Al ver el contenido, ella sintió un escalofrío recorrer su cuerpo... Solo una vez en su vida había sentido algo así, hacía cinco años, cuando estuvo a punto de ser obligada a lanzarse al mar.«Andrés, eres de veras una persona tan despreciable …»Sintió que se le erizaba el cabello. El análisis de prueba de parentesco indicaba que ella y Andrés tenían vínculos sanguíneos. ¿Andrés en realidad era su hermano de sangre?Esto no podía ser...¡Ella y Andrés no podían tener vínculos sanguíneos!¡Definitivamente era un informe falso!Recobró pronto la calma y se obligó de nuevo a calmarse. Ya sabía que no era hija de Miguel, y su padre biológico había fallecido hace muchísimo, y su madre solo tenía una hija.Entonces, solo había una posibilidad: este informe había sido falsificado.Tal vez Andrés era realmente el hijo de Miguel, pero ¿quién pudo haber falsificado este informe? En el momento en que metió el informe en la carpeta y la dejó en la mesa, sintió como si una montaña le oprimiera
Luna disfrutaba tranquilamente con tranquilidad del servicio de desmaquillado de él. Con una técnica bastante delicada, aplicaba diferentes lociones y cremas desmaquillantes en su rostro. Ella le respondió con calma:—No es nada importante. Sólo hizo algunos comentarios sin mayor relevancia. Para A mí, esto ya no me causaráncausa daño.Después de todo, ella había escuchado cosas mucho peores.—Listo. Voy a lavarme la cara.Después de que ella se fue al baño, Luna también se dio una ducha rápida. Andrés recibió una llamada de Álvaro, así que se dirigió directo al estudio a contestarla.Álvaro le informó:—Efectivamente hay un informe de parentesco. En la grabación de voz está la conversación entre usted y Leonardo. ¿Necesito destruir todo?Una gélida siniestra aura de ira emanaba de Andrés. Anteriormentes había tenido esos pensamientos cuando se dio cuenta de que Frida se había enterado del secreto. Sin embargo, debido a Luna, él ya había decidido no matar a nadie más, por lo que sólo
Luna le entregó el niño a Emma y le dijo:—Llévalo arriba primero, yo subiré en un rato.Emma obedeció con torpeza, cargó al niño y subió las escaleras, pensando:«Ay, Dios... ¿qué quiere este tipo de nuevo? No parece ser una buena persona…Luna volvió a su lugar, sintiendo la mirada furtiva sobre ella, lo cual la incomodaba demasiado. Un ambiente extraño se extendió de inmediato, excepto Nadia que vivía absorta en su propio mundo.Nadia se sentó junto a José y se veía tan alegre:—Luna, ¡la comida de tu casa es la más deliciosa!Luna tenía muchas cosas que quería preguntarle, pero con Andrés presente, no era conveniente hablar de este tipo de problemas, por lo que solo le sonrió:—Si te gusta, come más.José miró a Andrés de reojo:—No te visito con frecuencia, ¿verdad? ¿Y aún así no vas a abrir una botella de vino tinto para la comida?Andrés hizo que un sirviente fuera a la bodega y trajera en ese momento una botella de vino tinto que, en verdad no era ni muy bueno ni muy malo. El s
—¡Seguro que han escondido a Frida! —dijo José.Sin embargo, Andrés no mostró interés alguno:—No quiero oír esas cosas aburridas.Ya se había resuelto el problema con la familia Ríos. Y ahora ya no tenía nada que ver con Frida.En la habitación, la noticia del regalo de Nadia dejó a Luna tan conmocionada que ya no pudo decir ni una sola palabra.Nadia acariciaba su barriga redonda y regordeta mientras le decía con dulzura:—¡El doctor dijo que en mi pancita hay dos chavitos! Tengo miedo de que se peleen adentro, así que les cuento dulces historias todas las noches. Ellos son muy buenos, ni siquiera dan nada de lata.Los bebés sólo tenían dos meses, por lo que ella no podía sentir nada.Luna se sorprendió muchísimo al saber que eran hijos de José…—Nadia, ¿sabes lo que significa quedar embarazada sin planearlo? ¿Cómo pudiste ser tan descuidada? —Luna se preocupó muchísimo.José no era un buen tipo, ella sabía que esto no era asunto suyo, pero simplemente no podía quedarse con los brazo
