La velada había transcurrido de una manera regocijante. A medida que el tiempo transcurría, las personas que residían en la posada iban abandonando el comedor, hasta que sólo quedaron tres individuos ocupando la mesa. Antoine había decidido regresar a la habitación que compartía con Jacob, luego de haber sentido el cansancio del día arremeter contra su cuerpo, mientras que Isabelle y Jenson permanecieron una media hora más, pero no pudieron seguir compartiendo con sus amigos después de unos minutos, en los que la omega se notó increíblemente soñolienta. Ryle los despidió con alegría, admirando lo bien que lucia la elaborada coronita de flores que él mismo había confeccionado, en la cabellera larga y café de la oJoelegra. Ahora, eran sólo dos las personas que permanecían despiertas. El omega había logrado caer en un agotado sueño, segundos atrás, cuando Leonidas le dio la libertad de recostarse sobre su regazo y descansar un poco. El alfa no creía que la posición en la que se encont
El poder almacenar en sus recuerdos la sensación del cuerpo de Leonidas junto al suyo propio, en un reconfortante abrazo nocturno, lo hacía sonreír de una manera trepidante. Él nunca había dormido con nadie más que no fuesen sus padres, e infiernos, el poder descansar en los fuetes brazos de Leonidas , percibiendo su cálida presencia, lo estaba volviendo completamente loco. Loco de enamoramiento, porque sin lugar a dudas, él lograba caer cada segundo más y más. Se encontraba plenamente hundido, sin embargo, sin completas ganas de salir. Revisando su vestimenta una nueva vez en el espejo, Ryle suspiró lleno de emoción. Sentía sus entrañas retorcerse divertidamente, casi al mismo tiempo que su corazón daba una sacudida alegre en el interior de su pecho. Mordió su labio, la corona de margaritas reposando sobre las hebras de su fino cabello, y el pensamiento de que a Leonidas le encantaría su presencia ese día, haciendo mella en su cuerpo. ¡Estaba ansioso por verlo, y Dios, él no podía
La sonrisa blanca de Ryle resplandeció casi enseguida, y el rostro de Leonidas intentó permanecer sereno; lo cierto es que miles de sensaciones lograron atacarlo prontamente, y tanto como quería reír, deseaba salir corriendo con el pequeño morenito a cuestas. Todo esto, porque él sabía que aquella acción ejecutada por Ryle posiblemente no hubiere sido la más factible para informar a Angela sobre el pronto noviazgo; aunque sin lugar a dudas, aquello se veía venir. — Lo que quería decirte— um..., tan importante, es que ¡Leo es mi novio, mami! ¿Acaso no es una estupenda súper fantástica noticia? — Chilló el pequeño floreado, llamando la atención de más de un comensal en la tienda, y logrando que las mejillas de Leo se colorearan de un sutil rosado. La mano del mayor apretando vigorosamente la contraria, y ambos corazones latiendo al unísono, como ya se habían acostumbrado anteriormente— . Me lo pidió en la playa y— ¡cielos! Fue increíblemente maravilloso. La boca de la omega mayor se a
Y sin esperar aquella pregunta ninguno de los tres, el Enigma disparó sus cejas hacia arriba, observando firmemente el rostro impresionado de su mejor amigo— . Bueno, esa es una grandiosa idea. Por supuesto que me encantaría que el chico más dulce de Busán recorra el supermercado conmigo, ¿te importa que me lleve por unas horas a tu novio, Leo? — Uhm — el alfa entrecerró un ojo de manera teatrera, volteando el cuerpo de Ryle y mirándolo a los ojos. En definitiva, una mueca graciosa que Ryle no pudo evitar por mucho tiempo— . Sólo si después prometes traerlo de vuelta conmigo, sano y salvo. Enterito, justo como te lo entrego, y claro, un enorme pastel de chocolate. — Entendido — aceptó el Enigma, poniendo los ojos en blanco y riendo hacia su mejor amigo— . Gracias, ustedes dos son unos completos amores. — Lo sé — dejó saber el alfa, mordiendo su labio y entrelazando sus dedos con los contrarios ante él. Ryle le sonrió de lado, sus preocupaciones desvaneciéndose cuando sus mieles ojo
