Las cosas después del secuestro no fueron fáciles, con Tatyana muerta y Petrov refundiéndose en la cárcel, no quisimos hablar de nuevo sobre el tema. «Todo comienzo es penoso» como decía mi mamá, adaptarme a la situación con el bebé y el hecho de trasladarme al apartamento de Viktor en Novikov Enterprise, no fue un camino de rosas.
Mucho menos, si tomamos en cuenta a la loca de mi cuñada llenando una de las habitaciones con cuantas cosas de bebé veía a su paso. Después de que le dimos la noticia los dos juntos, estalló como bomba de confeti de la alegría y se tomó muy en serio el hecho de consentir al bebé desde antes de nacer.
¡Dios, no quiero ni imaginar cuando esté entre nosotros!
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Han pasado cinco meses desde que nos organizamos y dedo decir que Viktor, ha resultado ser un amor con respecto a mis
Un año y siete meses después… Soy Viktor Novikov, tengo treinta y dos años y soy dueño de una fructífera empresa. Vivía para trabajar, no trabajaba para vivir. Perder a mis padres en un periodo corto de tiempo, hacerme cargo de mi hermana menor y sentir la traición de la mujer que, en aquel entonces, creí de manera errónea que sería la madre de mis hijos, me hizo ser quien era, un hombre desilusionado de la vida, que solo ocupaba un espacio en este mundo, sin ningún fin, ni propósito. La vida antes de ella era sombría y triste. Hasta que apareció, moi glaza fioletovyye[1], la única capaz de darle un propósito y un sentido a mi existir. Amarla y protégela por el resto de mis días. La única que me plantó los pies en la tierra y se atrevía a enfrentarme. Esa malen'kiy[2], de boca inteligente y respuestas rápidas. Quien pasó por un infierno, antes de poder rescatarla y dar
No me conoces. No sabes quién soy, pero si miras alrededor, me verás. Soy la chica que nadie nota, la que pasa por tu vida sin ser vista, sin que merezca una segunda mirada y, así me gusta. Estudié ingeniería en sistemas computarizados y software avanzados y todo cuanto te puedas imaginar acerca del tema. Lo sé, soy un ratón de computadoras. Eso soy.A mis veinticinco años, no puedo decir que tengo todo lo que he querido, pero no me quejo. Soy dueña de un piso en Manhattan, sin deudas universitarias, ni padres o hermanos que llegan de improvisto a visitar. Trabajo en ocasiones, no necesito de horarios, ni algo fijo.Somos, yo, el teléfono móvil y mis computadoras y así me gusta, ni tan siquiera tengo la necesidad de salir de mi apartamento. No me gusta relacionarme en directo con la gente. Desde mi adolescencia tengo problemas para hacerlo y empeoró m&aa
En las frescas mañanas de principio de invierno, odio levantarme temprano y más aún cuando me desveló trabajando; necesito mi dosis de té…, me encanta el té, de cualquier tipo, es mi vicio particular, lo disfruto muy dulce y concentrado. Una ducha rápida y una jumbo taza de té en las manos y listo. A comenzar la jornada en mi «cueva»,El ala este de mi apartamento, una sección de cinco por cinco metros cuadrados, tengo todo lo que necesito, mis tres computadoras, un escritorio de vidrio templado, un sofá cómodo, mi caminadora para los días de mucho frío que se aproximan y las vista frontal de pared a pared y de techo a piso, y el majestuoso Central Park se deja disfrutar en todo su esplendor en cualquier época del año, por esta razón, decidí remodelar y ubicar aquí la cueva.Instalada ya en m
