podía quedarse tranquila ni siquiera estando hospitalizada...