Cuando Luna despertó, ya había llegado el fin de semana. Se sentía como si hubiera experimentado una total catástrofe, con su pijama empapada de sudor y su cuerpo ardiendo como una hoguera.Emma entró a su habitación para servirle un tazón de sopa. Aun respirando con dificultad, porque a su edad, subir al quinto piso no era una tarea nada fácil. Vio que Luna había despertado y estaba sentada en la cama, sumida en sus pensamientos con la mirada perdida. Ni siquiera se dio cuenta de la presencia de Emma. Solo se volteó cuando escuchó su amable voz.—Luna, has dormido durante un día y una noche. Ven a comer algo —dijo Emma.Luna la miró con los ojos húmedos y preguntó:—¿Qué le dijeron a mi padre cuando los policías vinieron ayer?—La verdad tampoco no lo entendí muy bien… Pero dijeron que ellos le darían una respuesta satisfactoria en este asunto. El señor no dejaría al asesino que se saliera con la suya.Luna apartó la mirada y observó las vendas en su espalda. Ya podía imaginar fácilme
En realidad, Luna preferiría vivir en el dormitorio de la preparatoria. Sin embargo, esta cerraría la próxima semana debido a las vacaciones de navidad, y pronto llegaría el año nuevo.Al llegar al Distrito de Huatecán, Luna vio a Liora e Isabel esperándola allí. Cuando el coche se detuvo, Liora se acercó rápidamente y abrió la puerta de la parte trasera. Al verla, Liora sostuvo suavemente su brazo herido preocupada y dijo con gran tristeza: —Déjame ver, pobrecita, ¿por qué te lastimaste otra vez?—Estoy muy bien, Liora. No te preocupes. Es solo un rasguño y me recuperaré en unos cuantos días —reconfortó Luna.Isabel también se acercó y dijo:—Luna, hemos limpiado muy bien la habitación, pero probablemente tendrás que compartirla conmigo... No sé si te gustarán las decoraciones que hemos preparado …Ella tomó cariñosamente la muñeca de Luna.—Está bien —respondió Luna tranquilamente.Desde muy pequeña, siempre había vivido sola en su propia habitación y en realidad, no se acostumbrada
Al ver que ambas estaban estudiando con tanta dedicación y esfuerzo, Liora decidió salir para no molestarlas.A las seis y media, Isabel dejó su lápiz y cerró su libro. Preguntó:—Luna, ¿sientes mucha presión por parte de tu tío Miguel? Dadas las circunstancias de tu familia, no necesitas estudiar tan intensamente …Luna fue interrumpida y también dejó de escribir. Respondió:—No es el problema de mi padre. Es solo que... quiero esforzarme un poco más.En realidad, no se atrevía a detenerse. No quería ser como en su vida anterior, obteniendo un título gracias al dinero de su familia, sin tener los suficientes conocimientos por sí misma. Quería convertirse en alguien muy importante como María, alguien que no dependiera de nadie. Incluso si dejara la familia García, podría valerse por sí misma con sus propias habilidades.—Ya veo. Tienes razón, pero en tu clase hay mucha presión académica. No te agotes demasiado. Yo saldré a comer primero, no sigas estudiando hasta tarde —dijo Isabel.Lu
Andrés respondió:—Estoy bien.Isabel se quejó un poco:—No bebas tanto la próxima vez, sabes que te cae muy mal para el estómago.Liora le trajo la medicina y le sirvió una sopa de fideos a Andrés, mientras le decía a Isabel:—Isabel, ayúdalo a tomar la medicina.Luna podía escuchar la conversación desde afuera de la habitación, pero no quería prestarle mucha atención. Se puso los auriculares y comenzó a escuchar música muy relajante, mientras repasaba tranquilamente el vocabulario en inglés.Así, continuó hasta las nueve y media de la noche. Isabel regresó muy exhausta a su habitación y vio que el celular estaba vibrando en la mesita de noche. Le recordó a Luna:—Luna, tu móvil está vibrando.Luna no le respondió. Isabel se acercó y miró el número de teléfono. Era una serie de números con varios “8”. Entrecerró rápidamente los ojos y desenchufó el cargador y colocó el celular frente a Luna.Luna se dio cuenta de que se había quitado los auriculares. Isabel le recordó nuevamente:—Tie
