Capítulo 5. [LAURIE]

Son las 7 de la tarde, afuera la noche está cayendo demasiado rápido como ya es una costumbre, sonrió al ver a Jimmy poniéndose el cinturón en la sala del apartamento, luce realmente bien con esos pantalones de mezclilla oscuros cayendo sutilmente por sus largas piernas, su camisa blanca con una inscripción que no alcanzo a leer desde el ángulo en que me encuentro, sonríe al verme ahí de pie observándolo como si en algún momento temiera que se desvaneciera en el aire y realmente lo estoy haciendo.

Camina hacia mí. Hoy lleva puesto sus lentes y temo que los últimos días sin ellos hayan afectado su vista en gran escala. Puedo ver sus medicamentos sobre la mesa de centro de la sala y lo observo de nuevo.

—No ocurre nada – me dice, pero yo no creo que este diciendo la verdad.

—Jimmy, si te sientes mal podrías tan solo ir al médico y luego podrías descansar un poco – digo en tono preocupado.

—Estoy bien, no es nada.

—Jimmy.

—No te preocupes, Laurie, ¿Cómo estás tú?

—Ahora yo soy lo menos importante.

—No quiero volver a discutir contigo.

—Estoy preocupada Jimmy ¿Qué tiene eso de malo?

—Nada – contesta de mala forma.

—Bien, dejare de preocuparme por ti ¿de acuerdo?

—Gracias.

—Eres imposible – digo mientras me acomodo el cabello de forma superficial solo para restar importancia a la conversación, pero realmente estoy preocupada por su estado de salud, pero teniendo en cuenta su humor voluble a cualquier cambio es mejor hacer lo que dice.

Me encojo de hombros.

Él me rodea con sus brazos tiernamente y besa mi mejilla por un segundo.

—Vamos – dice en tono suave y me toma la mano no sin antes obsérvame por un largo segundo evaluando mi vestir.

Yo misma me observo ¿Qué ocurre?

Llevo puesto un vestido que me llega hasta los muslos; es un pequeño vestido de verano de un color verde oscuro y llevo unos zapatos oscuros muy parecidos a los que llevaba la noche anterior, ya que el pequeño listón pasa por mis tobillos terminando en un exquisito nudo. El cabello suelto, un maquillaje discreto, pero enmarcando mis enigmáticos ojos grises…

—Hermosa, luces tan hermosa – susurra y me hace girar por completo.

—Gracias – contesto y puedo sentir como mis mejillas adquieren ese color sonrojado casi de inmediato.

—Es bueno saber que luego de todo lo que te he hecho pasar los últimos días aun pueda hacerte sonreír y sonrojarte de forma natural Laurie es increíble – susurra en tono pensativo y fija su mirada en mí.

Salimos del departamento directo al Audi negro que Cory debió dejar estacionado en frente puesto que está ahí y no en la cochera como yo suponía.

Jimmy me ayuda a subir y yo subo con todo la gracia que he adquirido durante los últimos días – que no es mucha – y lo veo rodear el auto con la mirada pensativa mientras se lleva una mano a sus perfectos cabellos oscuros. Entra al auto y voltea a verme de manera casi automática, yo le dedico una sonrisa y él vuelve la mirada al frente mientras se coloca el cinturón de seguridad de manera instantánea; posteriormente enciende el auto y el suave ronroneo del motor se abra pasa en el silencio, las luces del auto hacen que la calle se llene de luz y comienza a conducir más rápido de lo normal.

—Llamaste a Ann diciendo que llegarías a su casa ¿verdad? – me pregunta luego de unos segundos de conducir rápidamente entre el tráfico que llevaba al centro de la ciudad.

—Sí, lo hice Jimmy no tienes por qué preocuparte.

—De acuerdo – dice y sus labios se fruncen en una mueca de disgusto.

—¿Te molesta algo?

—Estoy casi seguro que Emily estará presente – me dice cuando nos detenemos con la señal de alto que el semáforo arroja.

—¿Y que tiene eso de malo? – pregunto cómo una tonta.

—Querrá sacar provecho de la situación que estamos viviendo Laurie.

—No la escuches.

—Que fácil suena ¿no? Estoy seguro que mis padres deben haber sacado ya sus malditas conclusiones respecto al hecho de no comprometerme contigo en una relación más formal.

Acelera cuando el semáforo cambia a verde y yo trago saliva para deshacer el nudo que tengo en la garganta sin mucho éxito. Sé a lo que Jimmy se refiere, aunque él piense que no lo es así. Sé muy bien que las conclusiones que sus padres no van a importarle a él en lo absoluto puesto que no ha dependido de ellos desde hace mucho más tiempo del que yo misma puedo imaginar, pero, si me importan a mí porque sé que no di la mejor impresión, parecía tonta, poco atractiva y sumisa a lado de su hijo que tan solo es perfecto por donde se vea.

