Capítulo 59— Soy un desastre sin ti.NarradorCaminando despacio con un par de valijas en sus manos, sintiendo su corazón latir con fuerza, Alexandra se colocó de pie frente a la mansión en Zorzi; mientras se debatía entre regresar, o no.Se suponía que los problemas se habían resuelto, que Damiano había entendido que se había equivocado, pero había una parte aun que la aterraba¿Qué sucedía si los problemas regresaban? ¿Podrían afrontarlos juntos?Asintiendo mientras liberaba el aire, convencida de que lo lograrían, fijó sus manos al equipaje, y siguiendo su camino ingresó a la estancia en donde la esperaba Damiano sumergido en la lectura.—Alex, porqué no me habías avisado que…Colocándose de pie apenas la vio ingresar, Damiano dejó el libro a un lado para ayudarla, y despojándola del equipaje, lo dejó en el suelo antes de acunar su rostro para besarla.—No quise ser una molestiaSonriendo de manera forzada, llena de temor al regresar, ella bajó su rostro un instante, y negando, él
Capítulo 60— Lo sientoNarradorConteniendo un poco de aire, al colocarse de pie frente al edificio Duval, Alexandra supo que la peor parte estaba por venir. El solo hecho de volver a ver a Lucían la aterraba, la hacía revivir aquel terrorífico momento, en donde él la agredió.Desviando la vista a su espalda, notó a Damiano recargado sobre el capot de su auto, quien le sonrió un poco para hacerle saber que estaría allí para ella, y liberando el aire, regresó su mirada al frente para seguir.Con pasos cortos, pero apresurados, Alexandra recorrió el lobby del conglomerado Duval, hasta llegar al elevador, e ingresando en este, movió su pie impaciente mientras iba ascendiendo al piso superior del edificio.Viendo cómo las puertas metalizadas se abrían al llegar a su destino, apretó el papel en sus manos, sabiendo que no sería sencillo salir de ahí caminando hasta la oficina de recursos humanos, y llegando al fin, abrió la puerta despacio—Buen día, ¿En qué le podemos ayudar? Con una ampl
Capítulo 61— Nuevos comienzosNarrador:Los días pasaron y Damiano deseaba recuperar el amor de Alexandra, pero sabiendo que todo esto llevaba algo de tiempo, mantenía la distancia entre ambos.—Buen día, señora Zorzi.Regresando al fin, Alexandra caminaba por el lobby de Edervor con destino al elevador, junto a su esposo, quien se mantuvo un poco alejado de ella, y saludando a todos como era costumbre, llegó al área de trabajo en donde la recibieron sus compañeros como era debido.—Alex, me alegra tanto que estés aquí.Acercándose a ella, Emilia, y Sonia, la abrazaron con fuerza al haberla extrañado en verdad, y separándose una vez, Aurelio llegó para recibirla, este agregó—Bienvenida de nuevo… Espero que esta vez no salgas corriendo antes de recibir tu nueva oficina.El entrecejo de la frente de Alexandra se frunció al no saber a lo que se refería, y apoyando la mano en su hombro, le explicó—Debido a tu excelente trabajo días antes de renunciar, he decidido darte una oficina. En e
Capítulo 62— Fantasma del pasadoNarradorManteniéndose un poco distraídas mientras conversaba con Emilia y Sonia. Alexandra por un instante se olvidaba del mundo exterior. Había creado una amistad formidable con estas dos mujeres, que siendo este su momento favorito del día, el tiempo pasaba volando.—¿Les parece si vamos de compras este fin de semana? Vi una tienda nueva en el Mall, y muero por ver qué compro.Proponiendo esto, Sonia la dicta a las compras. Alex y Emilia se dieron una mirada de complicidad antes de asentir, y escuchando cómo el teléfono empezaba a vibrar sobre la fría mesa, Alex desvió su vista a él para mirar de quién se trataba.#NÚMERO DESCONOCIDO A ALEXANDRAALEXANDRA NECESITÓ TU AYUDA.Sin saludar, al menos, esta persona del otro lado acudió a la parte bondadosa de Álex, quien frunció el entrecejo de su frente sin saber de quién se trataba e ignorando el mensaje, pretendió hacer como si jamás lo hubiese leído.—¿Les parece a las 9 del sábado? Estamos libres, el
