4. Humanos

Volteamos a ver hacia atrás confundidos.

—¿Disculpa? —dije frunciendo el ceño.

Era un hombre alto moreno y su condición física era envidiable, me sentí intimidado, yo parecía un tamal mal amarrado a la par de él.

—Tranquilos, también soy Brankuniano, soy tipo zorro —dijo con un tono un poco egocéntrico.

—¿Cómo sabe que somos Brankunianos también? —preguntó Jessie poniéndose de pie.

—Será porque esa chica acaba de gritarlo a los cuatro vientos mientras todos los humanos se burlaban de ella —rió mientras negaba.

Nos vimos los tres unos a otros por ser tan tontos, que pena dábamos. 

—¿Qué hacen aquí tres jóvencitos elegidos para participar en el "gran escuadrón"? —dijo el hombre sentándose y agarrando mi cerveza sin permiso —por cierto me llamo Fred.

—¿Y cómo sabe que somos elegidos para participar en el escuadrón? —Sahori se acercó a él —¿Acaso vino aquí a vigilarnos? —dijo mientras le ponía el dedo índice en el pecho al tipo y lo veía con los ojos entrecerrados, él rió y la alejó.

—No, no, no. Para nada, al contrario, yo vengo aquí siempre. Y pues soy tipo zorro, somos muy... Perspicaces.

—Tan perspicaces que saben quién entrará en el escuadrón y quien no —reí irónico.

—No, mocosos. No se confundan, ustedes no van a entrar al escuadrón así como así. Ustedes fueron elegidos para participar para poder entrar al escuadrón.

—¿De qué habla?

—Ya lo verán... Por el momento, disfruten y... Linda camisa naranja, combina con tu aura —dijo viendo directamente a Jessie para luego irse rápidamente.

—¿Quién diablos es ese tipo? —preguntó Sahori poniéndose seria —¿Y por qué le dijo eso a Jessie?

—Ese hombre podría ser mi salvación —dijo la otra chica y yo la vi confuso.

—¿De qué hablas?

—Se ve que es muy poderoso, tal vez podría ayudarme a ir a Brankus otra vez.

—Esperen... ¡Él sabe que tú emites esa luz naranja!¡Por eso dijo lo de tu camisa! —dijo Sahori casi gritando.

—¡Cállate! —la reprendí.

—¿De qué hablan?¿Yo emito una luz naranja? No entiendo nada.

—Mira... Hace rato que intentamos ir a Brankus por el portal canino...

—¡Un momento! ¿Intentaste entrar por un portal canino!? Eres tipo leopardo. ¿Acaso no saben lo peligroso que es eso!? —dijo la pelinegra a punto del colapso.

—Estamos bien —la vi con molestia —escucha Jessie, tú émitiste una luz naranja muy parecida a una luz que se presentó en Brankus junto a un chillido horrible.

Ella me vió con confusión y preocupación.

—Entonces... ¿Yo les hice daño?

—¿Eh? No, no Jessie, claro que no. Nadie salió dañado, no te preocupes.

—Ahora más que nunca necesito hablar con ese hombre.

—Primero hablemos con Sanarty.

—Sanarty... No creo que me preste atención.

—Ella es muy buena con todos.

—Lo sé pero... No creo que me pueda ayudar. Soy un peligro para Brankus.

—No Jessie, eso no es cierto.

—Me tengo que ir —dijo Jessie saliendo rápidamente.

—¿Ella está bien? —preguntó Sahori acercándose a mí, casi olvido que estaba al lado mío.

—No lo sé.

—¿Podemos ir a casa? —preguntó la chica con desánimo.

—Perdoname por traerte aquí...

—No es tu culpa, es mía por haber venido, tranquilo, solo vamonos.

—Ven creo que podemos abrir un  portal atrás de aquí.

Tomé una botella vacía y salimos del lugar hasta un callejón a un lado de una tienda musical cerrada. Rompí la botella en la pared y con un pedazo de vidrio hice una cruz en el aire.

—Adios, Chander.

—Adios, Sahori.

La chica entró y yo me regresé al bar, no tenía ganas de regresar a casa. Me senté en una de las sillas cerca de la barra y pedí otra cerveza.

—¿Dónde están las señoritas? —dijo Fred sentándose al lado mío.

—Oh, vaya, volviste —hablé con falsa emoción —ya se han ido.

—¿Por qué?

—¿Quién eres, eh?¿Por qué sigues aquí?¿No tienes casa?

—Sí tengo, queda cerca de aquí de hecho.

—¿Por qué le dijiste eso a Jessie?¿Qué sabes de ella?

—Yo sé muchas cosas, y no solo de ella sino que de todos los aspirantes para el escuadrón.

Reí irónico —deja de hacerte el misterioso y ve al grano, ¿Qué diablos quieres?

—¿Yo? Nada... Solo quiero ayudarlos. Podríamos hacer negocios muy buenos.

—¿Tú y yo? Lo dudo.

—¿No quieres que tu amiguita pueda entrar a Brankus otra vez?

—Sí.

—Yo puedo ayudarlos.

—¿De qué habla?

—Mira, niño, esto es sencillo. Tráeme un pedazo del vestido de la diosa Sanarty y yo haré que Jessie entré a Brankus otra vez. ¿Fácil cierto?