Me encojo de hombros cuando Jimmy gira al norte y luego toma la 9na rumbo a la casa de Ann.

—No le des tanta vueltas al asunto de mis padres, Laurie – me ataca yo lo observo esta serio y relajado, con una mano sobre el volante mientras pasa la libre por sus cabellos alborotándolos.

—No lo hago.

—De acuerdo.

Guardamos silencio la otra parte del trayecto algo que se vuelve incomodo porque él puede estar sacando sus propias conclusiones respecto a la noche anterior y gran parte de la mañana de hoy algo que tan solo me hace perder la paciencia.

Se detiene cuando estamos frente a la casa de Ann, nadie dice nada y los dos permanecemos dentro del auto, la puerta de la casa de Ann se abre y ella se asoma para ver luego se da cuenta que somos nosotros quienes estamos allí y saluda con la mano a lo que yo respondo también, con la mirada de Jimmy sobre mí. Se quita el cinturón en un rápido movimiento y toma mi mano con la suya luego tan solo se acerca y me besa lentamente, sus labios están fríos, pero son dulces al final…

Suspira y se aleja por un instante, me observa, cierra los ojos y vuelve a inclinarse para besarme me dejo llevar por el largo y perfecto beso que durar más tiempo de lo que imaginé… cuando se aleja de mí los dos respiramos agitadamente y sonreímos, baja del auto y lo mismo hago yo una vez fuera me toma suavemente de la mano y caminamos hasta la entrada de la casa, Ann sale a nuestro encuentro.

—Buenas noches chicos – saluda con su amplia sonrisa.

—Hola, Ann – respondo, Jimmy aun me tiene de la mano así que no puedo abrazar a Ann como me hubiese gustado.

—Buenas noches, Ann – saluda Jimmy con una sonrisa en el rostro.

—Me alegra que estés aquí Laurie – dice con entusiasmo.

—A mí también.

—Déjenme decirle que se ven increíblemente bien juntos. Estoy encantada con el hecho de que ahora sea formal ante todo el mundo.

—Gracias – dice rápidamente Jimmy.

—Sí, de nada – y Ann se encoje de hombros cuando se da cuenta que ha cometido un grave error.

—Te recogeré a luego de las 10 – me dice Jimmy en tono lento y pausado mientras me observa.

—De acuerdo, me parece bien – alza mi mano y la besa anunciando su despedida.

—Un placer volver a verte Ann, te veré luego ¿sí? – y sonríe en dirección a la chica.

—Lo mismo digo Jimmy, espero que puedas pasar dentro cuando vuelvas… a Brian le encantaría hablar contigo

—Estoy seguro que tiene mucho que decir, por favor dile que estaría encantado de tomar algo con él y hablar sobre todo esto.

—Por supuesto Jimmy, le diré. Que tengas una linda velada.

—Así será, Ann.

—Te veo adentro, Laurie.

—En un minuto te alcanzo – digo, Ann entra a la casa y Jimmy y yo nos quedamos solos de nuevo.

—Si ocurre algo por favor llámame en seguida, Laurie.

—Lo hare, no te preocupes por nada estaré bien ¿sí?

—No me pidas que no me preocupe Laurie – me toma de la cintura y besa lentamente mis labios saboreando cada parte y segundo del beso.

—Buenas noches, Jimmy.

—Buenas noches, señorita Wendt – me da un último abrazo con ternura y luego avanza hasta su auto con aquel caminar tan despreocupado y ligero que envidio porque sé que yo no luzco así y que estando a su lado solo no encajo en ningún lado.

Entro a la casa y cierro la puerta con cuidado. Ann lleva un tazón con palomitas me sonríe. Camina hasta mí y deja el tazón en la mesa del cetro de la salita, me abraza fuertemente contra su cuerpo y yo a ella.

—Te he extrañado tanto Laurie.

—Y yo a ti Ann – respondo, se aleja y sonríe.

—Anda pasa tenemos mucho que hablar.

—¿Y Brian?

—No está por ahora, volverá más tarde, hoy solo somos tú y yo cariño.

—Perfecto.

Me acomodo en uno de los sillones mientras Ann se dirige a la cocina por algo de tomar, cuando regresa me da una copa de vino y se sienta a mi lado.

—¿Qué tal la cena con los padres de Jimmy?

