Igualmente, y después de una ardua discusión en la que Ryle llegó a soltar lagrimones llenos de frustración, Angela cedió. Con una sola y única condición, la cual se encargó de dejarle clara a su precioso querubín antes de irse aquella mañana: "Quiero que te cuides, cielo. ¿Lo entiendes, no es así?" Y aunque Ryle no comprendió a qué demonios ella se refería, Leo sí que lo hizo, y tan sólo pudo negar con la cabeza en completa desaprobación... ¿Acaso él estaba haciendo algo mal para que la omega actuase de aquella manera? Sin embargo, y después de despejar por completo su cabeza de absurdas cuestiones que lo hacían pensar de más, Leonidas se encontró tremendamente feliz. Y es que el poder observar las perlas iluminadas junto a la blanca y preciosa sonrisa de su verdadero amor, le hacía querer vivir eternamente... Tan sólo para perpetuar su vista e invertir su tiempo en nada más que Ryle. — Hey, hermoso, ¿estás listo? — Leonidas sonrió de lado, admirando como la delgadita y menuda fig
Ante aquel comentario, el pequeño desvió la mirada, completamente avergonzado y emocionado por lo que había escuchado. Y es que aunque no fuera la primera vez que Leonidas reconocía lo hermoso que era, o lo mucho que le gustaba, siempre resultaba ser igual de alucinante que el primer instante. — Y como tú — expresó, mordiendo el interior de su labio y posando su miel mirada en la contraria. Admiró como el rostro de Leonidas resplandecía, mirándose precioso, y cuando sintió cosquillas arremeter contra su estómago, soltó una pequeña risita— . ¿Qué me miras, Leo? — He estado pensando mucho lo que debería decirte en este momento, pero..., descubrí que ese tipo de cosas no deben ensayarse, y que sólo debo decirte lo que salga de mi corazón — comenzó, su órgano interno errático en su pecho, y sus dedos aferrándose tiernamente a los contrarios, los cuales pronto comenzaron a ponerse fríos. — ¿Q— qué quieres d— decirme, Leo? — Tartamudeó el menor, haciéndose increíbles ilusiones, y decidie
No sólo el tener por primera vez un novio, sino que, desde luego, se tratase del alfa más perfectamente hermoso de todo el planeta Tierra, como por supuesto el menor expresaba. Cuando ellos estuvieron de vuelta en la habitación, el omega sintió sus tripas resonar, y mirando de manera avergonzada al mayor que reía, dejó en claro que tenía mucha más hambre de la esperada. — Ve a ducharte, cielo. Esperaré aquí — Leonidas animó, dando un empujoncito a Ryle quien de inmediato cogió su toalla y entró en el baño, no esperando demasiado después de haber escuchado las palabras de su novio. Novio. El sólo pensarlo le ponía a soñar despierto, y sin poder contenerse, cuando estuvo lejos de cualquier otra mirada, saltó de emoción sobre sus pies. Acción que quiso hacer desde la tarde, pero que contuvo tan sólo para no parecer un tonto niño ante Leo. En su lugar, y cuando el alfa perdió de vista al omega, se dejó caer sentado en la cama mientras una sonrisa grata estiraba desmesuradamente sus me
La velada había transcurrido de una manera regocijante. A medida que el tiempo transcurría, las personas que residían en la posada iban abandonando el comedor, hasta que sólo quedaron tres individuos ocupando la mesa. Antoine había decidido regresar a la habitación que compartía con Jacob, luego de haber sentido el cansancio del día arremeter contra su cuerpo, mientras que Isabelle y Jenson permanecieron una media hora más, pero no pudieron seguir compartiendo con sus amigos después de unos minutos, en los que la omega se notó increíblemente soñolienta. Ryle los despidió con alegría, admirando lo bien que lucia la elaborada coronita de flores que él mismo había confeccionado, en la cabellera larga y café de la oJoelegra. Ahora, eran sólo dos las personas que permanecían despiertas. El omega había logrado caer en un agotado sueño, segundos atrás, cuando Leonidas le dio la libertad de recostarse sobre su regazo y descansar un poco. El alfa no creía que la posición en la que se encont
