Capítulo 86
—Carlota, Hugo, ¿volvieron a causar problemas?

De repente, se acercó un hombre gordito de mediana edad con chanclas en los pies, sosteniendo un palo en la mano. Se paró frente a Luna y la examinó, luego le preguntó preocupado:

—Hija, ¿ellos te han intimidado? Luna negó con la cabeza:

—No.

Carlota respiró con gran desdén.

El hombre parecía conocer a Luna y continuó preguntando:

—¿Eres la señorita que vino de una gran ciudad a buscar a Liora, cierto? ¿Cómo te llamas?

—Luna García —respondió Luna con amabilidad.

—Ah, sí, sí, Luna García. Esta mañana Liora me pidió que te cuidara. He estado ocupado esta mañana, pero no te preocupes. Mientras yo esté aquí, estos malditos no se atreverán a hacerte nada en absoluto. Además, Carlota, recuerda que eres una chica. ¿Puedes comportarte como una joven a tu edad? Y todos ustedes que siempre se escapan de la escuela sin hacer nada útil, lárguense de aquí, pronto. De lo contrario, les daré una lección con este palo.

Carlota lo ignoró y encendió un ci
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