Capítulo 65— Una pistaNarradorAl día siguiente, Damiano llegó a la oficina con la cabeza baja, las ojeras marcadas, y un peso invisible que lo hacía caminar más lento de lo habitual. A pesar de su esfuerzo por mantener la compostura, la desaparición de Alexandra lo tenía al borde de la desesperación. Apenas entró en su oficina, Sandra, su asistente, lo interceptó con un tono suave, pero lleno de curiosidad.—Buenos días, Damiano, te noto preocupado. ¿Está todo bien?Damiano la miró unos segundos, con el rostro tenso, antes de asentir, aunque sus ojos delataban que algo grave sucedía.—No, Sandra, no lo está —respondió, finalmente dejando escapar parte de su frustración —Alexandra… no aparece desde ayer, y no tengo idea de dónde está.Las palabras salieron con un peso enorme, casi como si estuviera compartiendo una confesión con un amigo cercano. Sandra, con una mezcla de nerviosismo y aparente preocupación, se inclinó hacia él y habló en un susurro que pretendía ser compasivo.—Buen
Capítulo 66— Aquí estaré siempreNarradorMinutos más tarde, el coche ne*gro se deslizó sin hacer ruido por las calles oscuras, acercándose al almacén abandonado. Damiano no pronunció una sola palabra durante el viaje, su respiración era errática, así como también los latidos de su corazón acelerados.Sabía que encontraría a Alexandra dentro. Lo sentía. Allí se reunieron con un comando de la policía, pues Zorzi le había pedido ayuda a su amigo, el Diputado Dorian Langdon, quien le solicitó al jefe de policía una intervención urgente. El almacén era oscuro y silencioso. Pese a la petición de la policía, Damiano se internó en el edificio. Con cada paso que daba, Zorzi podía escuchar el eco de sus botas resonando en las paredes de metal. De repente, un grito amortiguado llegó a sus oídos. Su corazón se detuvo por un segundo, pero no tuvo tiempo de dudar. Con un movimiento rápido y preciso, Damiano y los efectivos, irrumpieron en la sala donde estaba Alexandra. En donde la encontró atada
Capítulo 67— FinalNarradorAl amanecer siguiendo las indicaciones de los oficiales, Damiano se acercó a Alexandra tras una llamada para despertarla; tenía que recibir una valoración médica, esto con el fin de saber su estado, y para demostrar el maltrato de Bruno, quien había muerto en el lugar de los hechos en mano de los policías.Tomando asiento a su lado, en el borde de la cama, Damiano permaneció en silencio unos minutos, contemplando su rostro mientras dormía, preguntándose ¿Cómo fue que todo pasó tan rápido? ¿Cómo fue que inició su matrimonio de apariencias, y terminó perdidamente enamorado de ella? Negando al ver lo absurdo que era la vida, como los hilos del destino los guiaba a los lugares indicados, elevó su mano despacio para acariciarla, y depositando un casto beso sobre su frente, murmuró al fin.— Es hora de despertar…Abriendo sus ojos un instante después, de manera abrupta, levemente agitada por lo ocurrido la noche anterior, él la abrazó una vez Alex tomó asiento en
Capítulo 68— ExtraNarradorDías después del rescate, Damiano no podía sacarse de la cabeza lo mal que había manejado las cosas durante su primera luna de miel con Alexandra. Sabía que había sido cruel, cegado por la desconfianza y el rencor. No podía borrar el pasado, pero estaba decidido a hacer algo al respecto. Una mañana, mientras Alexandra descansaba después de tantos días tensos, él le acarició el cabello suavemente, y con una sonrisa tranquila, le dijo:—Prepárate. Nos vamos de viaje. Esta vez no habrá sorpresas desagradables. Te debo una verdadera luna de miel.Alexandra lo miró con una mezcla de sorpresa y emoción. Sabía que Damiano era un hombre complicado, pero en ese momento, algo en sus ojos le decía que estaba hablando en serio. Horas más tarde, el jet privado tras abordarlo aterrizaba en París. La ciudad que antes había sido testigo de su luna de miel fallida ahora sería el escenario de una nueva oportunidad, esta vez sin los fantasmas del pasado.Damiano había planead
