Capítulo 1036
—¡Atrevido!

—¡Insolente!

Las palabras de Pedro, en un instante, hicieron que Jesús y los demás saltaran de furia.

¡Despreciar a la señorita de la familia Barajas es buscar la muerte!

—¿Te atreves a decirme que me vaya?

Después de un breve momento de sorpresa, Rosario se enfureció:

—¡Este plebeyo, realmente no distingue entre la nobleza y la plebe, audaz y presuntuoso! ¡Hoy debo enseñarte una lección! ¡Venid! ¡Capturadlo!

—¡Sí!

Inmediatamente, varios guardaespaldas no dijeron nada y se lanzaron hacia Pedro.

Solo para ver, una serie de sombras pasaron por delante, y los guardaespaldas que acababan de avanzar volaron hacia atrás, cayendo pesadamente al suelo, quedando inconscientes al instante.

—¿Qué?

La escena repentina dejó a todos estupefactos.

Todo sucedió tan rápido que no pudieron reaccionar.

Desde la orden de Rosario, hasta la acción de los guardaespaldas, y luego su desmayo, todo en solo dos o tres segundos.

Aún no habían entendido qué pasó y la pelea ya había terminado.

Era realm
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