Capítulo 58
—Si no me equivoco, había una rata muerta en esta bolsa, ¿no? ¿Y aun así la usas para llevar comida? ¿No tienes miedo de enfermarte? —preguntó una chica alta y bien vestida con un estilo dulce. Parecía odiar la lonchera de Luna.

—Eres la única en toda la preparatoria que trae su propia comida de casa, ¿verdad? ¿No tienes dinero? ¡Podrías pedirnos prestado! ¡Tenemos suficiente! ¡Podemos dejarte trescientos o quinientos mil! —dijo otra chica.

Las dos seguían tratando de sembrar discordia:

—Ana, ¿ves? Ella simplemente te ignora. Deja de ser amable con esa tía sucia para evitar ensuciarte tú también.

Luna cerró su mochila y se levantó golpeando la mesa. No dudó en contradecirla:

—¿Qué dices? ¿Quién es la persona sucia? ¿Te atreves a repetirlo?

En realidad, Luna rara vez se enfadaba, pero eso no significaba que no tuviera temperamento. Miró a las tres personas que estaban delante de ella y les interrogó:

—Sigan. ¿Por qué no siguen hablando? ¿Qué significa ‘sucia’? Si no me equivoco, Nieve D
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