—No lo sé Ann, sus padres y ahora todo el mundo creen que tenemos algo más formal, pero no es así.

—Maldición ¿quieres decir que…

—Jimmy solo te respondió que, si para que no hicieras más preguntas, pero la verdad es que no piensa en comprometerse conmigo de otra forma…

—Cariño, tú más que nadie sabias que no podrías hacerlo cambiar de opinión…

—Tal vez si pueda Ann – contesto recordando lo que ocurrió la noche anterior, tomo un largo sorbo de la copa mientras Ann deja el tema por un momento para buscar una película entre su repertorio. Cuando por fin la encuentra la pone en el reproductor y comienza por adelantar los créditos rápidamente.

—¿Por qué lo dices?

—Anoche Jimmy….

—¡Oh por dios! – dice mirándome consternada ante la frase que he dejado a la mitad, se lleva la copa de vino a la boca y me mira.

—¿Qué?

—Ann, Jimmy por fin me tocó, bajo sus reglas – digo y me encojo de hombros puesto que aquello es vergonzoso.

—¿Cómo ocurrió? ¿Cómo es que…

—Tan solo ocurrió, Ann.

Guardamos silencio por un largo rato y sé que Ann está preguntándose más de un cosa en estos momentos y tan solo ahora me arrepiento de haber abierto la boca demasiado de prisa.

Fijo la mirada en la pantalla sin ver nada en realidad…

Me froto las muñecas de manera casi mecánica algo que llama la atención de Ann, me observa y luego me toma la muñeca y presta atención a las grandes marcas rojas que tengo en la piel.

—¿Jimmy te lo hizo?  – pregunta en tono sombrío. Me alejo de ella instantáneamente.

—Laurie, por favor ¿Él te lo hizo? Dime lo que paso.

—Ann no quiero que te enfades por las decisiones que he tomado hasta este momento.

—No lo hare, pero quiero saber que tan grave es…

—Estoy bien eso es lo importante Jimmy no tenía intenciones de lastimarme Ann…

—Pero aun así lo hizo Laurie sabes muy bien que Jimmy es una persona poco estable en el nivel emocional y hasta parece una locura el hecho de haber tenido contacto físico contigo…

—Ya lo sé Ann, pero ocurrió, tarde o temprano iba a ocurrir.

—Escucha, Jimmy ha tenido muchas sumisas en su vida, pero no al grado en que ahora se encuentra contigo algo que parece tan solo estar afectado de alguna forma su estado.

—Sé que ha estado con muchas mujeres Ann no tienes que repetírmelo siempre que hablemos del tema.

—Es necesario Laurie. No lo hago por el simple hecho de molestar tan solo lo hago para que te des cuenta del grave problema que estas consiguiendo al permanecer tanto tiempo con él.

—No puedo dejarlo Ann… es como pedirte a ti que te separes de Brian…

—Es diferente porque Brian jamás me lastimaría, nunca lo ha hecho y estoy segura que no lo hará.

—Jimmy.

—Sé que estas enamorada de él, pero, por favor Laurie date cuenta que tienes mejores oportunidades que estar encerrada en casa de Jimmy como otra más en su lista.

—¿Eso es lo que piensas de mi Ann? – pregunto con un nudo en la garganta demasiado notorio. Ella guarda silencio.

Tal vez Ann tenga razón en muchas de las cosas que ahora estaban ocurriendo puesto que Jimmy tan solo se había portado de una forma extraña y aterradora conmigo, pero, sabía también que en el fondo podía llegar a sentir algo por mí y también sabía que él me quería su lado y yo no estaba dispuesta a dejarlo por una simple estupidez.

Lo amaba, esta incondicional e irrevocablemente enamorada de Jimmy y no podía cambiar eso, aunque lo quisiera, tan solo no podía.

—Jimmy dijo que me amaba y lo creo Ann, no me importa lo que los demás piensen de lo que ahora ocurre entre nosotros… no me importa que crean que es una relación enfermiza porque yo estoy con él porque estoy enamorada y porque me necesita más que a cualquier otra persona.

—¿Y cuándo te lastime aún peor de lo que ahora hizo?

—Entonces seré yo quien decida si me largo o no – digo en tono molesto.

—Laurie piénsalo muy bien tienes mucho por delante como para desperdiciar parte de tu vida en Jimmy.

—Me largo Ann, si eso es lo que vas a decirme toda la maldita noche prefiero ir donde Jimmy a desperdiciar mi maldita existencia.

—Laurie, no quise ofenderte en lo absoluto.

—Pero lo hiciste, así que… – me levanto rápidamente del sofá y camino hasta la puerta.