Capítulo 69— Extra I Narrador De esa misma forma, los meses pasaron, Alexandra siendo una mujer amada, y respetada, una mujer que su esposo cuidaba en sobre manera debido a que su panza cada vez era más grande —Constance ¿podrías ayudarme? Gio quiere salir a jugar al jardín, y mis pies no dan para más. Viendo cómo la mujer llegó a su lado, Alex le pidió completamente agotada, y tomando entre sus brazos al pequeño que cada día que pasaba estaba más inquieto, el ama de llaves salió al jardín a jugar con él. El embarazo estaba bastante avanzado, por lo que sus pies solían hincharse en ocasiones, complicando el simple hecho de mantenerse de pie, sin mencionar el peso de su barriga, la cual estaba enorme. —¿Cómo se sienten las dos reinas de mi castillo? Refiriéndose a Alex, y a la pequeña que crecía en su interior, Damiano ingresó a la estancia después de un largo día de trabajo, en el que tuvo que lidiar con un par de clientes algo tediosos, pero logrando llegar a casa se dispuso
Capítulo 70 — Extra IINarradorCaminando de un lado al otro en la sala del hospital más reconocido de la ciudad, Damiano Zorzi sentia que el corazón le estallaría en el interior de su pecho, los días habían pasado, y con estos el nacimiento de la pequeña Chiara había llegado.Por supuesto, esto en un parto programado, pero aun así, la preocupación no le permitía pensar con claridad—Damiano, deberías calmarte un poco.Acercándose a él, Leonardo trató de hacerlo entender que todo estaba meticulosamente planificado, y negando. Una vez que se detuvo, este solo dijo—¿Cómo me pides que me calme? si allí, Leo, en esa sala están las dos mujeres más importantes en mi vida. No entiendo como esperas eso de mi cuando mis manos tiemblan, y no hay nada más que quiera en estos momentos que estar con ellas.Comprendiendo a la perfección los sentimientos que lo azotaban, el médico asintió al ver que esto era completamente normal. Damiano tras su unión con Alex, se entregó por completo a su familia
Capítulo 1—El inicio de todoAlexandra ValenteAbriendo mi boca en busca de aire, sentí mis ojos cristalizarse ante la escena frente a mí. Todo era cierto, Bruno me era infiel, y permaneciendo estática, no podía creer.—Bruno—Musité en un hilo de voz.Sintiendo mis lágrimas rodar por mis mejillas, y retrocediendo un par de pasos, mi prometido salió de la nube de excitación en la que se hallaba al escucharme.—Alex... No es lo que creesBufando ante su descaro, lo vi salir del interior de su amante, con quien sostenía una faena de se*xo bastante entretenida, y chocando contra la puerta a mis espaldas, intenté huir, pero él me detuvo de mi mano, mientras intentaba sostener sus pantalones a medio caer.—Déjame explicarte... Ella, no es nada, Alex...Su frase quedó inconclusa, cuando llena de coraje, elevando mi mano la impacté en su mejilla, y sintiendo el ardor extenderse en ella, salí de ese lugar lo más rápido que pude.—Alex, ¿A dónde vas? Espera.Santiago, el barman del lugar, inten
Capítulo 2 —El encargo.Narrador:Damiano estaba parado en su despacho, observando la ciudad desde su ventana. La tarde caía lentamente, tiñendo el cielo de un anaranjado cálido. La puerta se abrió y su fiel guardaespaldas, Antonio, entró en la habitación con la misma discreción de siempre.—Disculpe que lo interrumpa, pero me dijeron que me estaba buscando.—En efecto, Antonio, necesito hablar contigo sobre un asunto delicado —dijo Damiano sin voltear a verlo.—Claro, señor. Estoy aquí para servirle —respondió a su jefe haciendo una pequeña reverencia con la cabeza.Damiano al fin volteó, respondió al gesto de su guardaespaldas y caminó hasta su escritorio, tomando asiento en la silla de cuero que había presidido tantas reuniones importantes. Miró a Antonio con una seriedad inusual, lo cual hizo que el guardaespaldas se pusiera en alerta.Él había sufrido un desengaño amoroso años atrás. Una mujer en la que había depositado toda su confianza y amor lo había traicionado de la peor man