Un Giro En El Destino
Un Giro En El Destino
Por: Alicia S. Rivers
Capitulo 1
“Por favor, no me hagan esto.” Les rogué una y otra vez, pero nadie me prestaba atención.

Me retorcí, intentando liberarme, pero fue inútil.

“Soy su Luna.” Grité con todas mis fuerzas, hasta que su risa, que venía de la otra habitación, acabó con toda mi resistencia. “Lucas, por favor.” Le supliqué una vez más, con la voz entrecortada.

“Mátenlo, y una vez que esté hecho, échenla de la manada. De ahora en adelante, tendrá que sobrevivir sola.”

No podía estar hablando en serio, se trataba de nuestro hijo, “Es nuestro bebé.”

“Esto es un error de la Diosa Luna, uno que voy a rectificar.” Su voz volvió a sonar desde la otra habitación. Ni siquiera pensaba mirarme. “Hazlo ya. Es una orden.”

“Sí, Alfa.”

Fue un error haber venido.

Fue un error haberle dado todo.

“Ah, ¿doctor?” Una dulce voz se escuchó desde la otra habitación, era mi hermanastra, Sofía. Al escucharla, apreté los dientes. “No use anestesia, debe sentir todo el dolor de la operación.”

“Entendido, Luna.” El doctor se giró hacia mí con ojos tristes, pero cuando agarró el bisturí, supe que no había vuelta atrás, estaba perdida.

Lo siento, bebé. Mamá no pudo protegerte, aunque te deseaba tanto, tanto. Intenté tocarme el estómago, pero las enfermeras me habían sujetado firmemente.

Cuando el médico se acercó, me di cuenta de que estaba usando un bisturí de plata.

"¿Plata?" Mi susurro fue casi silencioso, pero él asintió con la cabeza.

Entonces entendí que Sofía no quería que sobreviviera. Ella deseaba tanto acabar con mi vida, que mintió diciendo que yo engañaba a mi pareja, mostrando unas fotos como prueba. Pero nunca toqué a otro lobo, ni lo volvería a hacer, no después de esta traición.

¿Por qué, Diosa Luna? ¿Por qué me diste a mi cachorro solo para quitármelo?

Lloré en silencio mientras el doctor me hacía un corte en el abdomen y sentía a mi bebé retorcerse por dentro. Él también sabía que era demasiado pronto para nacer, era una sentencia de muerte para ambos.

“Tráigame el cuerpo del bebé.”

“Sí, Alfa.”

Aguante cada corte que me hacía, hasta que finalmente, no pude soportarlo más y empecé a gritar, pronto sentí la sangre correr por mi cuerpo, cada gota, hasta que caía al suelo. Me retorcí contra las ataduras, pero la plata me había debilitado.

Lo siento, bebé.

No intentaban mantenerme con vida, lo cual era algo que esperaba, pero deseaba que no fuese verdad. Antes amaba a mi pareja, pero sentí que ese amor moría en mi corazón, cuando vi cómo me arrancaban a mi cachorro del vientre.

"Por favor, déjame sostenerlo una vez". Intenté mover los brazos para alcanzarlo, pero seguía atada a la cama.

El doctor, que lloraba desconsoladamente, se acercó con mi cachorro y lo puso sobre mi pecho.’

Él era perfecto. Froté su aroma en mi cara y el mío en él. Él sería una parte de mi alma para siempre.

Sería mi pieza faltante.

“Doctor, ahora.”

“Sí, Alfa.” El médico se llevó al bebé y salió corriendo, dejándome con la herida abierta.

Sentía que mi vida se escapaba cuando la puerta se abrió y entró Sofía, con una sonrisa satisfecha adornando su rostro.

“Te dije que te robaría la vida, Ana, que tendría a tu pareja. Y lo he hecho, una y otra vez, desde que descubrió tu traición.” Sofía se acercó y me besó la mejilla mientras yo gruñía. “Él es perfecto. Y no te preocupes, le daré otro hijo, su heredero.” Se puso la mano en el vientre y empecé a reírme. “¿Qué es tan gracioso?”

“Puedo oler el aroma del Beta en ti. Ese es el bebé de Daniel, y es una niña. Sin embargo, fue un buen intento.”

Gruñó y alzó la mano, extendiendo las garras para asestarme el golpe final. Sin embargo, la puerta se abrió de golpe y mi pareja, el hombre al que más odiaba en el mundo, entró. Tenía los ojos rojos, así que empecé a reír de nuevo.

“¡Eres una perra!” Gruñó y atacó a Sofía, lanzándola al otro lado de la habitación.

“¡Lucas!” Sofía gritó al estrellarse contra la pared. "¿Qué está pasando?"

La vi tambalearse hasta ponerse de pie, pero la sangre seguía fluyendo de mi cuerpo y empecé a cerrar los ojos.

“¡Me mentiste!” Le gritó Lucas, haciendo temblar las paredes con el impacto de su aura, pero apenas podía sentirla. Solo sentía la plata corriendo por mis venas, acercándose a mi aletargado corazón.

“Este era mi cachorro, puedo olerme en él. Era mío.” Los ojos de Lucas se enrojecieron aún más, mientras las lágrimas se acumulaban en ellos, reflejando un profundo dolor. “Dijiste que me había engañado y que este no era mi cachorro.”

“¡Ella te engañó! Supongo que me equivoque con el cachorro.”

“Dijiste que lo oliste.”

Por los sonidos que escuchaba, supe que se había abalanzado sobre ella otra vez, pero lo último que vi fue a él cargando a nuestro bebé en uno de sus brazos. No quería volver a verlo nunca más. Él nos hizo esto. No fue Sofía.

No me malentiendan, ella hizo bien su parte, obviamente, pero fue él quien no creyó en mí, y no quiso esperar unos días más para oler a nuestro cachorro, ese fue su error, y la razón de nuestras desgracias.

Le rogué a la Diosa Luna que me llevara. No deseaba permanecer más en ese lugar, solo anhelaba reunirme con mi cachorro.

“Sálvenla.”

“¡No!” Gritó Sofía. “Yo soy la Luna ahora, me marcaste anoche.”

Ah, así que ese fue el dolor que sentí anoche. Su traición me hizo vomitar.

“Estoy embarazada de tu cachorro.” Le gritó Sofía.

Me eché a reír de nuevo. Entrecerré los ojos para ver a mi pareja, Lucas, rondando a mi lado. “Quédate conmigo, Ana.”

“Es el bebé del Beta. Ella está acostándose… con el Beta." Logré decirle, aunque mis palabras eran entrecortadas.

Solté una risa al ver cómo el terror iluminaba su mirada y la sangre corrió de mis labios mientras esbozaba otra sonrisa.

“Sálvenla.”

"¡No!" Solté de golpe, aplicando todo mi poder en ello. "No se muevan."

Utilice el poder de mi fuerza Alfa para congelar a todos los presentes, incluyendo a mi pareja.

"¿Cómo?" Lucas me miró, suplicándome. “Déjame salvarte.”

“Soy una descendiente de la Diosa de la Luna, y no mereces salvarme. Tampoco te merecías a nuestro cachorro. Eres débil de mente, y ahora lo has perdido todo.” Le sonreí mientras sentía que mi vida se me escapaba.

Y luego, fui libre.

Continue lendo este livro gratuitamente
Digitalize o código para baixar o App
capítulo anteriorpróximo capítulo

Capítulos relacionados

Último capítulo

Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App