Capítulo 243
Ese aire frío que se desprendía de él, como un ligero susurro.

Frida miró con gran desprecio a Sergio:

—¿No dijiste que le darías clases particulares? Ahora parece más como si estuvieran realmente enamorados. Luna, no me digas que realmente te gusta este salvaje. ¿Por qué no escuchas lo que yo te digo?

Vio de nuevo el papel de examen en la mesa y sonrió con algo de sarcasmo:

—¿Veinte puntos? La incompetencia es simplemente incompetencia, ya sea en la familia Sánchez o en la escuela, Sergio... Estás realmente destinado a ser pisoteado por mi hermano toda tu vida.

Sergio, con las manos en los bolsillos, tocando el encendedor en su bolsillo, sonrió maliciosamente y dijo:

—Al menos no mendigo afecto de otros humildemente.

—¡Eres un desvergonzado! —Frida apareció de repente frente a él, y su mano se levantó y cayó en él.

Un sonido nítido resonó en la biblioteca.

¡Pah…!

Eco en la biblioteca.

Aún quedaban algunas personas en la biblioteca, y al escuchar el sonido, todos dirigieron su mirada h
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