Sin embargo, se sentó directamente junto a la puerta con los auriculares puestos, como si no la hubiera visto. Con las piernas cruzadas, estaba chateando en el celular con alguien.Luna recordó en ese instante, las palabras que Carlota le había dicho aquel día. Todavía no podía creer que la persona dispuesta a arriesgar su vida para salvarla fuera Sergio…Aquel día, estaba lloviendo torrencialmente y el mar estaba bastante agitando. Ella había saltado al agua y ya había perdido el conocimiento. Solo pudo ver un rostro algo borroso y pensó que esa persona era Andrés, porque su vida aún era útil para él. Por lo tanto, entre tantas personas que conocía, él era la única persona que podría salvarla. Después de todo, nadie estaría dispuesto a arriesgar su vida por alguien que no fuera importante…Pero, si ella realmente muriera, Andrés no podría darle una explicación a Miguel.Entre el distrito y la preparatoria solo había una distancia pequeña de cuatro paradas. En este proceso, el autobús
Luna miró muy confundida a Frida y le preguntó:—¿Por qué? ¿A ti también te ha ofendido?Frida respondió:—Ha ofendido a toda mi familia. Con esto, no necesitas saber los detalles, solo recuerda lo que te he dicho.Luna le respondió con claridad:—Lo dejaremos para más tarde.Luego, Frida cambió de tema:—Por cierto, ¿cómo conociste a Gabriel? Él nunca habla conmigo, ¡pero ese día fue la primera vez que me dirigió la palabra! Aunque... fue una breve frase que tenía algo que ver contigo…Luna se quedó sin palabras…Frida se acercó con cierta picardía y chocó ligeramente su cuerpo con el de Luna, sonriendo mientras decía entrometida:—También me dijo que, cuando tuviéramos tiempo, nos invitaría a cenar. Rápido, dime... ¿Qué historia tienen ustedes dos, ah…?Luna se puso un poco nerviosa y respondió:—No, no malinterpretes las cosas. Solo somos muy buenos amigos, no hay nada de lo que estás pensando. Además, mi familia no me permite que tenga romances a mi edad. Solo esperan que me concen
La biblioteca solía cerrar a las diez de la noche. Luna llegó allí a las siete y aún había algunas personas estudiando.Se sentó, en su asiento habitual junto a la ventana y abrió con gran rapidez su cuaderno de ejercicios. Sin saber cuánto tiempo había transcurrido, las luces de la biblioteca comenzaron a apagarse una tras otra, y el bibliotecario se acercó a ella muy amablemente para recordarle:—Disculpa, pero la biblioteca está a punto de cerrar.No le sorprendió que Sergio no hubiera venido.En el camino de regreso, Luna olvidó que todos los choferes y sirvientes habían regresado a casa porque la villa estaba siendo renovada estos días. Y a esta hora, ya no había autobuses circulando. Sin otras opciones, Luna solo pudo tomar un taxi y cuando llegó al apartamento, ya eran las once de la noche en punto.Levantó la cabeza y observó hacia el piso donde se encontraba el apartamento de Andrés, la luz ya estaba apagada. A esta hora, deberían estar durmiendo. Entró al ascensor y llegó a l
Luna dio un pequeño sorbo de agua fría para aliviar la hinchazón de su rostro y dijo:—No, Liora, ya no tengo tiempo para desayunar.—¡No te vayas! Me levanté muy temprano a las cuatro y media para prepararte el desayuno. Hija, estás en crecimiento y no debes saltarte el desayuno, ¿sabes? —exclamó Liora.Pero Luna respondió:—No quiero causarte tantas molestias. Con algo ligero es más que suficiente.—No digas tonterías. Te he visto crecer desde que eras pequeña y te conozco mejor que nadie —dijo Liora.Luna se acercó por detrás y abrazó a Liora con ternura, apoyando su barbilla en su hombro. Dijo dulcemente:—Lo sé, siempre has sido muy especial conmigo…En ese momento, se abrió la puerta. Andrés terminó sus ejercicios y regresó. Al escuchar el sonido, Luna soltó a Liora.Liora les sirvió dos tazones de arroz y dijo a Luna: Todo está listo. Vamos, desayuna rápido.—De acuerdo lo haré.Aunque Luna no quería ver a Andrés, tampoco quería despreciar las buenas intenciones de Liora, así q