Capítulo 63— El pasado toca la puertaNarrador—Necesito hablar contigo.Refiriéndose a Damiano quien frunció el entrecejo de su frente. Sandra dio un paso hacia él, tratando de tomar su mano y apartándole enseguida. Zorzi preguntó.—¿Qué sería?La mirada de Sandra se desvió a Alexandra, quien permanecía junto a su esposo sin decir nada más, y mirándola de arriba abajo con cierto desdén, ella solo le pidió—A solas… Necesito tu ayuda.Damiano sin mover sin siquiera un solo pie, solo negó y mirando a su esposa quién apretó sus labios, respondió.—Lo que tengas que hablar, hazlo frente a Alex… Nosotros no tenemos secretos.Sintiéndose orgullosa, el corazón de Alex se infló en esta ocasión de amor, y bajando su vista con una media sonrisa, no dijo absolutamente nada.—¿Hasta cuándo Alexandra? Alexandra aquí, Alexandra…Con cierta amargura, Sandra soltó todo esto, a lo que Damiano solo negó, viendo que ella de ninguna manera entendería que él no la quería. Por lo que un poco irritado exha
Capítulo 64— 24 horasNarradorDándole un último vistazo a la mesa servida, Damiano sonrió ampliamente al estar conforme con el resultado. Esa noche, tratando de sorprender a su esposa, Zorzi planeaba una cena romántica, solo para ellos dos, en donde por un instante se olvidarían del mundo exterior, y disfrutarían plenamente del otro. Viendo como una de las niñeras de Gio transitaban por la cocina en busca de un poco de agua, él la llamó unos segundos para darle un par de instrucciones, y ordenándole que se encargara del pequeño esa noche, sonrió al ver que todo estaba perfecto.Mirando de nuevo la mesa, ordenó el mantel que se encontraba un poco fruncido en una esquina, y asintiendo, una vez estuvo conforme, se dispuso a caminar a distancia, en donde la esperaría.Damiano con todo esto de la conversación que escuchó, se dispuso a hacer pagar a Alexandra, y arruinando la maravillosa luna de miel que había planeado para los dos, se propuso compensarla con un viaje solo para ellos dos,
Capítulo 65— Una pistaNarradorAl día siguiente, Damiano llegó a la oficina con la cabeza baja, las ojeras marcadas, y un peso invisible que lo hacía caminar más lento de lo habitual. A pesar de su esfuerzo por mantener la compostura, la desaparición de Alexandra lo tenía al borde de la desesperación. Apenas entró en su oficina, Sandra, su asistente, lo interceptó con un tono suave, pero lleno de curiosidad.—Buenos días, Damiano, te noto preocupado. ¿Está todo bien?Damiano la miró unos segundos, con el rostro tenso, antes de asentir, aunque sus ojos delataban que algo grave sucedía.—No, Sandra, no lo está —respondió, finalmente dejando escapar parte de su frustración —Alexandra… no aparece desde ayer, y no tengo idea de dónde está.Las palabras salieron con un peso enorme, casi como si estuviera compartiendo una confesión con un amigo cercano. Sandra, con una mezcla de nerviosismo y aparente preocupación, se inclinó hacia él y habló en un susurro que pretendía ser compasivo.—Buen
Capítulo 66— Aquí estaré siempreNarradorMinutos más tarde, el coche ne*gro se deslizó sin hacer ruido por las calles oscuras, acercándose al almacén abandonado. Damiano no pronunció una sola palabra durante el viaje, su respiración era errática, así como también los latidos de su corazón acelerados.Sabía que encontraría a Alexandra dentro. Lo sentía. Allí se reunieron con un comando de la policía, pues Zorzi le había pedido ayuda a su amigo, el Diputado Dorian Langdon, quien le solicitó al jefe de policía una intervención urgente. El almacén era oscuro y silencioso. Pese a la petición de la policía, Damiano se internó en el edificio. Con cada paso que daba, Zorzi podía escuchar el eco de sus botas resonando en las paredes de metal. De repente, un grito amortiguado llegó a sus oídos. Su corazón se detuvo por un segundo, pero no tuvo tiempo de dudar. Con un movimiento rápido y preciso, Damiano y los efectivos, irrumpieron en la sala donde estaba Alexandra. En donde la encontró atada