Juan Carlos llegó a urgencias una hora antes de lo previsto, quería revisar varios exámenes que tenía pendientes, había logrado cambiar el turno con una colega.
De las seis horas asignadas, solo estaría dos horas y medias, adelantaría unos informes, revisaría varios exámenes, uno de los sobres captó toda su atención, era el sobre con los resultados de Nora, una afable mujer, a quien después de unos chequeos le había enviado a practicar varios exámenes, el temía lo peor. Allí estaba en la sala de urgencias, nuevamente afectada, tendría que internarla pues al ver los resultados comprendió que el tumor era fulminante.
Le embargó un sentimiento de tristeza, Nora no solo era su paciente, era su amiga, su cariño y aprecio por sus pacientes, le hacían esforzarse cada día más en su profesión.
Su tarea consistía en salvar vidas, esta vez no podía hacer nada. No tenía palabras esta ocasión, El tumor había avanzado mucho, el tiempo que le quedaba estaba acortándose, tendría que notificar a su esposo e hijos, sería un duro golpe para ellos, era una verdad frontal, devastadora, pero al final la verdad solía ser mejor.
Así que procedió a ingresarla, y citó a sus hijos, a manera personal se tomaría el caso de ella. Estaba acostumbrado a dar en muchas ocasiones la fatal noticia, era parte del día a día. Se quedó para sí mismo sorprendido, allí junto a la cama de Nora tomando su mano buscaba las palabras adecuadas, fue Nora quien cortó la frase.
-Querido; Mira mis ojos, se la verdad, mi tiempo se está acortando, pero no por eso dejaré de sonreír ¿Sabes que es lo más emocionante? Iré a mi descanso, es un paso que todos afrontaremos, pero mientras dure el espíritu en mí, viviré para confortar los míos; Quédate tranquilo, tu busca una buena chica, y ¡cumple mi último deseo! -.
-Nora, es muy serio…-. Juan Carlos entrelazo sus manos.
-Yo también lo digo muy en serio, estoy bien, aún estoy aquí cariño, luchando, batallando… el día que unos ojos te prenden, y los tuyos le cautiven, sintiendo que ya no puedes vivir sin ella, es allí donde entenderás que el amor toca la puerta; Déjalo pasar-. La afable mujer cerraba sus ojos mientras su caja de música emitía las notas.
Miro el reloj en la pared marcaba los ocho veinte minutos, una enfermara avanzaba a paso rápido, entrando a la habitación le devolvió al momento, Nora dormía, eso le haría bien.
-Doctor buenas noches, quería que usted revisara este chiquillo, esta con dolor agudo en el estómago, en esta zona dijo ella señalándolo, se que usted hará entrega de su turno en pocos minutos, pero se lo pido por favor-.
El hizo señal de seguirle, luego entrando en la pequeña salita de consulta, miró al chiquillo, lo entretuvo con algunas preguntas mientras le revisaba, se quedó pensando unos segundos, ordenando exámenes le dejó en manos de la enfermera. Estaría en buenas manos, Santana su colega le atendería con el mayor de los gustos,
-Igualmente, me mantiene al tanto, por favor-. Dijo a firme voz.
Se despidió y a prisa fue en dirección al estacionamiento, su auto estuvo en marcha rumbo a casa de la abuela de Naomi, sabía por esta que estaría su hermano, sus sobrinos, la abuela y su hermana menor. Esperaba no fuera una de esas cenas que resulta aburrida, y tediosa, con largos interrogatorios, cuestionarios, casi que un examen para resultar aprobado como visita.
El horno emanaba un olor exquisito, en el amplio comedor todo se encontraba en orden, era una mesa que se extendía en el centro, dando lugar a tres puestos más. El espacio del comedor era amplio, confortable, de unos tonos hermosos.
La abuela miraba la televisión atentamente, había insistido en cocinar, a lo que Ani le animó, le gustaba, era una cocinera que gustaba sentirse útil siempre que sus males cedieran un poco permitiéndole aquel pequeño capricho, había hecho un estofado de pollo, papas, zanahorias, con un toque de cilantro fresco, ensalada de aguacate, cebollas julianas, repollo con una delicia de mayonesa. Arroz de almendras, filetes de pescado en salsa casera al horno, de entrada, tenía rollitos de queso y jamón, el pan estaba cortado, vino, agua, solo faltaba que todos llegaran.
La abuela tenía sorpresas, salsa de pimentones rojos. Su hermano solía acabársela en cuestión de segundos, champiñones, cebollas en salsa blanca, los aromas envolvían el ambiente.