—Por favor, perdóname no quise que esto…

—Ahórrate tus disculpas que no pretendo escucharlas.

— Laurie, por favor, nada de esto nos tiene que…

—Ya lo hizo y no pretendo seguir hablando contigo de este tema que al parecer tan solo traerá problemas, con permiso – salgo de la casa azotando la puerta. Tan solo quiero correr lejos de Ann y su estúpida manía de volverlo todo peor de lo que ya es.

Temo llamar a Jimmy por la reacción que tendrá luego de que me haga contarle todo lo que ha ocurrido con Ann, pero sé que no tengo ninguna otra opción porque al final de todo se dará cuenta y no quiero que se molesta aún más conmigo.

Tomo mi teléfono del bolso y marco el número…. 1, 2, 3… contesta.

—¿Qué ocurrió? – pregunta en tono calmado, pero puedo sentir su mirada fría contra mí.

—Tan solo ven por mí ¿sí?

—Te lo tomaste muy a la ligera Laurie y ella lo sabe – me encojo de hombros ante su respuesta.

Maldición ¿A caso lo sabe todo?

—Nada de eso – miento de forma notoria.

—¿Entonces por qué llamas? – casi me grita, pero puedo sentir la sonrisa de suficiencia en su rostro.

—¡Oh maldición Jimmy! ¡Iré caminando si es lo que en verdad quieres!

—No. Te recogeré y podrás decirme que es lo que ella ha dicho respecto a nuestra relación o lo que esto sea ahora.

—Nada de eso Jimmy.

—Espera ahí.

Espero un rato, Jimmy aparece de pronto conduciendo más rápido de lo que alguna vez lo había visto hacerlo, detiene el auto aun lado y sale de él, en un segundo lo tengo frente a mí. Está molesto.

—¿Qué te hizo?

—Nada.

—¡Laurie Wendt! – me grita en ese momento.

—Te diré todo, pero vamos a casa ¿de acuerdo?

—¡Maldición!

Me toma de la mano y me arrastra hasta el auto, me abre y me hace subir de manera rápida, rodea el auto y sube. Conduce hasta su departamento en silencio, cuando llegamos a casa y no ha dicho nada tan solo está ahí sacando esas malditas conclusiones que me atormentan. 

Caminamos hasta el departamento y soy la primera en entrar, él viene detrás de mí y sé que en cualquier momento me pedirá esa maldita explicación.

Veo a Sam en la cocina y suspiro de alivio, al menos no alzara la voz tanto como iba a hacerlo sin su presencia.

—Oh, chicos volvieron…

—Un pequeño contratiempo solo eso – dice él.

—Ya veo, ¿todo está bien?

—Sí, lo está. – y su mirada se posa en mí, sus ojos oscuros llenos de enojo contra los míos. Me muerdo el labio.

—No hagas eso Laurie – me reprocha, yo le hago caso y dejo de hacerlo mientras camino hasta la sala de perfectos sillones blancos, me dejo caer en uno de ellos y Jimmy me sigue, se sienta frente a mí y me observa.

—Me prometí a mí mismo no ser tan duro contigo teniendo en cuenta que estas aquí solo por el simple hecho de quererme y ayudarme de alguna u otra forma a superar todo lo que está ocurriendo; así que tan solo escuchare si tienes el deseo de decirme algo Laurie.

—Gracias – digo con la voz estrangulada ante lo que acaba de decir, me mira con esa expresión que no dice nada y yo me encojo de hombros.

—Ann cree que desperdicio mi vida contigo, Jimmy – susurro, él se concentra en la mesa que tiene delante de sí.

—¿Qué le has dicho Laurie?

—Que no era asunto suyo.

—¿Crees que hiciste lo correcto?

—Ya lo comprobare luego Jimmy, ya lo hare.

—Por supuesto que lo harás – se levanta del sofá y camina directo a las escaleras…

Me quedo ahí con la mirada de Sam sobre mí no quiero subir a la recamara por temor a lo que ha ocurrido la noche anterior y por consiguiente al dudoso estado de humor de Jimmy.

—¿Sam? – preguntó con la voz estrangulada.

—¿Qué ocurre Laurie?

—Nada – susurro al final, me quedo un largo rato en ese lugar sin hacer nada, tan solo mirar la ventana donde las luces del exterior lo hacen todo encantador, pero no me animan en absoluto.

Me levanto del sofá y camino directo a las escaleras.

—Buenas noches Sam – digo cuando recuerdo que aún está ahí.

—Buenas noches, descansa Laurie.

—Gracias, igual usted Sam.

Camino por el pasillo directo a la habitación que ahora ocupo.

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