Henry intervino en la conversación, pidiendo a su hermana que le colocase varios rollitos de queso y jamón, en ese momento los chicos llegaron, todos comenzaron a tomar sus puestos, sirviendo el vino, las copas de agua. En ese momento sonó el timbre y Naomi en pie, hizo gesto de aplauso mirando por la ventana, a paso rápido abrió la puerta, se escucharon voces en la salita, el hombre en cuestión se disculpaba por los quince minutos retrasado, pedía disculpas una y otra vez.
Entraron en el amplio salón, Naomi presentó a su familia, la de su hermano, la abuela, todos le dieron una cordial bienvenida, dando las gracias se unió a todos en la mesa.
-Disculpen mi tardanza cosas de última hora que no se pueden posponer, los gajes del oficio-.
-No te preocupes, esta cena será inolvidable-. afirmó Naomi mientras sonreía con júbilo.
-No se diga nada más, estábamos por cenar, todo está delicioso-. Dijo Frank, a la par que echaba manos de los rollos de queso, y le pasaba al invitado.
La abuela le dijo que de ahora en adelante sería el invitado estrella, todos comenzaron a hablar de las exquisiteces que allí estaban ahora degustando, Naomi alabó la cocina de su hermana, él aprobó dando un mordisco seco a los rollos de queso, y el puré. El timbre sonó y Naomi se apresuró para abrir la puerta. Angélica acaba de hacer su llegada con donaire, entro al salón, saludando a la abuela con afecto, le había traído unas rosas, que lucían hermosas, Henry le invitó a tomar asiento a la mesa, Juan Carlos se colocó de pie, para estrechar su mano con suma caballerosidad.
Disculpándose Naomi, fue a la cocina dándole a su hermana la noticia que el invitado ya estaba en casa, igualmente Angélica.
Por ella no hubiera salido, le molestaba que su hermana ofreciera cenas sin consultarle primero, además le había mentido, se creía que era un invitado, ahora tendría que soportar a la malcriada de Angélica, la verdad le parecía, superficial, banal y tonta, aun así, era la directora de Turismo de Cadaqués. Ani respiro profundo, segundos después apareció en el comedor con el pastel en manos, lo colocó allí en el centro de la mesa. Juan Carlos se excusó y fue hacia la salita, allí tenía una caja de donde extrajo un paquete, dos botellas de vino y un ramo de rosas, en el momento en que ingresaba al comedor, una figura avanzaba hacia el salón, quedando estático, Ani estaba ahora allí en el comedor, tomando el pastel le deposito en los platos seleccionados.
-Te presento a mi hermana Ani-. dijo Naomi, mientras sonreía.
-Mucho gusto Juan Carlos, es un verdadero placer conocerla-.
-Un gusto- Ella extendió su mano-.
-Señorita Ani, esto es para usted, un pequeño detalle-.
-Gracias están hermosas-. Ella le hizo ademán que tomara puesto en el comedor.
-Juan Carlos-. Replicó Naomi. -Te presento a la señorita Angélica, es la directora de turismo, le invité a nuestra cena-.
-Mucho gusto-. Dijo mientras le tomaba la mano-.
-Oh, es un verdadero gusto para mí, me han hablado mucho de ti, solo cosas buenas, no estaría mal invitarnos un café-. Angélica le hizo un guiño con el ojo, era un hombre atractivo, muy atractivo.
-Creo que exageraciones de mi querida amiga-. Se acomodaron en sus puestos y la cena empezó de forma amena, Naomi contaba sus anécdotas del día, preguntando a Juan Carlos como lo había pasado.
Henry le pregunto a Juan Carlos, donde vivía.
-Tengo una propiedad en Cabo de Creus, una casa pequeña antigua, no contó acerca de la remodelación que había hecho, ni ningún otro detalle, pero era una villa que había conservado tal como estaba, le había hecho algunos retoques, que sumaban belleza a la propiedad. Su abuelo se la había dejado al morir. -Con decirte que me perdería en ella de lo pequeña que es-. Las risas se hicieron escuchar.
-Creo que te he visto-. Dijo Henry. -Por los lados de Caials-.
-Sí, vivo por esos lados, es tranquilo, solo está a unos diez minutos del centro, y unos cinco a pie de la playa más cercana, por eso me encanta tanto este pueblo, el mar haciendo de fondo con sus pintorescas calles, eso fue lo que la hizo tan atrayente a muchos pintores, entre ellos Dalí-.