Mi curiosidad no puede más que mis ganas de calentarme y la abro, dentro hay un precioso crisantemo de pompón del rojo más hermoso que he visto; ¡el crisantemo es mi flor preferida de todas! No hay tarjeta dentro, ni ningún un indicio de su remitente. Voy por un florero para ponerlo y lo dejo en la encimera de mármol del lavamanos, me desvisto y pienso en quién podría ser el autor de tan marabillosa sorpresa.Sumergida en las cálidas aguas de la tina y sin dejar de admirar la flor, se vienen a mis pensamientos, sin ningún permiso, unos ojos oscuros e intensa mirada, una voz seductora y demandante del señor Novikov, que arrasa y perturba mi alma, mi cuerpo y todo mi ser, como esos antiguos barbaros de las historias que solía leer años atrás. «Imposible McKenzie, sácate esas ideas locas de tu cabeza», me digo a mí misma.Termino el ritual de
La semana pasó sin pena ni gloria, todo se cumplió tal y como lo tenía previsto. He contratado los servicios de catering, las invitaciones se han enviado y la decoración fue contratada como la solicitaron, también a la espera de la fecha para ponerlo todo a punto.Me gusta trabajar para Viktor, cada día me envía un sin número de tareas, algunas más complicadas que otras y me reta de forma constante, todavía y durante la semana, sigue estando seco, incluso hosco en ocasiones, cosa que agradezco, porque después de la video llamada las mariposas dormidas en mi estómago comenzaban a despertar. Y eso no es bueno.Un nuevo crisantemo reemplaza al anterior, esta vez es azul, de nuevo sin remitente, ni nota, nada que me diga quién los envía, pero me encanta, me fascina esté misterio.Es sábado y me despierta una llamada que podr&iacut
Regreso a mi apartamento, me cambio rápido y con la ropa deportiva puesta, decido correr en la caminadora, la ventaja de tener una, es que puedo usarla en cualquier momento, haya frío, lluvia o sol inclemente, lo malo; no respiro aire fresco, ni veo a la gente pasar a mi lado, aunque no me gusta interactuar con el mundo exterior siempre me ha gustado observarlos, ver la vida en movimiento a mi alrededor.Mi mente no para con los acontecimientos de esta mañana. Irina debe de estar equivocada, es imposible que el señor, Novikov esté sintiendo algo por mí, o que yo le haga sacar nuevas sonrisas «porque de seguro tú no sientes nada por él, ¿verdad?» ¡Estúpida conciencia y malditas mariposas! Había estado bien sin ustedes.El sonido del teléfono interrumpe mi verborrea mental.—Hola, tío Adam, ¿cómo estás? —pregunto al ver su n
Son más de las diez de la noche y yo me encuentro sumergida en la tina, mirando mi hermoso crisantemo, sigo pensando en la fiesta, en las razones de Viktor para casi obligarme a ir y los motivos de Irina para que se ofrezca. Estoy hecha un lío y el repicar de mi teléfono me desvía de mis nudos mentales. Salgo a toda prisa haciendo un desastre con el agua.—Diga… —respondo con el aliento agitado por la carrera.—Hola, McKenzie. ¿En serio depende de ti lo de la fiesta? Te lo pregunto porque sabes que mi vida está en tus manos, recuérdalo —menciona hablando como niña pequeña pidiendo un dulce cuando hace un berrinche—. No quiero saber los motivos por los cuales depende de ti, lo que sí necesito que me digas, es si habrá o no fiesta. ¡Por favor! Di que sí, por favor, i que sí, por favor, por fa
Laboratorios Karlson. Se encuentran casi igual que el año pasado, la única diferencia es que reemplazaron los adornos de navidad, y siguen siendo sobrios y elegantes de muy buen gusto. Dejé todas mis tareas hechas, citas programadas e información enviada, también les avisé a mis dos empleadores que necesitaba este tiempo libre y que cualquier cosa que requirieran de manera urgente, les pedí que me contacten en el celular. Espero concluir esta reunión lo más rápido posible y continuar con mis actividades rutinarias para cerrar el día.Buenos días, señorita Karlson; el señor Connors la espera menciona la recepcionista al verme llegar, ella actúa tan amable como siempre.Buenos días a ti y gracias, Mary. —Subo a las oficinas saludando al personal, todos me conocen y me devuelven una sonrisa al pasar frente a