El poder almacenar en sus recuerdos la sensación del cuerpo de Leonidas junto al suyo propio, en un reconfortante abrazo nocturno, lo hacía sonreír de una manera trepidante. Él nunca había dormido con nadie más que no fuesen sus padres, e infiernos, el poder descansar en los fuetes brazos de Leonidas , percibiendo su cálida presencia, lo estaba volviendo completamente loco. Loco de enamoramiento, porque sin lugar a dudas, él lograba caer cada segundo más y más. Se encontraba plenamente hundido, sin embargo, sin completas ganas de salir. Revisando su vestimenta una nueva vez en el espejo, Ryle suspiró lleno de emoción. Sentía sus entrañas retorcerse divertidamente, casi al mismo tiempo que su corazón daba una sacudida alegre en el interior de su pecho. Mordió su labio, la corona de margaritas reposando sobre las hebras de su fino cabello, y el pensamiento de que a Leonidas le encantaría su presencia ese día, haciendo mella en su cuerpo. ¡Estaba ansioso por verlo, y Dios, él no podía
La sonrisa blanca de Ryle resplandeció casi enseguida, y el rostro de Leonidas intentó permanecer sereno; lo cierto es que miles de sensaciones lograron atacarlo prontamente, y tanto como quería reír, deseaba salir corriendo con el pequeño morenito a cuestas. Todo esto, porque él sabía que aquella acción ejecutada por Ryle posiblemente no hubiere sido la más factible para informar a Angela sobre el pronto noviazgo; aunque sin lugar a dudas, aquello se veía venir. — Lo que quería decirte— um..., tan importante, es que ¡Leo es mi novio, mami! ¿Acaso no es una estupenda súper fantástica noticia? — Chilló el pequeño floreado, llamando la atención de más de un comensal en la tienda, y logrando que las mejillas de Leo se colorearan de un sutil rosado. La mano del mayor apretando vigorosamente la contraria, y ambos corazones latiendo al unísono, como ya se habían acostumbrado anteriormente— . Me lo pidió en la playa y— ¡cielos! Fue increíblemente maravilloso. La boca de la omega mayor se a
Y sin esperar aquella pregunta ninguno de los tres, el Enigma disparó sus cejas hacia arriba, observando firmemente el rostro impresionado de su mejor amigo— . Bueno, esa es una grandiosa idea. Por supuesto que me encantaría que el chico más dulce de Busán recorra el supermercado conmigo, ¿te importa que me lleve por unas horas a tu novio, Leo? — Uhm — el alfa entrecerró un ojo de manera teatrera, volteando el cuerpo de Ryle y mirándolo a los ojos. En definitiva, una mueca graciosa que Ryle no pudo evitar por mucho tiempo— . Sólo si después prometes traerlo de vuelta conmigo, sano y salvo. Enterito, justo como te lo entrego, y claro, un enorme pastel de chocolate. — Entendido — aceptó el Enigma, poniendo los ojos en blanco y riendo hacia su mejor amigo— . Gracias, ustedes dos son unos completos amores. — Lo sé — dejó saber el alfa, mordiendo su labio y entrelazando sus dedos con los contrarios ante él. Ryle le sonrió de lado, sus preocupaciones desvaneciéndose cuando sus mieles ojo
Sólo seguir escuchando, y deseó jamás haberlo hecho. — Simplemente no puedo aceptar esto y me preocupa el que estés tú tan tranquilo con la noticia. Se supone que ellos..., ellos no deberían estar juntos, y por Dios, no podría seguir viviendo con esto — escupió, Ryle dando un paso atrás— . Él es muy grande para nuestro omega, y si siguen... Ryle no dudará en perderse; no quiero perderlo, temo hacerlo. Temo que se aleje de nosotros, que se siga enamorando de esta manera tan atroz y le conceda a Leonidas el poder de destruirlo— de lastimarlo, y yo no quiero eso para mi bebé; no cuando él es tan frágil y después de roto, no podrá recuperarse. El omega menor cubrió su boca de manera presurosa, evitando que los prontos sollozos lo delatasen, y al momento en que su mirada se nubló de prontas lágrimas, supo que era suficiente de todo aquello. Suficiente de su madre, suficiente de seguirse torturando tan cruelmente. Corriendo torpemente por el pasillo, él se encerró en su habitación, el pr