La voz de Olga no fue para nada amable, de hecho, Audrey se congeló al escucharla pensando que estaba segura de sus planes de desenmascarar lo que fuera que estuviera sucediendo con los medicamentos en Pediatría.
— Lo siento de verdad, pero estoy muy ocupada ahora, tal vez después podamos hablar — La rubia se disculpó y empujó el carrito hacia adelante a pesar de que la mujer lo mantenía sujeto con la mano.
— Mira, sé que tal vez lo que viste el otro día… — Olga intentó detenerla una vez más.
— No he visto nada, ¿Vale? No sé de qué se trata esto y no me interesa tampoco — Audrey mintió.
— Bueno, bueno no es para que te pongas a la defensiva, no es como si te estuviéramos acusando de nada — Yuly soltó y la frase completa en su sentido profundo le pareció a Audrey como una amenaza subya
— Bueno, entonces eso me tranquiliza, Henrry, si tú mismo tienes tan buenas referencias de Audrey creo que estaré muy contenta de trabajar a su lado — Dijo ofreciéndole una de sus sonrisas impostadas a la rubia — Ahora creo que me instalaré en mi nuevo consultorio.— Sí, debe hacerlo rápido, Doctora Harrison, ya que a partir de mañana deberá atender a los pacientes del Doctor Evans debido a su permiso médico — Martha soltó con toda intención — Imagino que usted asumirá todos sus pacientes por ahora…Como dicen algunos, si Martha no la hacía de entrada, ¡Pues la hacía de salida!— ¿Permiso? ¿Cuál permiso? Vi a Connor ayer en la tarde antes de irme y no me dijo nada al respecto, ¿No acostumbran aquí a informar esas cosas a tiempo? — Dijo con incomodidad, había tocado
— ¿Audrey? Amiga, ¿Qué sucede? — Alice insistió al verla con un nudo en la garganta. Audrey negó con la cabeza. — Audrey — La chica abrió los brazos y la envolvió con cariño — Amiga, no puedes seguir así, vas a recaer con tu salud, necesitas descansar, si quieres yo terminaré de poner los tratamientos que te faltan para que te vayas un poco más temprano, el doctor Sanders te dará el permiso, él sabe que estás recuperándote. La rubia negó de nuevo con la cabeza. — No, no es necesario, ya casi termino, no quiero más problemas, Martha me tiene entre ojos, solo espera a que cometa un error, no puedo darle razones para que me levante un informe, no puedo perder mi empleo, Alice… La morena la miró con compasión, los chismes en los pasillos eran de calibre treinta y ocho, largo y sin silenciador, ¡A todo pulmón! — No quiero decir: “te lo dije”, Audrey, pero… — Sí, lo sé, me lo advertiste… ¡Pero es que yo todavía no entiendo! — Soltó a
A Connor le pareció súper dulce el hecho de la que rubia se sintiera celosa, era una buena señal de que su interés en él era genuino.— Connor, deja ya de reírte de mí — Le dijo ofuscada.— Lo siento, no es de ti que me río exactamente, ¡Es que me pareces de lo más adorable!— Pues si te hago una escenita de celos no te va a parecer adorable, ¡Eso te lo aseguro! — le dijo haciendo un mohín que a él le pareció una invitación para besarla, pero hubo de aguantarse las ganas porque todavía no podía levantarse por sí solo.— Incluso si la hicieras me seguirías pareciendo adorable, Audrey, de hecho, me honra que te sientas celosa por mí.— No vas a contentarme con tu palabrería refinada, Connor Evans, todavía me molesta ¡La pelos encendidos, esa!Conn
