—¡Andrés! —Luna levantó la mano con total indignación y la arrojó hacia su rostro, pero él ya esperaba y agarró firmemente su muñeca. El hombre se burló suavemente: —¡Me estás atacando de nuevo... qué diablos te crees!Luna forcejeó para zafarse de su agarre y con gran determinación en la mirada dijo:—No me rendiré ante ti. Haz lo que quieras. En el futuro... no te buscaré más.Andrés pensó en lo ingenua que era, el único propósito de Andrés era verla sufrir, por completo siendo impotente en la familia.¡Ella incluso pensó en rogarle!¡Eso es una locura!Al entrar en el salón, Miguel y Carolina estaban cenando.—¡Padre, señora Vega!Miguel respondió sin levantar su mirada:—¿Y Andrés?Andrés: —Padrino.Miguel: —Estoy cenando con tu tía, únete a nosotros.Andrés: —No es necesario, lleva a Luna de regreso. Tengo que ir a la empresa y luego tengo una reunión más tarde.Miguel dejó los cubiertos en la mesa. Al ver eso, Carolina le entregó un pañuelo. Miguel se limpió la boca y lo tiró a u
Luna tomó la medicina, bebiendo la mitad de un vaso de agua fría que quedó de la noche anterior. Hizo un gran intento por pasarse la medicina:—Ya me he alejado lo suficiente de ti. Si, aun así, no estás satisfecho, puedo solicitar la residencia en la escuela el próximo semestre. Mira lo que quieras, pero cuando te vayas, asegúrate de cerrar muy la puerta. Necesito descansar.Su voz era débil, sin energía, y subirse a la cama le pareció bastante difícil.Andrés aún no le había contado a Miguel sobre su condición médica, de lo contrario, ya habría enviado a alguien a llevarla abajo.Él, por alguna extraña razón, estaba actuando como una persona muy decente, y Luna no sabía qué malévolos planes guardaba en su corazón.No había descansado bien la noche anterior, solo durmió unas cuantas horas. Ahora, con la cabeza apoyada sobre la almohada, se arropó con las mantas, sintiéndose mareada y somnolienta.Si quiere mirar, entonces que mire todo lo que quiera.Andrés miró de reojo y notó dos ab
Isabel la detuvo con la intención de darle una caja de medicamentos que Liora le había pedido traer. En realidad, si no fuera por el hecho de que los medicamentos provenían de Liora, Luna tampoco se atrevía a recibirlos…Después de todo, Isabel estaba del lado de Andrés. ¿Quién sabe si él tendría otro plan para drogarlaLuna le agradeció y se fue al comedor con Frida. Ana quería hablar con ella, pero cuando la vio y salió del salón, Luna ya se había alejado. No pudo evitar suspirar:—Ana realmente se está volviendo cada vez más fuerte... Si pudiera obtener la mitad de las calificaciones que ella ha obtenido, mis padres no se sentirían tan desesperados. Ahora mi padre me regaña todos los días, diciendo que tener una hija como yo lo hace sentirse avergonzado…Isabel bajó la mirada, sumida en sus pensamientos, luego mostró una sonrisa y la reconfortó:—No te preocupes, si te esfuerzas bastante, seguramente obtendrás mejores calificaciones. Tal vez también puedas entrar en la Clase 6 como
De repente, el teléfono de Andrés sonó inexplicablemente. Pero cuando sacó su celular del bolsillo, la llamada fue cortada abruptamente. Frunció los ojos y lo abrió para revisar la llamada perdida. Pero, cuando vio el nombre, su mirada profunda se oscureció aún más.En la comisaría.Luna colgó la llamada que hizo la policía, sin saber que Andrés había recibido ya la notificación.—Señor, esto debe ser solo una broma de mi compañero de clase. Mire, estoy perfectamente bien, ¿verdad? Es tarde y no quiero molestar a mi familia con este asunto —dijo Luna.—¿Una broma? ¡Nadie bromea lastimando a otros con un cuchillo! — reprochó el policía al ver la herida en su brazo —. Si no fuera por un transeúnte que pasaba por allí, ¡ahora estarías en el hospital! Esto no es algo insignificante, tengo que informar de inmediato a tus familiares. ¡Y ustedes! No crean que están a salvo. ¡Apenas salieron de aquí hace unos días y ya están de regreso en la comisaría!Varios adolescentes se pararon en un rinc