Ani escuchó el motor de los autos aparcando fuera de casa. Subió a su habitación. Se lavó las manos con calma, en su tocador eligió una de las fragancias que se aplicó con cuidado, se había dado tiempo a aplicarse un perfume cuando ya todos llegaran a cenar. La sutil fragancia de rosas impregnó su cuello. Su cuello lucía un collar de perlas azules magenta, que le quedaba hermoso, regalo de su padre en su último cumpleaños, se dio un vistazo y salió a recibir a sus hermanos y sobrinos, la avalancha entro a casa, los chicos corrían por los pasillos, inundando la cocina con gran alboroto a su paso.
El pastel de chocolate y avellanas reposaba sobre la mesa auxiliar, Ani extendió su mano, dando una palmada a la mano de su hermana, a quien ya veía con intenciones de untar sus dedos, debería esperar que llegase el momento de tomar su tajada.
Se agilizó en batir un helado, que envío al congelador, así los chicos comerían un toque después de cenar, les encantaba.
Del horno extrajo una bandeja donde se admiraban unas empanadas de pollo, cebolla y queso, jamón y queso, las colocó en la bandeja y comenzó a llevar todo al comedor. La abuela tomaba lugar, los chicos se secaban sus manos tomando así sus lugares.
-Henry ¿Porque no ha venido Luisa? Dijo Ani.
-Tenía una reunión, pero vendrá en media hora…Por cierto; ¿Dónde se sentará nuestro invitado estrella? -. Hizo señas hacia la mesa, Henry tomaba unos rollitos, haciendo gestos de aprobación completa, se sirvió vino de inmediato.
-Ya veo que Naomi no pudo mantener ese sujeto hoy al margen de la cena familiar -. Le lanzó una mirada de resignación.
-Me gustaría que te presentara al invitado, me parece buena idea, quizás liguen, tomaré una empanada de pollo, jamón y lo llevaré a mi boca-. Acto seguido se saboreó-.
-Aprobado también, mi paladar hoy esta algo antojadizo de todo, por mi madre, esto está delicioso-
Ani le sonreía con gracia. -No dejarás nada para la cena-. Henry se disculpó, esperaría unos minutos.
Las flores azules que había colocado en el jarrón hacían juego con el mantel naranja ocre, que había elegido esa noche, las servilletas de tela ocres, fuentes azules y ocres, donde la ensalada cobraba vida lucían hermosas, la bandeja del pan con aquella salsa de untar lucía magnifica. En ese instante Naomi, entraba al comedor, con sus elegantes zapatos gamuza rojos, su vestido que resaltaba sus curvas, ella y su esposo tomaron lugar,
-Ani te has lucido con esta cena, uh me gusta el color de todo, el olor, todo me antoja., Dijo Naomi mientras extendía sus manos a los rollos de queso.
-Deja las manos quietas y alejadas -Exclamó Henry. -Esos son todos míos-.
-Tonto, ya sabes que estoy a dieta, pero comeré algunos esta noche Henry-.
-Pero... ¡si tu no haces dieta! vaya que si eres presumida ¿Dieta? -.
-Querida que mala que eres, solo déjame probar un bocado, uno solito- Dijo mientras tomaba la más pequeña empanada.
Todos reían, el timbre sonó, Naomi se levantó de inmediato,
-Cariño, Juan Carlos va a adorar tu receta-. Naomi giró sobre sus altos tacos color rojo, se veía hermosa. Ani esbozó una mueca Frank y Luisa llegaban al mismo tiempo, saludaron a la familia y se unieron a los demás en el gran comedor, saludaron efusivamente a la abuela y los chicos.
Henry entró en la cocina para ayudar a Ani a servir todo a la mesa, le miró con cariño y alzando a Ani le dio giros, luego le dio un beso en la frente, él había sido como un padre, después de la muerte de su madre, su padre había pasado un tiempo muy depresivo, y su hermano estuvo ahí para ella, le cuidaba, siempre estaba al tanto.
-Bien, deberíamos empezar, no veo la hora de devorarme todo-. Concluyó Frank.
-Tendrás que comenzar por estas fabulosas empanadas, y sorpresa… mi hermana querida ha hecho estos rollos de queso-. Henry señaló.
-Naomi se le dio por invitar alguien a la cena, ya la conoces-. Respondió Ani a su cuñado, quien estaba deseoso que comer, era de buen paladar.
- ¡Si, me imagine…! ¡Por Dios! el hambre que tengo es horrible-. Henry hizo expresión de cansancio.
-Amor, ya somos dos-. Dijo Luisa que en ese momento abrazaba a Henry.
-Sepan que es alguien especial, es médico en la clínica donde hago mis turnos, es una belleza de persona, me encanta, estudiado, viajado, culto, que más podría pedirle una mujer, en realidad tengo una amiga que deseo presentarle; Angélica Lerena, ese es el hombre para ella-. Dijo Naomi con su fuerte acento.
Ani le miraba con asombro, algo no había sido revelado por su hermana.
