Capítulo 68— ExtraNarradorDías después del rescate, Damiano no podía sacarse de la cabeza lo mal que había manejado las cosas durante su primera luna de miel con Alexandra. Sabía que había sido cruel, cegado por la desconfianza y el rencor. No podía borrar el pasado, pero estaba decidido a hacer algo al respecto. Una mañana, mientras Alexandra descansaba después de tantos días tensos, él le acarició el cabello suavemente, y con una sonrisa tranquila, le dijo:—Prepárate. Nos vamos de viaje. Esta vez no habrá sorpresas desagradables. Te debo una verdadera luna de miel.Alexandra lo miró con una mezcla de sorpresa y emoción. Sabía que Damiano era un hombre complicado, pero en ese momento, algo en sus ojos le decía que estaba hablando en serio. Horas más tarde, el jet privado tras abordarlo aterrizaba en París. La ciudad que antes había sido testigo de su luna de miel fallida ahora sería el escenario de una nueva oportunidad, esta vez sin los fantasmas del pasado.Damiano había planead
Capítulo 69— Extra I Narrador De esa misma forma, los meses pasaron, Alexandra siendo una mujer amada, y respetada, una mujer que su esposo cuidaba en sobre manera debido a que su panza cada vez era más grande —Constance ¿podrías ayudarme? Gio quiere salir a jugar al jardín, y mis pies no dan para más. Viendo cómo la mujer llegó a su lado, Alex le pidió completamente agotada, y tomando entre sus brazos al pequeño que cada día que pasaba estaba más inquieto, el ama de llaves salió al jardín a jugar con él. El embarazo estaba bastante avanzado, por lo que sus pies solían hincharse en ocasiones, complicando el simple hecho de mantenerse de pie, sin mencionar el peso de su barriga, la cual estaba enorme. —¿Cómo se sienten las dos reinas de mi castillo? Refiriéndose a Alex, y a la pequeña que crecía en su interior, Damiano ingresó a la estancia después de un largo día de trabajo, en el que tuvo que lidiar con un par de clientes algo tediosos, pero logrando llegar a casa se dispuso
Capítulo 70 — Extra IINarradorCaminando de un lado al otro en la sala del hospital más reconocido de la ciudad, Damiano Zorzi sentia que el corazón le estallaría en el interior de su pecho, los días habían pasado, y con estos el nacimiento de la pequeña Chiara había llegado.Por supuesto, esto en un parto programado, pero aun así, la preocupación no le permitía pensar con claridad—Damiano, deberías calmarte un poco.Acercándose a él, Leonardo trató de hacerlo entender que todo estaba meticulosamente planificado, y negando. Una vez que se detuvo, este solo dijo—¿Cómo me pides que me calme? si allí, Leo, en esa sala están las dos mujeres más importantes en mi vida. No entiendo como esperas eso de mi cuando mis manos tiemblan, y no hay nada más que quiera en estos momentos que estar con ellas.Comprendiendo a la perfección los sentimientos que lo azotaban, el médico asintió al ver que esto era completamente normal. Damiano tras su unión con Alex, se entregó por completo a su familia
Capítulo 1—El inicio de todoAlexandra ValenteAbriendo mi boca en busca de aire, sentí mis ojos cristalizarse ante la escena frente a mí. Todo era cierto, Bruno me era infiel, y permaneciendo estática, no podía creer.—Bruno—Musité en un hilo de voz.Sintiendo mis lágrimas rodar por mis mejillas, y retrocediendo un par de pasos, mi prometido salió de la nube de excitación en la que se hallaba al escucharme.—Alex... No es lo que creesBufando ante su descaro, lo vi salir del interior de su amante, con quien sostenía una faena de se*xo bastante entretenida, y chocando contra la puerta a mis espaldas, intenté huir, pero él me detuvo de mi mano, mientras intentaba sostener sus pantalones a medio caer.—Déjame explicarte... Ella, no es nada, Alex...Su frase quedó inconclusa, cuando llena de coraje, elevando mi mano la impacté en su mejilla, y sintiendo el ardor extenderse en ella, salí de ese lugar lo más rápido que pude.—Alex, ¿A dónde vas? Espera.Santiago, el barman del lugar, inten