-Sí, exacto, no se puede ignorar la preciosa vista desde allí, el mar, mediterráneo y el cabo de Creus-. Afirmó Henry. -Tenemos todo en cuanto a gastronomía, ocio, y aguas cristalinas-.
-El faro es un precioso lugar, lo que más me encanta es la vista que tiene, es inexplicable-. Expresó la abuela. -Como también donde usted vive doctor, he estado por la zona, tengo una vieja amiga allí-.
En el comedor, todos asintieron con la descripción, era un lugar muy hermoso, entre chistes, bromas y demás la conversación continuó amena, Juan Carlos la miraba de tanto en tanto, él contó algunas anécdotas de trabajo, a las que Naomi no se quedaba atrás, Ani la miró un tanto apenada, no quería que pensara que quería opacarle, pero el reía de buena gana.
Él se quedó mirándole su rostro angelical, tenía unos hermosos labios, un cuerpo atlético, era alta, cabellos castaños claros, podían verse reflejos rojizos, piel con perfecto bronceado. Era hermosa, muy hermosa, y aun así en aquel sencillo vestido resaltaba, su comida era como ella, exquisita.
Ella le miró para luego apartar sus ojos con disimilo. Angélica le preguntaba sobre su tarea de ser médico, a su vez que contaba que tenía una tía neuróloga en Madrid.
Sonreían todos, y al llegar la hora del postre, sus miradas se cruzaron, la cena continuó en el salón animadamente.
Naomi hacia sus acostumbrados chistes de cuando eran chicos, de cómo le gastaba bromas a su hermana haciéndole llorar, o la vez que había llenado su jarra de té con barro, imitando que había hecho chocolate, Ani había llorado por horas y horas. Ani no tuvo más remedio que dejarla hablar como lora parlanchina, la dejaría lucirse.
Angélica hablaba sin parar de su apartamento, su nuevo coche, un regalo de su padre, nada más escucharla era deducir que su padre complacía todos sus caprichos, hasta ese trabajo era producto de esas amistades que se forman por diplomacia, su padre era un adinerado magnate, Angélica era alta, blanca, cabellos rubios, unos preciosos ojos azules profundos resaltaban su rostro, sus manos delicadas, uñas perfectamente arregladas, lucía un vestido negro a media pierna, ceñido al cuerpo, una pequeña estola en tonos blanco y negro haciendo juego, su maquillaje perfecto, era hermosa, sexy, llamativa, Ani miro a Naomi con disimulo, sí que sabía ser una pequeña zorra, y muy astuta.
Las horas avanzaron y los invitados comenzaron a retirarse, Juan Carlos le consultó para solicitar un taxi, había dejado su coche en casa, al saber que tomaría algunas copas, había sido lo mejor.
El taxi llegaba, se despidieron de beso en la mejilla, le dio las gracias por tan bella velada, ella por tan buen sentido del humor.
Cuando tomó su abrigo no se percató que su teléfono se le quedó en el sillón de la sala, una vez puesta su chaqueta, abordo el taxi.
Una hora más tarde mientras Ani recogía todo el desorden de los chicos, junto con lo que había quedado en el comedor, encontró el teléfono en el sillón, recordó que se había sentado allí. Era de él, no había duda, se preparó una taza de té con unas gotas de limón, se acomodó en la silla de la barra de la cocina, mientras lo enfriaba, evocó su mirada, de pronto su rostro se iluminó, llamó a Henry, mientras tomaba nota en una servilleta a prisa, se dieron las buenas noches, para ella aún no había terminado la noche, se apresuró a vestir un pulóver, y emprendió un viaje en su bici.
Juan Carlos giraba la llave en la puerta principal, en ese instante Teo su fiel amigo, ladraba dándole las buenas noches, era un hermoso Golden retriever, siempre le gustaba estar al tanto de todo desde el balcón de casa, gustaba de la música, razón por la cual Juan Carlos le dejaba el equipo de sonido encendido, al abrir la puerta corrió hacia el lanzándose a sus brazos. Fue a la cocina y le dio su merecido premio. Teo venía con sus pantuflas colocándolas al pie del sofá, ladró en señal que se las colocara. Su galleta se la había ganado. Juan Carlos se había mudado apenas un año atrás a la casa, la había adquirido de su abuelo que, al comprarla, cambió de idea y se mudó a otro lugar, quedando para él, era una casa grande, tenía a pocos minutos el deleite de cara al mar, disfrutaba ver el atardecer, en las noches disfrutaba el paisaje mientras escuchaba a Yanny en la impecable pieza, Nostalgias.