-No entiendo Naomi ¿Invitaste a Angélica a casa y ni me avisaste? -tendré que colocar un puesto más-.
-No creí que fuera un problema invitarla, además es mi amiga, no me confirmó, pero lo seguro es que venga, le dije de quien se trata, eso parece haberla animado-.
-Buena sorpresas las tuyas-.
-Uh, ya veo, ¿Pensaste que te iba a presentar a Juan Carlos a ti? por favor Ani, es un hombre de dinero, mundo, viajado, que tonterías... por cierto allí llega su coche, solo mírate en un espejo-.
-No digas tonterías, ni siquiera he tenido tiempo para pensar-. Y eso era cierto, el día había sido bastante trabajado, pero los resultados saltaban a la vista.
-Naomi, no está correcto que trates a tu hermana de esa manera…tengamos una noche cálida y familiar, con extraños incluidos, no lo olvides-. Puntualizó la abuela con una acertiva mirada severa.
Henry intervino en la conversación, pidiendo a su hermana que le colocase varios rollitos de queso y jamón, en ese momento los chicos llegaron, todos comenzaron a tomar sus puestos, sirviendo el vino, las copas de agua. En ese momento sonó el timbre y Naomi en pie, hizo gesto de aplauso mirando por la ventana, a paso rápido abrió la puerta, se escucharon voces en la salita, el hombre en cuestión se disculpaba por los quince minutos retrasado, pedía disculpas una y otra vez. Entraron en el amplio salón, Naomi presentó a su familia, la de su hermano, la abuela, todos le dieron una cordial bienvenida, dando las gracias se unió a todos en la mesa. -Disculpen mi tardanza cosas de última hora que no se pueden posponer, los gajes del oficio-. -No te preocupes, esta cena será inolvidable-. afirmó Naomi mientras sonreía con júbilo. -No se diga nada más, estábamos por cenar, todo está delicioso-. Dijo Frank, a la par que echaba manos de los rollos de queso, y le pasaba al invitado. La abu
Aunque no era un cocinero estrella, cocinaba de tanto en tanto. Le encantaba tomar el café de la mañana allí mirando el mar, haciendo una caminata, saliendo a trotar con Teo, admirando desde un rocoso paso que había toda la extensión de colores, podía pasar horas, lo disfrutaba. -Amigo ven aquí, ¿Quieres otra galleta? -. Teo ladró fuertemente moviendo su cola. -Conocí alguien esta noche, sé que te va a gustar mi amigo, vamos a descansar, mañana será otro día-. Apagando las luces del interior, entró a su habitación, Teo gustaba de dormir junto al balcón de la habitación, allí tenía una cómoda almohada super grande en la cual el gustaba de dormir, era tibia y suave, en pocos minutos ya estaba dormido plácidamente, Juan Carlos después de un baño, se hundió en sus cobijas, por más que daba vueltas el sueño no acudía. Cada momento de aquella escena en casa de Naomi la tenía grabada, los ojos profundos de Ani, su perfume tenue pero exquisito, respiró hondo convenciéndose a sí mismo que
Le hacía reírse cuando ella asumía esa posición distinguida para darle su opinión, si ella fuera la directora de cocina, serían los almuerzos y las cenas muy distintos, ambos reían a carcajadas, tenía sentido del humor y eso le encantaba.- ¿Qué harás mañana doctor?-Mañana tengo turno ocho y treinta, hasta tres de la tarde, tengo unas cirugías en la mañana, una es delicada, las otras son ambulatorias, luego de eso, estaré libre después de tres, claro que me gustaría que me digas Juan Carlos, el título de doctor me hace sentir algo incómodo igual no estamos en consulta médica- ¿O sí? -.-No, tienes razón en cuanto a que no es una consulta, es por respeto. Pero si prefieres te llamaré por tu nombre-.Él la condujo de la mano al amplio sofá, se sentaron allí los dos, y poco a poco el sueño se ocupó de ellos. Mientras ella le contaba cómo había quemado su primer fallido pastel de moras, y él recordaba su primera consulta. Sus ojos se cerraron y el sueño hizo lo suyo, dejarles soñar plác
Juan Carlos escuchaba cada palabra de Naomi atentamente, no escuchó decir lo muy agradecida que estaba, su hermana le daba una mano con sus hijos, parecía no notarlo.-La verdad es que Ani es la única que no tiene una profesión absorbente…ni modo debe dedicarse a la abuela, es lo menos que puede hacer-.Ahora le parecía tan desacertado lo que Naomi decía, y a la vez egoísta, una enfermera interrumpió para decirle a Juan Carlos que en cuarenta minutos estaría todo listo para quirófano. Dio las gracias por el anuncio, era lo que esperaba que le comunicaran, se levantó y sirvió dos tazas de café, ofreciendo otra a Naomi, quien después de recibir una llamada había cortado el tema, él hubiese querido decirle varias cosas de Ani, pero ella no era su Ani, solo amigos, así que tendría que decir algo diplomático.-Quizás tu hermana tenga muchos sueños, en fin, no todo tiene que asociarse a que se case, puede ser que desee, como tú dices viajar, estudiar en otro lugar, al final lo que te apasio