Carlota le contó detenidamente todo el proceso de aquella noche y, Luna por fin entendió que, la persona que la rescató del río no fue Andrés, sino que fue Sergio…Luna sabía muy bien que Sergio la odiaba demasiado. Había recibido tantas intimidaciones en la preparatoria, además debido a que Sergio fue la persona que había dado un mal ejemplo a sus compañeros. Si no fuera por esas intimidaciones, no se le hubiera ocurrido la idea de cambiar de clase.Pero, si todo lo que Carlota había dicho fue la verdad, podía entender por qué Sergio le había dicho esas palabras extrañas…Después de terminar sus palabras, Carlota se fue con su compañero. En la comisaría solo se quedaron Luna y Manuel.En ese momento, una policía salió de la sala de interrogatorios y le pidió a Luna que ingresara.Esposado, Manuel se sentó frente a ella. La policía le preguntó muy seriamente:—Explícanos, ¿por qué lastimaste a los demás con un cuchillo?—Es… ¡es toda su culpa! —exclamó Manuel emocionadamente trastornad
—De acuerdo, voy enseguida —dijo Emma.Mientras caminaba, murmuraba muy preocupada:—¿Qué le sucede a ella de nuevo? Ha estado bastante extraña desde anoche y hoy está enferma. Por Dios, espero que no le haya ocurrido nada grave…Cuando levantó la cabeza, la figura que apareció frente a ella la sobresaltó por completo. Exclamó:—Dios mío, señor Andrés, ¿ha venido a visitar a Luna? Está bastante enferma y voy a buscarle algunas bolsas de agua caliente.—¿Anoche fuiste a la comisaría? —preguntó Andrés en un tono frío y serio.Emma afirmó. Andrés le había parecido muy aterrador, así que no se atrevía a ocultarle nada y le contó todo lo ocurrido la noche anterior. —A las once de la noche, Luna me llamó para que fuera a recogerla en la comisaría, pero no me dijo que había sucedido. Cuando llegué, ella tenía una herida en el brazo. Al llegar a casa, el señor la reprendió seriamente. Después de eso, subió las escaleras y regresó a su habitación. Hoy por la mañana, me preocupé demasiado por e
Cuando Luna despertó, ya había llegado el fin de semana. Se sentía como si hubiera experimentado una total catástrofe, con su pijama empapada de sudor y su cuerpo ardiendo como una hoguera.Emma entró a su habitación para servirle un tazón de sopa. Aun respirando con dificultad, porque a su edad, subir al quinto piso no era una tarea nada fácil. Vio que Luna había despertado y estaba sentada en la cama, sumida en sus pensamientos con la mirada perdida. Ni siquiera se dio cuenta de la presencia de Emma. Solo se volteó cuando escuchó su amable voz.—Luna, has dormido durante un día y una noche. Ven a comer algo —dijo Emma.Luna la miró con los ojos húmedos y preguntó:—¿Qué le dijeron a mi padre cuando los policías vinieron ayer?—La verdad tampoco no lo entendí muy bien… Pero dijeron que ellos le darían una respuesta satisfactoria en este asunto. El señor no dejaría al asesino que se saliera con la suya.Luna apartó la mirada y observó las vendas en su espalda. Ya podía imaginar fácilme
En realidad, Luna preferiría vivir en el dormitorio de la preparatoria. Sin embargo, esta cerraría la próxima semana debido a las vacaciones de navidad, y pronto llegaría el año nuevo.Al llegar al Distrito de Huatecán, Luna vio a Liora e Isabel esperándola allí. Cuando el coche se detuvo, Liora se acercó rápidamente y abrió la puerta de la parte trasera. Al verla, Liora sostuvo suavemente su brazo herido preocupada y dijo con gran tristeza: —Déjame ver, pobrecita, ¿por qué te lastimaste otra vez?—Estoy muy bien, Liora. No te preocupes. Es solo un rasguño y me recuperaré en unos cuantos días —reconfortó Luna.Isabel también se acercó y dijo:—Luna, hemos limpiado muy bien la habitación, pero probablemente tendrás que compartirla conmigo... No sé si te gustarán las decoraciones que hemos preparado …Ella tomó cariñosamente la muñeca de Luna.—Está bien —respondió Luna tranquilamente.Desde muy pequeña, siempre había vivido sola en su propia habitación y en realidad, no se acostumbrada