Había remodelado la propiedad en un precio razonable, los ahorros de varios años habían valido la pena, pues hizo remodelación en algunas zonas, la cocina había quedado hermosa, el balcón, la terraza, poseía una bella alberca abajo en el jardín, gustaba de estar en casa cuando no tenía turno, o descansaba, aunque conservó muchos de los detalles, sus pisos, paredes, en el jardín había hecho un hermoso comedor cubierto con un fogón a leña, le encantaba, así como el jardín lleno de plantas y flores, le daban un toque único. tenían un matiz hermoso.
Aunque no era un cocinero estrella, cocinaba de tanto en tanto. Le encantaba tomar el café de la mañana allí mirando el mar, haciendo una caminata, saliendo a trotar con Teo, admirando desde un rocoso paso que había toda la extensión de colores, podía pasar horas, lo disfrutaba. -Amigo ven aquí, ¿Quieres otra galleta? -. Teo ladró fuertemente moviendo su cola. -Conocí alguien esta noche, sé que te va a gustar mi amigo, vamos a descansar, mañana será otro día-. Apagando las luces del interior, entró a su habitación, Teo gustaba de dormir junto al balcón de la habitación, allí tenía una cómoda almohada super grande en la cual el gustaba de dormir, era tibia y suave, en pocos minutos ya estaba dormido plácidamente, Juan Carlos después de un baño, se hundió en sus cobijas, por más que daba vueltas el sueño no acudía. Cada momento de aquella escena en casa de Naomi la tenía grabada, los ojos profundos de Ani, su perfume tenue pero exquisito, respiró hondo convenciéndose a sí mismo que
Le hacía reírse cuando ella asumía esa posición distinguida para darle su opinión, si ella fuera la directora de cocina, serían los almuerzos y las cenas muy distintos, ambos reían a carcajadas, tenía sentido del humor y eso le encantaba.- ¿Qué harás mañana doctor?-Mañana tengo turno ocho y treinta, hasta tres de la tarde, tengo unas cirugías en la mañana, una es delicada, las otras son ambulatorias, luego de eso, estaré libre después de tres, claro que me gustaría que me digas Juan Carlos, el título de doctor me hace sentir algo incómodo igual no estamos en consulta médica- ¿O sí? -.-No, tienes razón en cuanto a que no es una consulta, es por respeto. Pero si prefieres te llamaré por tu nombre-.Él la condujo de la mano al amplio sofá, se sentaron allí los dos, y poco a poco el sueño se ocupó de ellos. Mientras ella le contaba cómo había quemado su primer fallido pastel de moras, y él recordaba su primera consulta. Sus ojos se cerraron y el sueño hizo lo suyo, dejarles soñar plác
Juan Carlos escuchaba cada palabra de Naomi atentamente, no escuchó decir lo muy agradecida que estaba, su hermana le daba una mano con sus hijos, parecía no notarlo.-La verdad es que Ani es la única que no tiene una profesión absorbente…ni modo debe dedicarse a la abuela, es lo menos que puede hacer-.Ahora le parecía tan desacertado lo que Naomi decía, y a la vez egoísta, una enfermera interrumpió para decirle a Juan Carlos que en cuarenta minutos estaría todo listo para quirófano. Dio las gracias por el anuncio, era lo que esperaba que le comunicaran, se levantó y sirvió dos tazas de café, ofreciendo otra a Naomi, quien después de recibir una llamada había cortado el tema, él hubiese querido decirle varias cosas de Ani, pero ella no era su Ani, solo amigos, así que tendría que decir algo diplomático.-Quizás tu hermana tenga muchos sueños, en fin, no todo tiene que asociarse a que se case, puede ser que desee, como tú dices viajar, estudiar en otro lugar, al final lo que te apasio
Ani secaba la loza e iba acomodando todo a su lugar, el horno emanaba el olor a vainilla y piña, el postre estaría en su punto, tomando una pequeña pinza que solía usar, hizo un gesto de placer y admiración, la receta le había quedado en su punto. Su teléfono repicaba con insistencia, ante lo cual su ceño se fruncía, Naomi en línea, ¿Qué le pediría esta vez?... Secó sus manos tomando la toalla que tenía sobre el amplio mesón, segundos después, atendió la llamada.-Ani…querida imagino que no tendrás mucho por hacer, así que quiero pedirte que vayas a la escuela de Ithan, tiene música hoy en la tarde, será imposible que pase por casa de la abuela…así que pasa tú, y llévalo a casa--Tengo una cita- Ani se quedó así misma asombrada. Por primera vez se atrevía a cancelar un plan de su hermana, para darse un cierto aire de valentía, una cita…muy bien--Debe ser alguna tontería, no sé, Pascual te invitó a comer galletitas de coco, o ajonjolí- Naomi firmaba un documento en aquel momento.-Muc
