Capítulo 64— 24 horasNarradorDándole un último vistazo a la mesa servida, Damiano sonrió ampliamente al estar conforme con el resultado. Esa noche, tratando de sorprender a su esposa, Zorzi planeaba una cena romántica, solo para ellos dos, en donde por un instante se olvidarían del mundo exterior, y disfrutarían plenamente del otro. Viendo como una de las niñeras de Gio transitaban por la cocina en busca de un poco de agua, él la llamó unos segundos para darle un par de instrucciones, y ordenándole que se encargara del pequeño esa noche, sonrió al ver que todo estaba perfecto.Mirando de nuevo la mesa, ordenó el mantel que se encontraba un poco fruncido en una esquina, y asintiendo, una vez estuvo conforme, se dispuso a caminar a distancia, en donde la esperaría.Damiano con todo esto de la conversación que escuchó, se dispuso a hacer pagar a Alexandra, y arruinando la maravillosa luna de miel que había planeado para los dos, se propuso compensarla con un viaje solo para ellos dos,
Capítulo 65— Una pistaNarradorAl día siguiente, Damiano llegó a la oficina con la cabeza baja, las ojeras marcadas, y un peso invisible que lo hacía caminar más lento de lo habitual. A pesar de su esfuerzo por mantener la compostura, la desaparición de Alexandra lo tenía al borde de la desesperación. Apenas entró en su oficina, Sandra, su asistente, lo interceptó con un tono suave, pero lleno de curiosidad.—Buenos días, Damiano, te noto preocupado. ¿Está todo bien?Damiano la miró unos segundos, con el rostro tenso, antes de asentir, aunque sus ojos delataban que algo grave sucedía.—No, Sandra, no lo está —respondió, finalmente dejando escapar parte de su frustración —Alexandra… no aparece desde ayer, y no tengo idea de dónde está.Las palabras salieron con un peso enorme, casi como si estuviera compartiendo una confesión con un amigo cercano. Sandra, con una mezcla de nerviosismo y aparente preocupación, se inclinó hacia él y habló en un susurro que pretendía ser compasivo.—Buen
Capítulo 66— Aquí estaré siempreNarradorMinutos más tarde, el coche ne*gro se deslizó sin hacer ruido por las calles oscuras, acercándose al almacén abandonado. Damiano no pronunció una sola palabra durante el viaje, su respiración era errática, así como también los latidos de su corazón acelerados.Sabía que encontraría a Alexandra dentro. Lo sentía. Allí se reunieron con un comando de la policía, pues Zorzi le había pedido ayuda a su amigo, el Diputado Dorian Langdon, quien le solicitó al jefe de policía una intervención urgente. El almacén era oscuro y silencioso. Pese a la petición de la policía, Damiano se internó en el edificio. Con cada paso que daba, Zorzi podía escuchar el eco de sus botas resonando en las paredes de metal. De repente, un grito amortiguado llegó a sus oídos. Su corazón se detuvo por un segundo, pero no tuvo tiempo de dudar. Con un movimiento rápido y preciso, Damiano y los efectivos, irrumpieron en la sala donde estaba Alexandra. En donde la encontró atada
Capítulo 67— Lo que soy Narrador Al amanecer siguiendo las indicaciones de los oficiales, Damiano se acercó a Alexandra tras una llamada para despertarla; tenía que recibir una valoración médica, esto con el fin de saber su estado, y para demostrar el maltrato de Bruno, quien había muerto en el lugar de los hechos en mano de los policías. Tomando asiento a su lado, en el borde de la cama, Damiano permaneció en silencio unos minutos, contemplando su rostro mientras dormía, preguntándose ¿Cómo fue que todo pasó tan rápido? ¿Cómo fue que inició su matrimonio de apariencias, y terminó perdidamente enamorado de ella? Negando al ver lo absurdo que era la vida, como los hilos del destino los guiaba a los lugares indicados, elevó su mano despacio para acariciarla, y depositando un casto beso sobre su frente, murmuró al fin. — Es hora de despertar… Abriendo sus ojos un instante después, de manera abrupta, levemente agitada por lo ocurrido la noche anterior, él la abrazó una vez Alex t
