Brian sonríe al verme entrar al restaurant, camino lentamente hasta él.
—Buenos días, Brian – susurro, mientras lo rodeo con mis brazos, besa mi mejilla y sonríe.
—Buenos días, Laurie – me saluda, me ayuda con la silla y me siento.
—¿Dónde está Jimmy? – pregunta, agacho la mirada y me froto mecánicamente las muñecas donde las esposas dejaron esas pequeñas marcas de color rosa que sé que Jimmy odiara…
—Aun duerme – susurro.
—Ya veo, ¿Qué tal la estás pasando Laurie? – pregunta mientras le da un sorbo a la taza de café que tiene en las manos.
—Muy bien Brian, gracias. ¿Y Elena? – pregunto cortésmente.
—En la habitación – y se encoje de hombros.
—¿Sucede algo Brian?
—Bueno, todo lo de
***LUNESMARTESMIÉRCOLES***JUEVESObservo la ventana en ese instante, es una tarde lluviosa y tan solo estoy deseando estar en casa frente a la chimenea mientras Jimmy me rodeaba con sus cálidos brazos. Sonrío ante la idea, pero sé que Jimmy esta por asuntos de negocios fuera de la ciudad desde el lunes a primera hora de la mañana, debería volver mañana y sé que entonces no me sentiría tan fuera de lugar en aquella casa de altas paredes. No me gustaba el hecho de estar sola porque, tenía muchas cosas en que pensar y pensar hacía que mis peores temores acerca de todo crezcan lo suficientemente a prisa como para poder hacer algo al respecto. Mi madre a llamado así que las preguntas sobre mi relación con Jimmy son – ahora – el tema de conversación favorito de mi madre. No la culpo, pero en algún momento debía dejar que
Observo la sala, todos parecen concentrarse en lo que el señor Sanders dice menos yo. Hemos estado en la sal de conferencias durante más de dos horas escuchando propuestas de todo mundo – incluyéndome– así que tan solo ha sido una tarde agotadora, me duele la cabeza y solo deseo que el señor Sanders termine su largo monologo de lo que espera de nosotros. Me muevo inquieta en la silla un par de veces y tan solo quiero marcharme a casa y esperar a que Jimmy vuelva de su viaje. El reloj de la pared marca las 5:56 pm, suspiro y trato de relajarme, pero es imposible hacerlo, tomo un sorbo de agua y alzo la vista para ver una vez más el reloj...Me muerdo el labio, Jimmy había dicho que volvería lo antes posible algo que verdaderamente no fue así, pero, llevaba más de dos horas en esa sala así que no sabía si había llamado o no. Fijo la mirada en la puerta de cristal un par
Acaricia suavemente mi espalda con una mano, haciendo pequeñas figuras con los dedos lentamente mientras mis ojos revolotean abriendo y cerrándose una y otra vez, besa mi frente tiernamente y suspira alejándose definitivamente de mí, abro los ojos horrorizada y lo observo, está de pie frente al gran ventanal, con las manos sobre las caderas en una pose sensual y pensativa. Fuera la noche cae rápido como para determinar la hora exacta, solo sé que los edificios brillan sutilmente arrojando una imagen tan hermosa pero no tanto como él. Me siento sobre las sábanas blancas algo desordenadas y se vuelve para verme. —Hola — me saluda mientras camina elegantemente hasta donde me encuentro se sienta a mi lado y yo lo sujeto del rostro suavemente para besarlo, me alejo y pasa una mano por sus cabellos alborotándolos a su paso. —Hola — sonrió algo nerviosa por su aparente falta de emoción, pero me sonríe con aquella sonrisa de perfectos labios rojos que tanto amo en él
Observo con atención a Jimmy en todo este tiempo ni siquiera me había tomado la molestia de observar lo realmente atractivo que se veía esa noche, luciendo unos pantalones ajustados al cuerpo de franela negros, una camisa gris plateada con un toque de un extraño azul brillante, corbata negra y saco oscuro también, su cabello luciendo de aquella forma que tan solo es imposible de explicar puesto que lo tenía cortado de forma poco usual, pero me encantaba mucho más de lo que cualquier otra persona podría creer. Se acerca a mí y me doy cuenta que no le he quitado la mira de encima desde que me ha ordenado sentarme en silencio en el sofá. —¿Qué ocurre? – pregunta en voz baja tomándome la mano de forma lenta y cuidadosa. —¿Aun estas molesta conmigo? – menciona yo lo observo. —No, no estoy molesta contigo Jimmy… solo es que…. te ves tan bien y yo…. – me observo, debo lucir horrenda a su lado, tan fuera de lugar que debo dar risa solo con mirarme y cre