Tal como Connor había intuido, Henrry le dio el alta dos días después, la rubia había tenido turno la noche anterior, y como había estado tan cansada y además todavía estaba recuperándose, le había dicho a Connor que necesitaba dormir un rato en la mañana, de modo que él decidió no molestarla.Henrry había llegado con el folder en la mano y las buenas noticias:— Creo que ya te puedes ir a casa, amigo, ¡Será mejor que Audrey te cuide bien! — Sanders le dijo a manera de juego mientras Bethany recogía todas sus cosas y las guardaba en la maleta — Estoy seguro de que te hará mucho bien estar con ella, ¡Campeón! — dándole un ligero golpecito en el hombro.La mujer se tensó como la cuerda de un violín y respiró profundo para no dejar ver su malestar emocional y su ira que luchaba por esc
Audrey saltó de la cama y se duchó a todo correr, en menos de tres minutos ya había empacado su pocas y sencillas pertenencias en una pequeña maleta y para cuando salió de la habitación Loretta la esperaba con un Sándwich y un café.— Loretta, no tengo tiempo… — Le dijo avergonzada.Su amiga se plantó en la puerta y poniendo las manos en jarra.— Perdón, amiga, pero de aquí no sales sin comerte eso — Mirándola con seriedad.— ¡Pero Lore! — Ella protestó.— Audrey, estás agotada y apenas terminaste los antibióticos. Debes alimentarte, no estás durmiendo bien, tampoco estás comiendo lo suficiente, por favor, ¡Tienes que cuidarte un poco! —Le dijo preocupada.Audrey puso los ojos en blanco y se sentó delante del Sándwich haciendo caras.
Beth estaba esperando el momento exacto para actuar. Tan pronto el enorme cuerpo de John ocultó a la delgada y estilizada figura de la rubia envolviéndola con sus fornidos brazos y besándola ardientemente, se paró justo frente a Connor haciendo de cuenta que no tenía idea de lo que él estaba viendo.—¿Connor, estás bien? — le preguntó cortándole la visibilidad hacia la puerta de cristal y viceversa.La mirada triste de Connor cayó al suelo, ya había visto suficiente mientras negaba con la cabeza.—No, no me siento bien, ¿Puedes llamar de nuevo al chofer? Necesito irme ya a casa — pidió con voz apagada.—¿Y Audrey? — Metió ella el dedo justo en la llaga supurante — ¿No vamos a esperarla? Seguramente estará muy preocupada por ti si no va con nosotros, Connor... — Completó la fras
La mirada de Connor se perdió por la ventana, el chofer cayó en un bache y el auto se tambaleó haciendo que se llevara la mano automáticamente a una de las heridas cuando sintió el pinchazo. Pero eso no era comparado con lo que ella le estaba causando.Casi había muerto de dolor cuando Rachel murió, y pensó que nunca llegaría a superarlo, pero entonces la ilusión toco a su puerta con la figura de una hermosa joven a quien creyó diferente, pero se había equivocado. Seguramente la chica se había acercado a él desde el principio solo por dinero¡Y pensar que el corazón de Racel latía ahora en el pecho de alguien que no lo merecía, un corazón puro como el de Rachel en el cuerpo de una traidora, y una mentirosa!Él solo pudo ahogarse en sus pensamientos hasta que llegaron a la mansión, pero cuando el auto de Beth aparc&oacu
Audrey subió a la habitación de Connor con una taza de una deliciosa sopa de pollo y empujó la puerta para entrar, el hombre se veía ojeroso y pálido por la pérdida de sangre y los días sin tomar sol.A Audrey le pareció que estaba más decaído que en el hospital y se preocupó, se suponía que le caería bien estar en casa.— Te he traído algo para cenar, espero que te guste, lo preparé yo misma… — Dijo con un poco de modestia — Yo no soy tan buena en la cocina como Rosa, pero creo que no está tan mal — Ella sonrió y se acercó para poner la bandeja cerca de Connor en la mesita de noche.Él ni siquiera volteó a mirarla, esta vez ella sí notó su acidez y no pudo interpretarla.Ella se sentó en un lado de la cama junto a él y rodeándolo con sumo cuidado, arre