Capítulo 236
Una hora y media después, Sergio movió ligeramente el pie y dijo:

—Oye, despierta. Vámonos.

Ella había tenido un sueño muy profundo y reparador. Al abrir los ojos, Sergio ya se había terminado de colocar el suero y estaba presionando levemente la herida del pinchazo.

Miró su teléfono y vio que ya era la una de la madrugada. Estornudó y preguntó:

—¿Has aprendido de memoria todos los apuntes?

Sergio se quedó sin palabras y le respondió:

—¿A estas alturas, piensas repasar los estudios conmigo? Discutiremos esto mañana.

Tomó su mochila y pagó por los medicamentos. El anciano médico ajustó sus gafas y advirtió:

—Joven, no estoy bromeando. Deja de hacer esas cosas con tanta frecuencia, de lo contrario, realmente podrías tener graves problemas si deseas tener hijos en el futuro.

—¡Vaya charlatán! —respondió Sergio muy enojado.

Luna intervino rápidamente:

—No seas tan irrespetuoso con los mayores. Señor, ya lo entiendo. No te preocupes, me aseguraré de que tome muy puntualmente los medicamento
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