—¿Un pedazo del vestido de la diosa Sanarty? Estás bromeando ¿Cierto? No puedo hacer eso.

—¿Por qué no?

—A ver... Déjame ver... ¡Ah, sí!¡Porque es la ropa de una diosa que podría hacerme pedazos!

—Dicen que es amiga de todos.

—Eso no es... No es tan cierto, ella no deja de ser una diosa aunque se porte muy bien con todos los Brankunianos.

—Entonces resígnate a que la tal Jessie no entre jamás y atente a las consecuencias —dio dos pasos lejos de mi —maldito perro —escuché que dijo en un susurro.

—Soy tipo lobo, amigo mío —aclaré con indiferencia.

—Sí, lo sé, y uno muy patético.

Caminó unos cuantos pasos hacia la puerta pero otro tipo se puso en su camino.

—¡No puede salir! Pague todo lo que debe.

—Pagaré cuando se me dé la gana, ahora quítate bastardo.

El hombre rió —No sabes con quién te estás metiendo.

—A ver, entonces muéstrame con quién me estoy metiendo —dijo Fred retándolo.

El otro tipo se abalanzó sobre él para golpearle directamente a la cara. Fred esquivó el golpe y en cuestión de un par de parpadeos el tipo ya estaba tirado en el suelo emanando sangre de los golpes que el tipo zorro le había dado.

—Creo que me estaba metiendo con un inútil —Fred rió acaloradamente —¡Pasen buena noche todos! —dijo para salir del lugar sin ningún rasguño.

Yo estaba sentado aún en mi silla sin moverme, mi quijada no calló al suelo porque la tenía pegada. Todos los Brankunianos tenemos ciertos poderes aún estando aquí en la tierra, pero son leves poderes casi inútiles. Jamás había visto a uno podiendo usar la fuerza... Eso fue demasiado. En realidad ese tipo es altamente poderoso.

Corrí para poder alcanzarlo, y hablar con él.

—¡Espera!

Él paró en seco frente a la tienda músical que decía "Clover music" en un letrero luminoso.

—¿Ahora qué? —volteó a verme —ah eres tú, ¿Ya cambiaste de opinión?

—¿Si te traigo ese pedazo de tela hará que Jessie regresé a Brankus?

—Es lo que dije —rodó los ojos —no sé porqué a ustedes, los lobos, hay que répetirles todo. 

—Quiero que me lo asegures.

Rió sarcástico —lo prometo... Palabra de zorro.

Fruncí el ceño —bien... Mañana por la noche vendré aquí y te traeré los retazos de tela pero... ¿Para qué los necesitas?

—Deja de hacer preguntas, mocoso. Y no me tuteés, háblame de usted.

—Hmm... Está bien. Por cierto ¿La luz naranja tampoco llegará a Brankus, cierto?

—Esa luz naranja es Jessie, ella estará curada así que ya puedes irte olvidando de esa luz.

Mordí el interior de mí gorda mejilla un poco inseguro.

—Bien, entonces mejor me voy, señor.

—Haz lo que quieras pero tráeme mi encargo —dijo para seguir caminando.

El tipo se fue y yo también, caminé en dirección contraria hasta llegar a casa.

—¿Dónde estabas, idiota? —escuché decir a mi hermano en cuanto entré.

—No, ¿tú dónde estabas? Louis, no estuviste en el entrenamiento.

—Tenía cosas que hacer, me contaron que llegó una luz naranja que pudo haberlos matado.

—Hmm... Sí... Algo así.

—¿Sabes que es lo peor?

—¿Qué cosa?

—Que aunque podría haberlos matado no lo hizo.

Reí sarcástico —que gracioso, Louis, por cierto ¿Dónde está papá?

—Ya está dormido.

—Oh, sí, sí... A veces se me olvida que es humano. ¿Mamá dónde está?

—Supongo que recostada con él —hizo una mueca de asco.

—Oye...

—Sí.

—¿Qué crees que se sienta... Intentar reproducirse con humanos?

—¿Eh?

—Ya sabes... Cómo humanos.

—¿Comes humanos?

—¡Louis!

—Ok, ok... Ammm... No lo sé, y no quiero saber. Iré a jugar videojuegos, adiós —dijo nervioso antes de salir casi corriendo.

Maldito raro.

Subí a mi habitación y tomé mi  laptop, escribí en el buscador "Brankus" y "Brankunianos" pero no apareció nada. A veces me pongo a buscar información de mi mundo, pero en serio los humanos no saben absolutamente nada.

Busqué "diosa Sanarty" y había un pequeño artículo.

"La diosa de un lugar desconocido, cada día estoy más cerca de averiguar sobre este lugar, a diario veo cosas que me dejan pensando que hay algo más allá, sin duda una diosa sin igual podría llamarse Sanarty, Tanarsy o Nasarty, encontré algunas pistas que me han hecho llegar a esta conclusión".

No decía nada más, reí al ver lo poco que decía, y pensar que nosotros sabemos casi todo sobre los humanos...

Tomé un par de clavos metálicos de una cajita y los comí en seguida.

—Ah, humanos... Son tan... Inútiles —dije para mí mismo antes de morder otro clavo...

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