Desde el otro lado del lago, se acercaban unos estudiantes. A lo lejos, Luis reconoció a Luna. Ella estaba charlando con un joven que estaba en una silla de ruedas. Sin embargo, no podía escuchar lo que estaban hablando debido a la larga distancia, solo podía ver la sonrisa brillante que aparecía de vez en cuando en el rostro de la chica.Isabel estaba junta a ellos, y la otra chica era su compañera de habitación, llamada Elisa Martínez. Las dos caminaban juntas, seguidas por Sergio, Luis y Bruno.Elisa quedó sorprendida por el paisaje y no pudo evitar elogiar:—Madre mía, ¡esta es la Preparatoria Privada Aurora! ¡Tiene hasta un enorme lago con cisnes! ¡Qué hermoso! Es más grande que el campo de fútbol de nuestra escuela, ¿verdad, Isabel?—Sí, si no estuviera familiarizada con los caminos, probablemente me perdería aquí —bromeó Isabel.Mientras charlaban, Luis hizo una señal a Bruno, indicándole que mirara en la dirección señalada.Bruno dirigió su mirada hacia allí y vio a Luna. Pero
—Pues, mi situación en la clase no es la mejor, por eso no quiero que mi situación te afecte...Ana: —Boscosa es solo una pequeña ciudad, ¿por qué vas allí? Pero eso no es lo más importante. No importa si no quieres ser mi amiga, siempre y cuando no me ignores cuando quiera hablar contigo.Luna aceptó:—Si no me distraes de mis estudios, no te ignoraré.—¡Perfecto, Luna! —Ana la abrazó muy feliz.En realidad, Luna no entendía de dónde venía el deseo de Ana de ser amiga suya. Recordaba que su interacción no era muy profunda y que no tenía gran conexión con las personas a su alrededor.Cuando Luna se marchó, vio a Sergio, que llevaba una chaqueta de mezclilla negra y tenía un yeso en la mano izquierda, no muy lejos de ellos. Luna se detuvo de inmediato.Además de Sergio, Luna se encontró con una persona conocida: “Isabel”. Últimamente, Isabel solía aparecer frente a ella, de sorpresa en cualquier lugar y no podía evitarla.Ana vio a la chava que se encontraba adelante y dijo:—La chica q
Sergio dio una patada al gordo que estaba durmiendo al lado de Luna, dejándolo completamente aturdido, levantando la cabeza con una expresión bastante confusa.Sergio:—Sal de inmediato.Aquel chavo gordo provenía de una familia adinerada, donde la cría de ganado los había hecho bastante ricos. Normalmente, él no tenía muchos pasatiempos y la mayoría del tiempo que Luna lo veía, estaba durmiendo.Cuando él vio a Sergio, se tambaleó un poco y reaccionó de inmediato colocándose en pie para dejarle su lugar.Sergio arrastró una silla con una sola mano y se sentó junto a Luna. Puso una mano sobre el respaldo de la silla y la otra, que tenía enyesada, la cual era muy llamativa la dejó suelta. Llevaba zapatillas de edición limitada de una marca famosa y parecía completamente un holgazán que no hacía nada productivo.—¿Conoces a Isabel?Luna detuvo su lapicero y dijo:—Sí, la conozco. Fue adoptada por mi padre, al igual que su hermano. Ninguno de ellos tiene parentesco alguno de sangre conmig
Después de terminar el último conjunto de ejercicios de química, el corazón de Luna aún no se tranquilizaba. ¿Ella no podía entender qué había hecho, para Sergio pensara que le gustaba? ¿Es porque lo ayudó la última vez a recoger sus cosas y alguien sacó una foto, lo que hizo que pareciera que se estaba ofreciendo?Luna rápidamente sacó su teléfono y abrió el foro de la escuela. No había terminado de ver el último mensaje relacionado a ella y Sergio. Quería ver qué decían sobre la foto en ese foro.Cuando encontró la publicación, se dio cuenta de que alguien la había borrado o bloqueado, ya que no podía abrirla. En eseinstante, recibió un mensaje de Ana.Ana: —Luna, eres muy valiente. Ese fuerte puñetazo que le diste a Sergio lo dejó blanco de dolor. Después de que te fuiste, lo llevaron a la enfermería. Pero ten muchísimo cuidado, Sergio es alguien que busca venganza... De hecho, creo que fuiste bastante dura con él. Acabo de ver que parecía estar sangrando.Luna: —¿Quién lo hizo habl