Sólo seguir escuchando, y deseó jamás haberlo hecho. — Simplemente no puedo aceptar esto y me preocupa el que estés tú tan tranquilo con la noticia. Se supone que ellos..., ellos no deberían estar juntos, y por Dios, no podría seguir viviendo con esto — escupió, Ryle dando un paso atrás— . Él es muy grande para nuestro omega, y si siguen... Ryle no dudará en perderse; no quiero perderlo, temo hacerlo. Temo que se aleje de nosotros, que se siga enamorando de esta manera tan atroz y le conceda a Leonidas el poder de destruirlo— de lastimarlo, y yo no quiero eso para mi bebé; no cuando él es tan frágil y después de roto, no podrá recuperarse. El omega menor cubrió su boca de manera presurosa, evitando que los prontos sollozos lo delatasen, y al momento en que su mirada se nubló de prontas lágrimas, supo que era suficiente de todo aquello. Suficiente de su madre, suficiente de seguirse torturando tan cruelmente. Corriendo torpemente por el pasillo, él se encerró en su habitación, el pr
El camino a la casa de Jacob resultó ser por completo animado. Ryle cantaba las canciones que se reproducían en el estéreo de manera automática, mientras que Leonidas degustaba la preciosa voz del chico a su costado, como también, la hermosa vista que le causaba el poder presenciar al omega utilizando su chaqueta preferida en años universitarios. Realmente adorable. — Oye, ¿no crees que eso te queda un poco grande? — Leonidas cuestionó, dándole un pequeño toque en el hombro al más bajo, quien miró de inmediato como las mangas escondían sus manos. — Creo que me queda muy linda — respondió. Cuando arribaron a la casa del Enigma, las buenas energías aumentaron mucho más. Jacob bromeando sobre lo encantador que era Ryle y Johanna completamente conmovida de poder conocer a una persona tan increíblemente deliciosa. En la mesa el aire resultaba ser íntegramente divertido; conversaciones aleatorias se desataron mediante los segundos transcurrían, y risas notables resonaban en el comedor. E
Y no esperándolo demasiado, el omega sintió los delgados brazos de la niña aferrarse con fuerza a su cuello, logrando que sus manos la atrapasen de regreso. Un suave y caluroso tacto, que desde luego, hizo soltar bajas exclamaciones de ternura. — Son adorables — Niah sorbió por la nariz, codeando a su hermano mayor, mientras éste parecía ensimismado admirando la preciosa escena— . Has encontrado a tu par perfecto, Nara está de acuerdo con eso... Uh— todos lo estamos. — ¿Y qué te gusta hacer, cariño? — Aquella pregunta logró que los ojos amielados del omega, los cuales anteriormente se encontraban posados en la figura de su novio, enamoradizo, viajaran de inmediato hacia Karen. La pelinegra mantenía una sonrisa amorosa en su rostro, casi de la misma manera que él lograba extender la suya propia. Habían terminado un delicioso almuerzo. Justo en aquel momento, cuando probó el primer bocado de comida, Ryle logró quedar por completo fascinado. ¡Era sensacional! Y no tardó demasiado en h
Acercándose suavemente, los cubrió con los suyos propios, un suave roce que desvaneció por completo las tristezas, y trajo consigo un insuperable enamoramiento. Ryle sonrió, perdiéndose en la mirada contraria. — Te amo, dulce — susurró— . No me gusta verte triste. — También te amo, Leo... Te amo m— mucho — aceptó, mordiendo levemente su labio. Tras aquella acción, el alfa encendió el auto, y cogiendo su mano con la contraria, sintió su pecho hincharse de alegría. — Prometo hacerte sentir bien, corazón. Y con aquella última afirmación, Leo puso el auto en marcha, casi percibiendo la melodía perfecta que lograba el corazón de Ryle al latir al mismo ritmo que el suyo propio. (...) Leonidas admiró todo a su alrededor una vez más. Se encontraba recostado en su antigua cama, su antigua habitación. Las paredes aún estaban pintadas de azul eléctrico, y adornadas con los artísticos cuadros que en algún momento de su adolescencia allí colocó. Sonrió con nostalgia, sintiendo entre sus man