Ani se quedó por un instante algo distraída, la pregunta le había hecho cuestionarse, así fueran unos segundos.-Si, aunque si me dijeras que me gustaría cambiar, te cuento que-.- ¿Qué me dirías? ¿Qué cosas te gustaría hacer? -Él se quedó mirándola con calma, ella posó su rostro sobre sus manos, se quedó mirándole unos segundos, agitando sus brazos exclamó.- ¡Creo que en ocasiones es egoísta! Podría darme la mano, en cuanto al cuidado de la abuela, no digo que desatienda su hogar, eso lo puedo comprender, tener un hogar e hijos te da menos tiempo para ayudar al otro, supongo-Pero te suele traer más trabajo del que ya tienes-.-Como ella bien lo dice, soy solterona y es mi deber- Ani mirando de frente al sol cerró sus ojos.-Entiendo, pero estoy seguro de que habrá sueños en esa cabecita- Le asió sus cabellos, ahora se acercaba más a ella, lo que le puso algo nerviosa.-Te gustará mi torta de esta tarde, vamos pruébala ¿Qué te parece? Esta exquisita...Oh…espero que te guste...Yo mis
Juan Carlos le miró con ojos divertidos, jamás había estado en una relación con tantos matices, mucho menos donde jugara a las escondidillas. Pero en el fondo comprendía lo que ella quería explicar, sabía que tenía temores.-Bien, si eso gustas, nadie sabrá, aunque es tonto que estemos escondidos… vale te seguiré la película-.Le abrazó-. El olor dulce de sus cabellos se mezclaba con su exquisito perfume, ni se imaginaba corriendo a escondidas para verla, aunque si ella quería un poco de misterio, y que estuvieran como dos polizones escondidos, seria divertido.-Podemos encontrarnos aquí en las tardes, vendré en bici, es bueno pedalear, de paso tomar el aire fresco para admirar este paisaje, es algo renovador -Ani se relajó cerrando los ojos.-Bien, nos veremos en este punto- Juan Carlos se desplazó hacia una gran roca, que estaba a unos pasos, se sentó para admirar el magnífico paisaje que era inspirador, se extendía a lo largo de la bahía, el azul del mar era brillante casi cristali
Ignacio se acercaba donde Bella se encontraba para extenderle una copa de vino, expresando su deseo de ofrecer una cena para Rafael León.-Bien, le haremos llegar nuestro interés en conocerle, además puede ser que nos decidamos tener alguna de sus obras en casa-. Dicho esto, dirigió la mirada hacia los hermosos cuadros que adornaban el comedor.-Pues, buena idea, le haré llegar el mensaje mañana a Rafael, estará honrado y complacido de conocer los padres de Juan Carlos, exclamo Bella-. Aquel pequeño brillo en sus ojos fue imposible de esconder. Seria magnífico volver a verse después de tanto tiempo, no perdía la esperanza que ella y Juan Carlos, por fin dieran un paso más allá de simples amigos. La verdad no se podía esconder, estaba enamorada de Juan Carlos desde mucho tiempo atrás, ¿Pretendientes? Claro que sí, era hermosa, inteligente, habilidosa, sensual, y con todo eso, Juan Carlos la veía como amiga, jamás se había propasado, siempre un caballero en toda la extensión de la palab
Se quedó estático unos segundos a la par que tomaba su teléfono para llamarle porque ella ya era vital para él. Repicaba una y otra vez, esperó pacientemente.-Buenas noches Ani…quería saber cómo estabas; ¿Que has pensado de lo que te dije? El viaje a Tánger, es una idea espléndida-.-Buenas noches, te imaginaba durmiendo profundamente…-.-No es así…pensaba en ti-.-Creo que ya somos dos-.-Ani… Dime que tu alocada cabecita, te habla sin parar y te empuja a salir de casa-.-Juan Carlos seria lindo, pero creo que no podré, la abuela me necesita-.-Creo que eso podemos arreglarlo, tengo una enfermera amiga, le pediré que esté en tu casa durante los días que te ausentarás… ¿Qué otra buena excusa tienes? -.-Ninguna… no tengo otra ahora a la mano, porque me buscarías la solución inmediata ¿O me equivoco? Eres bueno solucionando, pero no sé, tendría que hablar con mis hermanos, Henry estoy segura no tendrá problemas en ocuparse de sus cosas en general, Naomi será mi verdadera pesadilla, no