Capítulo 68— La luna de miel merecida Narrador Días después del rescate, Damiano no podía sacarse de la cabeza lo mal que había manejado las cosas durante su primera luna de miel con Alexandra. Sabía que había sido cruel, cegado por la desconfianza y el rencor. No podía borrar el pasado, pero estaba decidido a hacer algo al respecto. Una mañana, mientras Alexandra descansaba después de tantos días tensos, él le acarició el cabello suavemente, y con una sonrisa tranquila, le dijo: —Prepárate. Nos vamos de viaje. Esta vez no habrá sorpresas desagradables. Te debo una verdadera luna de miel. Alexandra lo miró con una mezcla de sorpresa y emoción. Sabía que Damiano era un hombre complicado, pero en ese momento, algo en sus ojos le decía que estaba hablando en serio. Horas más tarde, el jet privado tras abordarlo aterrizaba en París. La ciudad que antes había sido testigo de su luna de miel fallida ahora sería el escenario de una nueva oportunidad, esta vez sin los fantasmas del pas
Capítulo 69— En deuda contigo Narrador De esa misma forma, los meses pasaron, Alexandra siendo una mujer amada, y respetada, una mujer que su esposo cuidaba en sobre manera debido a que su panza cada vez era más grande —Constance ¿podrías ayudarme? Gio quiere salir a jugar al jardín, y mis pies no dan para más. Viendo cómo la mujer llegó a su lado, Alex le pidió completamente agotada, y tomando entre sus brazos al pequeño que cada día que pasaba estaba más inquieto, el ama de llaves salió al jardín a jugar con él. El embarazo estaba bastante avanzado, por lo que sus pies solían hincharse en ocasiones, complicando el simple hecho de mantenerse de pie, sin mencionar el peso de su barriga, la cual estaba enorme. —¿Cómo se sienten las dos reinas de mi castillo? Refiriéndose a Alex, y a la pequeña que crecía en su interior, Damiano ingresó a la estancia después de un largo día de trabajo, en el que tuvo que lidiar con un par de clientes algo tediosos, pero logrando llegar a c
Capítulo 70— Chiara Zorzi Narrador Caminando de un lado al otro en la sala del hospital más reconocido de la ciudad, Damiano Zorzi sentía que el corazón le estallaría en el interior de su pecho. Los días habían pasado rápidamente, y ahora, finalmente, el nacimiento de la pequeña Chiara estaba por llegar. A pesar de ser un parto programado y meticulosamente planificado, la ansiedad y la preocupación lo invadían como una tormenta. Los pensamientos lo asaltaban sin cesar: ¿Estaría Alex bien? ¿Todo saldría como esperaban? Cada minuto se sentía como una eternidad mientras esperaba noticias desde el quirófano. —Damiano, deberías calmarte un poco —le dijo Leonardo, quien estaba sentado cerca, tratando de aportar algo de serenidad al momento. Había acompañado a su amigo durante todo el proceso y entendía cuán importante era este día para él. Damiano detuvo su frenética caminata por un momento, pero negó con la cabeza, dejando escapar un suspiro cargado de tensión. —¿Cómo me pides que me
Capítulo 71 —La sombra del sobreNarrador:El despertador vibró suavemente en la mesa de noche, pero Damiano ya estaba despierto. Había pasado la mayor parte de la noche luchando contra sus pensamientos, atrapado en una ansiedad que lo consumía. Alexandra dormía profundamente a su lado, y el suave murmullo de Chiara en su cuna era el único sonido en la habitación. Todo parecía tranquilo, pero Damiano sabía que la tormenta estaba justo al otro lado de la puerta. Se levantó con cuidado, asegurándose de no despertarlas, y salió de la habitación. Bajó al despacho con pasos lentos, como si quisiera retrasar lo inevitable. Allí, sobre el escritorio, el sobre que el médico le había entregado, hacía ya unas semanas, seguía intacto, esperándolo como un testigo silencioso. Se dejó caer en el sillón, con los codos apoyados en las rodillas y el rostro entre las manos. Sabía que debía abrirlo. Había evitado hacerlo por demasiado tiempo, inventando excusas para retrasar ese momento, pero ya no podí