Me concentro en quitarle lentamente la corbata con una sonrisa en sus labios que tanto amo… la arrojó a un lado y él me toma de la cintura pegándome más cerca de su cuerpo haciéndome contener la respiración por más tiempo del necesario. Me hace caminar hasta las escaleras y luego me toma la mano para subir los escalones hasta su habitación, una hermosa estancia con una cama de un tamaño más que exagerado. Los colores de la habitación de Jimmy son cálidos y en ese momento me hace dar la vuelta para quedar frente a él, me toma el rostro suavemente con las manos y besa mi mejilla como ya le es costumbre lentamente comienza por bajar el cierra de la parte trasera del vestido y entrelaza sus dedos con los míos, sonrió. El vestido comienza a caer suavemente por mi cuerpo él se aleja para no perder detalle alguno de mi figura. El vestido termina por descender por mis tobillos y doy un paso fuera de él, en ese momento me encuentro en lencería y zapatos de tacón, una sutil lencería de encaje
Pasa su mano sobre mi rostro, mis parpados revolotean un par de segundos y abro los ojos. Los brazos me duelen. ¿Qué ocurrió? Esta ahí sentado en el frio suelo de madera mirándome con expresión adolorida en el rostro, muevo la mano para tocar sus finas facciones y puedo ver la gruesa línea roja que se marca en la piel pálida y cada movimiento me provoca un incesante dolor. —Lo lamento tanto Laurie – se disculpa y agacha la mirada. Yo no digo nada tratando de recordar lo que ha ocurrido la noche anterior. Me siento en la cama, las sábanas blancas tienen grades manchas de sangre por todos lados. El labio me duele sobre manera al igual que las muñecas y los brazos y porque no decir las piernas y la espalda. —Jamás debió ocurrir nada como aquello… lo lamento soy un estúpido. —Por favor, Jimmy, no – digo en tono dulce para animarlo un poco y para que sepa que estoy del todo bien, aunque tan solo sea mentira. —Ve lo que ocurr
Son las 7 de la tarde, afuera la noche está cayendo demasiado rápido como ya es una costumbre, sonrió al ver a Jimmy poniéndose el cinturón en la sala del apartamento, luce realmente bien con esos pantalones de mezclilla oscuros cayendo sutilmente por sus largas piernas, su camisa blanca con una inscripción que no alcanzo a leer desde el ángulo en que me encuentro, sonríe al verme ahí de pie observándolo como si en algún momento temiera que se desvaneciera en el aire y realmente lo estoy haciendo. Camina hacia mí. Hoy lleva puesto sus lentes y temo que los últimos días sin ellos hayan afectado su vista en gran escala. Puedo ver sus medicamentos sobre la mesa de centro de la sala y lo observo de nuevo. —No ocurre nada – me dice, pero yo no creo que este diciendo la verdad. —Jimmy, si te sientes mal podrías tan solo ir al médico y luego podrías descansar un poco – digo en tono preocupado. —Estoy bien, no es nada. —Jimmy. —No te preocupes
A las 6:30 de la mañana del lunes, Thomas conduce lentamente para llevarme a mi departamento al lado este de la ciudad pasando por el centro.Suspiro.Jimmy presiona suavemente mi mano con la suya, volteo a verlo y me sonríe con entusiasmo en el rostro y yo tan solo me quedo perdida en sus hermosos ojos azules detrás de sus lentes.Miro mis muñecas aun con aquel leve color rosa donde me ato con los cables, muevo los hombros y los tengo demasiado rígidos a comparación y tengo la sensación extraña de haber dormido por mucho tiempo, pero al final no haber descansado del todo o como me hubiese gustado.—Múdate conmigo Laurie – susurra Jimmy en ese momento yo lo observo.—Oh por dios – es lo único que puedo decir mientras él me observa con expresión tierna en el rostro.—Por favor Laurie – murmura pasado unos segundos de un inc&