Capítulo 2 —El encargo.Narrador:Damiano estaba parado en su despacho, observando la ciudad desde su ventana. La tarde caía lentamente, tiñendo el cielo de un anaranjado cálido. La puerta se abrió y su fiel guardaespaldas, Antonio, entró en la habitación con la misma discreción de siempre.—Disculpe que lo interrumpa, pero me dijeron que me estaba buscando.—En efecto, Antonio, necesito hablar contigo sobre un asunto delicado —dijo Damiano sin voltear a verlo.—Claro, señor. Estoy aquí para servirle —respondió a su jefe haciendo una pequeña reverencia con la cabeza.Damiano al fin volteó, respondió al gesto de su guardaespaldas y caminó hasta su escritorio, tomando asiento en la silla de cuero que había presidido tantas reuniones importantes. Miró a Antonio con una seriedad inusual, lo cual hizo que el guardaespaldas se pusiera en alerta.Él había sufrido un desengaño amoroso años atrás. Una mujer en la que había depositado toda su confianza y amor lo había traicionado de la peor man
Capítulo 3 —La concepción.Narrador:Pasaron dos meses desde que Damiano le hizo la petición a Antonio. Durante ese tiempo, Antonio exploró todas las opciones posibles, buscando una mujer que aceptara las condiciones que Damiano había establecido. Finalmente, una noche, se encontró en un antro en los bajos de la ciudad, siguiendo un rastro que lo llevó a Bruno. El antro estaba lleno de humo y luces tenues, con la música a un volumen ensordecedor. Antonio se abrió paso entre la multitud hasta encontrar a Bruno, un hombre con la reputación de conocer a personas que estaban dispuestas a hacer cualquier cosa por dinero.—¿Eres Bruno? — Preguntó acercándose al desconocido.—¿Quién lo pregunta? —Mirando a Antonio con desconfianza.—Me dijeron que podrías ayudarme con un asunto delicado. Estoy buscando a una mujer que acepte llevar a cabo una inseminación artificial, y que esté dispuesta a entregar al niño después del nacimiento.Bruno levantó una ceja, sorprendido por la propuesta, pero tam
Capítulo 4 —La culpaDamiano:Había evitado conocerla. No quería involucrarme emocionalmente, prefería mantener la distancia y centrarme en mi objetivo; tener un hijo sin complicaciones sentimentales. Pero esa noche, después de tomar unos cuantos tragos, la curiosidad me llevó a la habitación donde ella se encontraba. Tropecé ligeramente al empujar la puerta y, al entrar, un escalofrío recorrió mi espalda. La habitación estaba silenciosa, excepto por el constante pitido de los monitores. Alexandra yacía en la cama, rodeada de cables, intubada y conectada a diversos dispositivos médicos. La visión me impactó de una manera que no esperaba. En el sillón se encontraba la enfermera. Al entrar me miró sorprendida.—Señor Zorzi, buenas noches, qué sorpresa verlo por aquí —me saludó poniéndose inmediatamente de pie. Pero yo fui descortés y no respondí su saludo —¡Dios mío... es peor de lo que imaginaba! —exclamé de forma espontánea —Sí señor, la señora Zorzi, está muy delicada —respondió a
Capítulo 5 —Nueva vida.AlexandraIntentando abrir mis ojos, sentí mis párpados pesados, así como también mi cuerpo entumecido, y mi boca reseca; me sentía cansada, falta de energía como si no hubiese dormido en mucho tiempo, por lo que haciendo un gran esfuerzo logré ver un atisbo de luz que apenas logré abrirlos.Llevando la mano hasta mi cabeza, sentí el ardor de una aguja en el dorso de ella, y observando esta, noté que me hallaba conectada a un montón de máquinas, incluyendo una solución que me mantenía hidratada.—Ayuda…Dije con voz rasposa, una que salió tan bajo que nadie logró escuchar; moviendo mis manos con torpeza, quité las sábanas que cubrían mi cuerpo, y notando que llevaba una bata de hospital, intenté colocarme de pie, pero mis piernas me fallaron, y me desplomé al suelo cayendo a bruces.—¡Señora Zorzi!Corriendo, entrando a lo que parecía una sala de hospital improvisada, una mujer de mediana edad, cabello oscuro; intentó colocarme de pie, tirando de mi espalda, y