Todo lo que él quería era una esposa obediente, ¿no era así? Pues, ella podría satisfacer con gusto su demanda.Después de que se fue, el celular de Luna vibró. Recibió un mensaje de Roberto. Se fue al vestidor con el celular y revisó muy atenta el mensaje. Roberto le contó algo sobre el trabajo.Este celular era aquel personalizado que Andrés le había dado. Andrés se llevó el viejo que ella tenía porque a él no le gustaba el diseño, ahora Luna tampoco sabía dónde estaba el aparato.Conociendo muy bien el estilo de Andrés, Luna sabía que él definitivamente había instalado algún tipo de sistema de monitoreo en el nuevo celular para poder vigilarla en tiempo real, e incluso interceptar todos los mensajes que le llegaban.De no ser porque Roberto se lo había mencionado, ni siquiera se habría dado cuenta de que sus métodos podían llegar a ser tan repugnantes como los de hace cinco años.Ella sacó con rapidez un celular que tenía escondido en un lugar secreto y revisó muy atenta los correos
Andrés soltó una risita de alegría.Sin embargo, después de salir del dormitorio, Luna se limpió la mano con una servilleta con disgusto, la sonrisa en su rostro al instante desapareció.En la habitación, Andrés sacó su propio celular y abrió una aplicación de monitoreo. Vio que Luna se había comunicado con Roberto hacía quince minutos pero que, solo habían hablado de los asuntos de trabajo.Ingresó una serie de contraseñas y accedió al correo electrónico que Luna usaba con frecuencia, pero no vio nada. En su aplicación, había un botón para recuperar datos, pero se detuvo antes de presionarlo. En sus ojos oscuros y profundos, no se podía ver claramente sus verdaderos pensamientos.***La noche había caído y se celebró la cena de la empresa que se había retrasado por la enfermedad de Luna.Originalmente, Leonardo solo quería cenar con su familia, sin embargo, se vio obligado a asistir a la fiesta por orden de Andrés.Andrés eligió personalmente para Luna un vestido de gala apropiado y a
Ella sentía que esta pulsera definitivamente tenía un origen especial. Después de todo, incluso en la vida pasada, ella nunca había visto esta pulsera.Era algo vieja y había algunos defectos al mirarla con detenimiento. Ya que él podía guardarla tantos años, debía entender que esta pulsera tenía un significado especial para él.Luna empezó a dudar por un momento si realmente lo había llegado a conocer después de tanto tiempo...En su memoria, Andrés no era realmente una persona que se aferrara al pasado. Sólo era un hombre de negocios que anteponía los intereses de todos. Desde muy temprano, ella sabía que Andrés guardaba muchos secretos, pero nada más.El auto se detuvo y llegaron al lugar donde se celebraba la cena. El hombre vestía impecablemente con traje como de costumbre, y su porte y movimientos ya emanaban un aire de absoluta distinción y superioridad. Sus rasgos afilados y los ojos profundos reflejaban una presencia siniestra, pero, frente a Luna, tenía un toque de suavidad q
Luna tomó de inmediato el plato de uvas y se le acercó a la persona que había hablado. Todos los presentes la miraban con gran sorpresa, pero ella actuaba como si no se diera cuenta. Colocó el plato sobre la mesa frente a ellos y les dijo con una voz muy suave:—Por casualidad estoy a dieta y no puedo terminar con tantas uvas. Considérenlas un obsequio de su parte.La joven elegantemente vestida que había hecho el comentario anterior se levantó con rapidez y la rechazó con nerviosismo:—No, no, señora Martínez, solo era una simple broma…Álvaro, que estaba parado no muy lejos, frunció el ceño al ver la escena, sin entender muy bien la intención de Luna:—No se preocupen por eso. Pueden repartírselas entre ustedes. Voy al baño a lavarme las manos.Otra persona se levantó apresurada y le propuso:—Señora, deje que la acompañe.Luna la rechazó con la misma sonrisa educada:—No, gracias. Puedo ir yo sola. Diviértanse.Sin embargo, se escuchó una voz aterradora desde el otro lado:—Señorita