Luna acababa de alejarse de Andrés, pero este de inmediato la agarró por la muñeca, la jaló hacia él y la abrazó con fuerza. Acarició suavemente su cabello mientras miraba la luna creciente en el cielo, diciéndole con suavidad:—Cielo, si quieres echarme la culpa, entonces no tendré más opción que aceptarlo. Pero eso no es la verdad, porque me opongo a él. Te prometo que ya no volveré a tener contacto con él. Esta, ésta será la última vez, ¿de acuerdo?Esas palabras fueron como un suave bálsamo para el corazón destrozado de Luna. Al percibir el aroma de él, se sintió extrañamente segura y pronto se calmó. Era como un pez hundido en el mar que quisiera escapar muy lejos de las olas, pero que siempre era arrastrado de vuelta. Aunque sabía muy bien que no debía continuar así...—Pero siempre dices lo mismo, me prometiste que no volverías a ver a María, y aun así la sigues viendo. Apenas ella te ofrece algo de beneficio, sé que me dejarás de lado. José es del mismo tipo que tú, sin corazón
—Mañana haré que instalen más lámparas en la entrada de la mansión. La compañía ha desarrollado un nuevo equipo. Cuando no esté en casa, si alguien entra, recibirás al instante una notificación de identificación en tu celular —le respondió.Luna se quedó sin palabras. Parecía que no era para evitar a los ladrones, ¡sino para vigilarla!***La persona se escondió cautelosa en la oscuridad, observando cómo se encendían y apagaban las luces. La mirada bajo el sombrero negro se fue concentrando poco a poco, convirtiéndose en una luz fría, llena de tristeza y odio.No se sabía cuánto tiempo había pasado, la tenue luz de la luna ya estaba opacada por las espesas nubes, incluso el aire se sentía bastante pesado y, de repente, comenzó a llover suavemente. La lluvia fina y constante humedeció a la figura, el frío se convertía en completo dolor, inundando todo su ser...A las cuatro de la madrugada, la lluvia se intensificaba demasiado, un trueno resonó en el cielo.Desde el cuarto de Asterio ll
—Por el tamaño y la profundidad de la huella, creemos que se trata de una mujer. ¿Quiere que llamemos a la policía, señor?Andrés respondió, sin mostrar prisa:—Lo resolveremos mañana.—Sí, señor.—No podemos descartar que viniera por mí —Andrés tomó una cuchara y la puso en su mano con calma—. Esta noche, actúa como si nada hubiera pasado. Duerme bien, mañana nos encargamos.—Prueba el sabor, mi cocina no tiene nada que envidiarle a la tuya —continuó.Luna, con una expresión sombría, apenas respondió:—No tengo apetito.Andrés, notando su tristeza, la animó con suavidad:—Come un poco, aunque sea como desayuno. En dos horas más, ya amanecerá.Luna echó un vistazo al reloj en la pared y, sorprendida, se dio cuenta de que ya eran las cuatro de la mañana.—Andrés, ¿puedes dejar de hacer esas cosas, por favor?—Está bien, no lo haré más —le dijo Andrés, con un tono sincero.…Un automóvil negro avanzaba a través de la lluvia.Una mujer vio a una joven caminando por la calle, completamente
Andrés parecía tener una energía inagotable. Después de una noche agitada, cuando apenas empezaba a amanecer, salió del baño tan fresco como si nada. Se dirigió al armario y, entre una pila de camisas oscuras, escogió una negra con flores. Esa camisa la había comprado Luna para él. Aunque al principio se quejaba de que era demasiado llamativa, terminó usándola casi a diario. De hecho, le gustó tanto que compró otra igual para tener de repuesto, y últimamente, esas dos eran prácticamente lo único que usaba.Luna, por su parte, llevaba despierta desde las seis y no había vuelto a dormir. Notó que la cara de Asterio estaba un poco caliente, así que, preocupada, le tomó la temperatura y vio que tenía fiebre. Fue al botiquín que siempre tenían listo para él y le dio un poco de medicina. Por suerte, la fiebre comenzó a bajar y Asterio parecía estar mejor.—Cámbiate de ropa. Hoy vienes conmigo a la oficina —le ordenó Andrés.Luna, todavía medio aturdida, negó con la cabeza.—Andrés, creo que