Afortunadamente, la escuela no era muy estricta; permitía llevar snacks, aunque no estaba permitido comer en clase. Isabel no sabía a quién pertenecían esos snacks que tenía en su escritorio. Entonces siempre los compartía con sus compañeros de clase o los llevaba de vuelta al dormitorio para compartirlos con los otros cinco residentes.Isabel tenía una personalidad muy amable, y sonreía con gran facilidad, además tenía muy buenas calificaciones. A pesar de ser una recién llegada, no se quedaba atrás en conocimientos, habiendo obtenido el primer lugar en la última prueba en la clase y el segundo en el grado. Si otros estudiantes tenían preguntas, ella las respondía pacientemente y compartía sus apuntes sin dudarlo. Isabel era una de las favoritas de la clase y una estudiante ejemplar ante los ojos de los profesores.La última clase de la tarde finalizó a las 9:40 p. m. Isabel empezó a recoger sus cosas y dijo a Elisa:—Elisa, voy al baño, ¿te gustaría venir?—Claro, te acompañaré con g
Elisa acababa de ser fuertemente golpeada en la cabeza, encontrándose inconsciente, sin lograr conseguir aún poder despertarla. Victoria compartió las fotos en su teléfono con un contacto, satisfecha con su malvada venganza. Luego, miró a Elisa con gran desprecio, e hizo una señal a su compañera. La otra chica entendió y rápidamente trajo un balde de agua fría, que arrojó directamente sobre el cuerpo de Elisa.El agua helada hizo que Elisa se despertara de inmediato, tosiendo y temblando debido al frío. Victoria miró con gran agrado a Isabel y Elisa, quienes se encontraban en el suelo con sus ropas desgarradas y rasguños en sus rostros. Luego, se dirigió hacia Isabel y dijo:—Isabel, no culpes a nadie más que a ti misma. Hablaste de más y cometiste actos indebidos, y tu mayor error fue intentar seducir a Sergio. Sergio es el hombre que mi amiga considera su gran objetivo... Si te atreves a involucrarte con Sergio y sus amigos, no te sorprendas si compartimos todas las cosas humillante
Enfermería—Por suerte, no hay nada grave, solo le llegó su período, no hay mayor problema importante, pero las heridas en sus caras... —El médico de la enfermería miró con detenimiento al profesor de guardia que estaba a su lado.El profesor de guardia se levantó y dijo:—Profesor Pérez, puedes irte primero. Me haré cargo de estas dos estudiantes.—Está bien, profesor Torres, me retiro. Las medicinas ya están preparadas y están en la mesa, no olvides llevarlas contigo.El profesor de guardia de hoy era Eduardo Torres, el director de la dirección de asuntos estudiantiles, un hombre de mediana edad de unos cuarenta años más o menos, con una barriga prominente, gafas y una apariencia bastante afable. Había llevado a Isabel en su espalda, todo el camino hasta la enfermería, y su ropa todavía tenía leves manchas de sangre en la parte trasera.En el primer día de menstruación de Isabel, ella siempre sentía una fuerte reacción. Solía llevar analgésicos en su mochila, pero no esta vez no tuvo
Laura, la compañera de litera de al lado, habló:—No son tus cosas.—¿Por qué discuten tanto? ¡Necesito dormir! —Alguien se revolvió en la cama, despertado por el ruido, y se cubrió nuevamente con la cobija.—Está bien, no importa, úsalo si lo necesitas. Elisa, no te preocupes, mi hermano me comprará más cuando se acaben.La tenue luz, no permitía ver la expresión en el rostro de Isabel en ese momento. Por su tono de voz, no parecía estar molesta, así que no siguieron con la conversación.En su opinión, Isabel era de buen carácter y rara vez se enfrentaba a la gente por algo.Isabel muy cariñosamente sacó un juego de productos nuevos de cuidado de la piel de su cajón y se lo entregó a Elisa.—Estos son para ti, no te enojes.—No puedo aceptarlos, son demasiado costosos.—¡Shh…! no queremos despertarlas de nuevo.Isabel tomó su ropa de cambio, se dirigió al baño, se duchó rápidamente, y se colocó su pijama. Estaba a punto de acostarse cuando de repente, encontró una bolsa de agua calien