Cuando Luna salió del salón, retiró su mano del brazo de Andrés. Antes de que pudiera procesar sus recientes emociones, se encontró con una persona en el ascensor.—¿Tío Hans?—¿Luna? —Hans le respondió con una amplia sonrisa mientras examinaba detenidamente a la persona que la acompañaba—: ¿Y este señor…?Andrés no dijo nada, esperando a que Luna lo presentara.Sin embargo en ese momento, Luna tampoco le respondió directamente y, en su lugar de eso, le hizo otra pregunta:—Tío, ¿por qué estás aquí? ¿No has regresado ya a Marbella?—Es que últimamente me he sentido un poco mal del corazón, vine a hacerme un exhaustivo chequeo y ahora ya estoy listo para regresar al hotel. ¿Y tú? ¿Te has recuperado? —le dijo Hans.Luna mostró una suave sonrisa:—Sí, ya me siento muchísimo mejor.—Me alegro de oír eso.Dicho esto, Hans sacó una cajita de su bolsillo y se la entregó a Luna.—Feliz Año Nuevo, aunque ya es un poco tarde. Espero que no te importe.Luna intentó rechazarlo:—No, no, gracias, t
Se acercó a Andrés con los brazos cruzados y lo interrogó con una expresión bastante sombría:—Frente a tanta gente, ¿por qué me hiciste pasar estar vergüenza? Andrés, antes no eras así conmigo…Al ver a la furiosa María, Luna le dijo a Andrés:—Te espero en el auto.Sin embargo, Andrés no soltó su mano.—En cuanto a los asuntos de negocios, ve a buscar a Álvaro. Y en lo personal, no tengo nada que decirte. —¡Detente! —exclamó María mientras le arrebataba el contrato de las manos de Shirley y se lo estampaba furioso en el pecho a Andrés—: ¡Míralo bien antes de decidir si quieres venir conmigo o no!Andrés soltó su mano. Luna también bajó con timidez la mirada, sintiendo un poco de sensación de decepción. Era un contrato de convocatoria. Andrés empezó a leerlo mientras le decía a Luna:—Cielo, ve a esperarme en este momento en el auto.Luna se fue apresurada. Subió al auto y se sentó en el asiento del copiloto y, desde ahí, a través de la ventana del auto, no podía escuchar de qué est
La luz que se había acumulado en los ojos de Luna se fue apagando poco a poco. Un rato después volvió en sí y le respondió al joven:—Lo siento mucho, creo que me equivoqué de persona…Al verla irse, el joven la siguió en su motocicleta e intentó coquetear con ella:—Señorita, ¿adónde vas? Te puedo llevar, o ¿me puedes dar tu número?Luna simplemente caminaba sin rumbo alguno y le respondió con total indiferencia:—Ya estoy casada, si mi esposo se entera, se va a enojar muchísimo.El joven respondió con algo de tristeza:—Vale…Luna esbozó una leve sonrisa, notando su gran pesar. Parecía que el muchacho se había enamorado de ella a primera vista y ahora, al enterarse de que estaba casada, se entristecía un poco. Aunque su rostro aparentaba tener una sonrisa, sus ojos reflejaban una frialdad.—Es mejor que regreses pronto. Pareces muy joven y a tu edad, deberías concentrarte mejor en tus estudios.Dicho esto, en ese momento un auto negro se detuvo frente a Luna. La ventanilla bajó y vio
Al ver el contenido, ella sintió un escalofrío recorrer su cuerpo... Solo una vez en su vida había sentido algo así, hacía cinco años, cuando estuvo a punto de ser obligada a lanzarse al mar.«Andrés, eres de veras una persona tan despreciable …»Sintió que se le erizaba el cabello. El análisis de prueba de parentesco indicaba que ella y Andrés tenían vínculos sanguíneos. ¿Andrés en realidad era su hermano de sangre?Esto no podía ser...¡Ella y Andrés no podían tener vínculos sanguíneos!¡Definitivamente era un informe falso!Recobró pronto la calma y se obligó de nuevo a calmarse. Ya sabía que no era hija de Miguel, y su padre biológico había fallecido hace muchísimo, y su madre solo tenía una hija.Entonces, solo había una posibilidad: este informe había sido falsificado.Tal vez Andrés era realmente el hijo de Miguel, pero ¿quién pudo haber falsificado este informe? En el momento en que metió el informe en la carpeta y la dejó en la mesa, sintió como si una montaña le oprimiera