Ani secaba la loza e iba acomodando todo a su lugar, el horno emanaba el olor a vainilla y piña, el postre estaría en su punto, tomando una pequeña pinza que solía usar, hizo un gesto de placer y admiración, la receta le había quedado en su punto. Su teléfono repicaba con insistencia, ante lo cual su ceño se fruncía, Naomi en línea, ¿Qué le pediría esta vez?... Secó sus manos tomando la toalla que tenía sobre el amplio mesón, segundos después, atendió la llamada.-Ani…querida imagino que no tendrás mucho por hacer, así que quiero pedirte que vayas a la escuela de Ithan, tiene música hoy en la tarde, será imposible que pase por casa de la abuela…así que pasa tú, y llévalo a casa--Tengo una cita- Ani se quedó así misma asombrada. Por primera vez se atrevía a cancelar un plan de su hermana, para darse un cierto aire de valentía, una cita…muy bien--Debe ser alguna tontería, no sé, Pascual te invitó a comer galletitas de coco, o ajonjolí- Naomi firmaba un documento en aquel momento.-Muc
Ani se quedó por un instante algo distraída, la pregunta le había hecho cuestionarse, así fueran unos segundos.-Si, aunque si me dijeras que me gustaría cambiar, te cuento que-.- ¿Qué me dirías? ¿Qué cosas te gustaría hacer? -Él se quedó mirándola con calma, ella posó su rostro sobre sus manos, se quedó mirándole unos segundos, agitando sus brazos exclamó.- ¡Creo que en ocasiones es egoísta! Podría darme la mano, en cuanto al cuidado de la abuela, no digo que desatienda su hogar, eso lo puedo comprender, tener un hogar e hijos te da menos tiempo para ayudar al otro, supongo-Pero te suele traer más trabajo del que ya tienes-.-Como ella bien lo dice, soy solterona y es mi deber- Ani mirando de frente al sol cerró sus ojos.-Entiendo, pero estoy seguro de que habrá sueños en esa cabecita- Le asió sus cabellos, ahora se acercaba más a ella, lo que le puso algo nerviosa.-Te gustará mi torta de esta tarde, vamos pruébala ¿Qué te parece? Esta exquisita...Oh…espero que te guste...Yo mis
Juan Carlos le miró con ojos divertidos, jamás había estado en una relación con tantos matices, mucho menos donde jugara a las escondidillas. Pero en el fondo comprendía lo que ella quería explicar, sabía que tenía temores.-Bien, si eso gustas, nadie sabrá, aunque es tonto que estemos escondidos… vale te seguiré la película-.Le abrazó-. El olor dulce de sus cabellos se mezclaba con su exquisito perfume, ni se imaginaba corriendo a escondidas para verla, aunque si ella quería un poco de misterio, y que estuvieran como dos polizones escondidos, seria divertido.-Podemos encontrarnos aquí en las tardes, vendré en bici, es bueno pedalear, de paso tomar el aire fresco para admirar este paisaje, es algo renovador -Ani se relajó cerrando los ojos.-Bien, nos veremos en este punto- Juan Carlos se desplazó hacia una gran roca, que estaba a unos pasos, se sentó para admirar el magnífico paisaje que era inspirador, se extendía a lo largo de la bahía, el azul del mar era brillante casi cristali
Ignacio se acercaba donde Bella se encontraba para extenderle una copa de vino, expresando su deseo de ofrecer una cena para Rafael León.-Bien, le haremos llegar nuestro interés en conocerle, además puede ser que nos decidamos tener alguna de sus obras en casa-. Dicho esto, dirigió la mirada hacia los hermosos cuadros que adornaban el comedor.-Pues, buena idea, le haré llegar el mensaje mañana a Rafael, estará honrado y complacido de conocer los padres de Juan Carlos, exclamo Bella-. Aquel pequeño brillo en sus ojos fue imposible de esconder. Seria magnífico volver a verse después de tanto tiempo, no perdía la esperanza que ella y Juan Carlos, por fin dieran un paso más allá de simples amigos. La verdad no se podía esconder, estaba enamorada de Juan Carlos desde mucho tiempo atrás, ¿Pretendientes? Claro que sí, era hermosa, inteligente, habilidosa, sensual, y con todo eso, Juan Carlos la veía como amiga, jamás se había propasado, siempre un caballero en toda la extensión de la palab