—Gra-gracias... también me alegró muchísimo la visita de hoy… —le respondió Ada algo tímida.Luna se paró frente a la ventana del tercer piso, viendo muy tranquila cómo se iban en el carro. En realidad, la joven embarazada le parecía muy familiar, como si la hubiera visto en alguna parte. Pero no lograba recordar dónde.Sin embargo, se sorprendió un poco de que Leonardo ya estaba casado secretamente, e incluso ya iba a tener un hijo... Además, cuando estaban en la mesa, el gran cariño de Leonardo hacia ella no parecía ser algo fingido.Qué ridículo… Leonardo se había aliado con Andrés para quitarle su derecho de ser madre. Ahora, con el pretexto de que todo eso fue solo un malentendido, ¿quería hacer como si nada de esto hubiera pasado con solo una disculpa? ¡La gente como él debería estar sola el resto de su vida, al igual que Andrés!Mientras pensaba, Andrés se le acercó sin que se diera cuenta, abrazándola con ternura por detrás. —Parece que ya estás mejor. En cuanto a lo que me d
De inmediato, todos los flashes se dirigieron directamente hacia él. Y él avanzó con una fuerte presencia, sin mirar a los lados. Bajo todas esas miradas, se sentó en la silla principal. María, como la vicepresidenta del grupo, se sentó muy cómoda a su derecha.La llegada de Andrés elevó un poco la tensión del ambiente del salón de inmediato. Cada reportero tenía un periódico recién impreso en la mano. Tan pronto como Andrés se sentó, una reportera muy curiosa le preguntó:—Señor Martínez, ¿es cierto lo que publican los periódicos de hoy? ¿Ha terminado su matrimonio con la señorita Ríos? Si es así, ¿cuál fue la razón de esa decisión? ¿Acaso, ella ya no tiene ningún valor para usted?—Mi decisión de terminar el matrimonio no afectará para nada la cooperación entre las dos empresas. Ambas empresas tienen diferentes campos de negocios y la cooperación entre nosotros sigue en pie, y así será para siempre. La reportera siguió muy ansiosa preguntando:—Si es así, ¿el rumor de que su relació
Andrés tomó con mucha cautela la credencial colgada en el cuello de la reportera y vio que la palabra "pasante" resaltaba demasiado en ella.—¿Ahora hasta una simple pasante puede ingresar a la conferencia de prensa del Grupo Prosperidad? —interrogó el hombre fríamente.Sin embargo, esa joven parecía no tenerle ningún miedo a Andrés. Recuperó su credencial de la mano de él e insistió una y otra vez en preguntarle:—¿Acaso los pasantes no tienen derecho a saber la verdad de las cosas? Señor Martínez, ¿o es que no está satisfecho con mis preguntas y me está amenazando públicamente?En ese preciso momento, el gerente de relaciones públicas se levantó rápidamente para intervenir:—Discúlpeme, señor presidente. Ella debe ser una reportera pasante que desconoce las reglas de la empresa. La sacaré de aquí de inmediato.Cuando los guardias de seguridad se acercaron, Andrés con firmeza les hizo un ligero gesto para detenerlos:—Creo que todos los altos ejecutivos de mi empresa saben cómo compor
—¿Desde cuándo tienes el derecho suficiente de meterte en mis decisiones? —habló el hombre con voz siniestra, sin pizca de calidez.El rostro de María se transformó en ese instante. Su rostro maquillado se veía demacrado por el sudor y sus labios, pintados de rojo intenso, hacían que su expresión pareciera extremadamente horrible y feroz. Sus ojos, llenos de celos e ira, miraban fijamente al hombre que tenía enfrente.En ese momento, Álvaro se le acercó a Andrés y le informó:—Ella ha llegado.Andrés apartó la mirada y volvió a ver de nuevo el reloj, pensando que tal vez podría acompañarla a cenar después de terminar todo eso. Dejó caer con delicadeza su mano y la metió en el bolsillo de su pantalón, luego les dijo a los presentes:—La presidenta del Grupo Celestial terminará esa conferencia de prensa en persona.Uno de los reporteros le preguntó con cautela:—Señor Martínez, ¿va a dejar la conferencia ya?Andrés sonrió:—Mi futura esposa está muy enferma y tengo que regresar pronto a
