11. ¿Ahora qué?

Mis mejillas también adquirieron un color carmesí, muy parecido al de la chica. Tragué saliva y mi cuerpo parecía no responder porque no me alejaba, sentía la necesidad de estar unido a ella. Un golpe en mi entrepierna hizo que me olvidará de todo y me alejé de inmediato por el dolor que la rodilla de Jessie al impactar con mi parte baja  había provocado. 

Mis ojos comenzaron a picar mientras mis manos estaban sobre la parte afectada. 

—Golpeas fuerte —dije intentando parecer lo más sólido posible. 

No me había percatado que ella estaba sin poder decir palabra recostada sobre la pared y con ambas manos en su boca sorprendida. 

Una vez me repuse y tomé aire me puse firme y sonreí un poco.

—Lo siento —dijo apenada viendo al suelo. 

Tengo que empezar a tratarla como lo que es ahora, una humana. 

—Tranquila, yo no debí haberme acercado tanto. 

Hubo un silencio incomodo durante unos cuantos se

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