María se limpió las lágrimas de los ojos con expresión algo indiferente. El delineador ya se le había terminado de correr, dejando su maquillaje hecho un desastre.—En una hora, el dinero llegará a tu cuenta —le dijo al hombre.—De acuerdo, señora.María tomó la memoria USB que le ofrecían y se marchó de la oficina.En la planta baja, Shirley miraba con gran adulación el auto de Andrés alejarse, gritando en voz muy alta:—Presidente, ¡buen traje!Álvaro la miró de reojo con desprecio, mientras ella también le mostraba una sonrisa muy brillante:—Jefe, esto es exactamente lo que usted me enseñó, ¿no es así? No solo hay que observar con los ojos, sino que también hay mirarlo con el corazón. Solo estoy haciendo esto para ganar reconocimiento frente a nuestro superior, ¿verdad? Quizás algún día pueda ascender y hasta mantener a un grupito de aduladores. Jejeje...Sin embargo, las siguientes palabras de Álvaro la devolvieron en ese momento a la realidad:—¿Acaso planeas reemplazar mi puesto
Andrés se había esforzado muchísimo para quedarse con la mansión de los Sánchez, sin embargo, ahora podía cederla de manera voluntaria a otros. En realidad, eso no le importaba en lo absoluto, pues había conseguido todo lo que quería en el pasado: dinero y estatus social. Pero eso no le había traído tanta satisfacción como lo esperaba. Ahora entendía lo que realmente quería…La mansión de los Sánchez ya no le importaba, incluso podía darle a Luna un lugar mejor para vivir. Donde estuviera ella, este sería su hogar. Esa sensación de seguridad llenó el gran vacío que albergaba en su corazón.En el invernadero, el fotógrafo estaba tomando las fotos para el primer cumpleaños de Asterio. Originalmente se iban a tomar desde hace un tiempo, pero se había ido posponiendo hasta el día de hoy.El pequeño, vestido con un lindo traje de ángel, con sus hermosas alas y sosteniendo una varita, sonreía radiante mirando a Luna, detrás del fotógrafo. Luna también lo entretenía con un lindo patito amaril
—¿Qué quieres hacer? —le preguntó Luna muy inquieta a ese hombre que la había ofendido, mirándolo fijamente con sus ojos llenos por completo de enojo.La escena formaba una imagen muy natural, y el fotógrafo capturó ese preciso y hermoso momento. De todas las fotos que les había tomado, esta le pareció la más satisfactoria. Ante los ojos de los extraños, la emoción de enojo en los ojos de Luna parecía solo un simple coqueteo entre la bella pareja.Después de terminar la sesión fotográfica, Luna no lograba zafarse de los brazos del hombre porque este la llevó fuera del invernadero directo hacia donde había varios empleados. Cuando vieron lo sucedido, no pudieron evitar sonreír y envidiarla en completo secreto.—En el futuro, no hagas esto frente a tanta gente… Me siento muy incómoda… —le dijo Luna muy temerosa a Andrés.En ese justo momento, la sirvienta le trajo las medicinas. Andrés las tomó en la mano y luego le respondió con cariño:—De ahora en adelante, tendrás que acostumbrarte a
Todos los sirvientes a su alrededor contuvieron la respiración, sin atreverse a hacer ningún ruido. Parecía que habían escuchado un increíble secreto... No era de extrañarse que, a pesar del gran cariño del señor, la señora siempre lo ignoraba…Emma, quien acababa de llegar a la puerta de la habitación con el niño, escuchó la violenta discusión de los dos. Asterio se sobresaltó demasiado al escuchar los incesantes gritos. Temiendo que el niño volviera a llorar y empeorara la situación, Emma se apresuró rápidamente a alejarse con él para evitar que Andrés le hiciera algo malo por enojo. Percibiendo la fuerte tensión en la sala, los sirvientes se retiraron automáticamente. Sólo quedaron los dos en una confrontación bastante incómoda.La mano de Andrés, que sujetaba con fuerza la muñeca de Luna, se detuvo bruscamente al ver la tristeza en sus ojos. Esa sensación lo irritó muchísimo.En realidad, ellos siempre discutían. Andrés había sido siempre una persona muy dominante, pero por ella h